A la compañera que, como Dussel, mantiene viva la esperanza
Enrique Dussel fue un filósofo y pensador argentino. En rigor, fue una de las figuras más influyentes del pensamiento latinoamericano y creador de la propuesta de la denominada “Filosofía de la Liberación”. Su obra se caracteriza por una crítica radical a la modernidad eurocéntrica y por la defensa de una perspectiva filosófica situada desde la periferia del mundo, especialmente desde la experiencia de los pueblos oprimidos del Sur Global.
Su pensamiento invitó a repensar la historia social de la humanidad desde una perspectiva no eurocéntrica, valorando los aportes de las civilizaciones del Sur. De hecho, nace como una respuesta a la necesidad de construir un pensamiento propio en Nuestra América, que no reproduzca las categorías y problemáticas de la filosofía europea o estadounidense, sino que parta de la realidad específica de los pueblos latinoamericanos.
Dussel partió de este mundo en 2023, pero su pensamiento permanece con vida como fuente de inspiración de los pensamientos emancipatorios.
Crítica a la Modernidad Eurocéntrica
Dussel sostiene que la modernidad no surge de un “ego cogito” (yo pienso) cartesiano, sino de un “ego conquiro” (yo conquisto), es decir de la experiencia de la conquista y colonización de América Latina. Para este autor, la modernidad occidental se construyó sobre la base de la dominación y exclusión del “Otro” (es decir, los pueblos no europeos).
Cuestiona la pretensión de universalidad del pensamiento occidental, argumentando que se ha impuesto como única forma válida de conocimiento, invisibilizando y subalternizando otras epistemologías y experiencias del mundo.
En este contexto, la Filosofía de la Liberación es el corazón de su propuesta. Surge a finales de los años 60 en un contexto de crisis filosófica, cultural, política y económica en América Latina. Su objetivo es descolonizar el pensamiento y construir una filosofía que parta de la realidad de los oprimidos y excluidos.
No busca simplemente una reformulación de la filosofía occidental, sino una “ruptura” a nivel lógico y de la práctica concreta, buscando “crear” conocimientos, evitando la imitación o dependencia.
Propone una metafísica de la alteridad, donde la realidad excede al ser tal como es concebido en la filosofía occidental. El “Otro” (el pobre, el excluido, el oprimido) es lo más exterior al sistema y, a su vez, irrumpe en él, provocando a la justicia. La presencia del oprimido es el fin de la “buena conciencia” del opresor.
Frente a la dialéctica hegeliana, que tiende a subsumir al “Otro” dentro de una totalidad ya existente, Dussel propone la analéctica. Es un método que permite el diálogo con la exterioridad, con aquello que no ha sido asimilado por la totalidad. Es un pensamiento que parte del “rostro” del “Otro”, reconociendo su dignidad y singularidad inasimilable. Implica escuchar la “interpelación originaria” del que sufre y la necesidad de responder a aquella demanda de justicia.
En ese contexto, propone también una Ética de la Liberación. Se centra en la reproducción y desarrollo de la vida humana, especialmente de las víctimas. Es una ética “desde las víctimas”, que busca la superación de la opresión y apunta hacia la construcción de un orden más justo. Propone un criterio de validez moral intersubjetivo (formal–consensual) que debe articularse con el criterio material de reproducir y desarrollar la vida.
Dussel propone la idea de la transmodernidad como un proyecto que va “más allá” de la modernidad occidental, pero sin negarla por completo. Busca una interpelación y un diálogo con las otras culturas y tradiciones de pensamiento, en la perspectiva de una civilización “pluriversal”, donde diversas formas de vida y conocimiento puedan coexistir y florecer.
INFLUENCIAS Y DIÁLOGOS
Dussel fue profundamente influenciado por la ética de la alteridad de Emmanuel Lévinas, un filósofo y escritor lituano de origen judío, que consagró su vida y su obra reconstruir el ético después de la Segunda Guerra Mundial, cuando estuvo confinado en un campo de concentración alemán y casi toda su familia fue asesinada. Lévinas influyó en Dussel especialmente en su concepción del “Otro” como punto de partida ético y de la “exterioridad” como categoría fundamental.
A partir de la década de los setenta, Dussel se apoyó en Karl Marx para desarrollar una crítica al capitalismo como causa de la explotación y el despojo, y para afianzar la económica y política en la Filosofía de la Liberación. Buscó una lectura crítica de Marx, superando los dogmatismos de interpretación de su pensamiento.
Por otro lado, al igual que el filósofo francés Ricœur y el pensador alemán Hans–Georg Gadamer, Dussel reconoció la necesidad de una hermenéutica desde un horizonte histórico y socialmente definido.
También desarrolló su pensamiento en diálogo y en ocasiones en tensión con otras ideas y movimientos de la época, como la Teología de la Liberación y la Teoría de la Dependencia.
El pensamiento de Dussel ha generado debates y críticas. Pero no hay duda que el legado de Dussel es innegable. Ha sido fundamental para el desarrollo del pensamiento crítico en América Latina, impulsando la reflexión sobre la colonialidad, la dependencia y la posibilidad de construir un mundo más justo desde las experiencias de los pueblos. Su obra sigue siendo una fuente de inspiración para entender el mundo actual, la geopolítica, la pobreza del Sur y para orientar la praxis social hacia la liberación.
La Filosofía de la Liberación ha sido fundamental para la descolonización del pensamiento en América Latina. Su crítica radical al eurocentrismo, su compromiso con las víctimas y su propuesta de una ética desde la alteridad, la convierten en una corriente filosófica de gran relevancia para comprender los desafíos del Sur Global.
La Filosofía de la Liberación sigue siendo una fuente vital para el pensamiento y la acción sobre la justicia social, los derechos humanos, la interculturalidad y la construcción de un mundo más justo y digno. Su influencia se extiende más allá de la filosofía, impactando en las ciencias sociales, la educación y los movimientos emancipatorios.
Porque, a diferencia de una filosofía puramente académica y abstracta, el pensamiento de Dussel siempre estuvo profundamente encarnado en la realidad social y en el compromiso con la lucha por la justicia. Su filosofía no es solamente para el análisis, sino para la acción, buscando orientar la praxis social hacia la liberación.
Dussel fue un pensador incansable que, desde una posición de marginalidad geopolítica y epistemológica, construyó un corpus filosófico robusto y original. Su obra permite entender mejor las complejidades del mundo contemporáneo y, sobre todo, ofrece herramientas conceptuales, epistemológicas y éticas para imaginar otro mundo posible.
Por Víctor Osorio. El autor es periodista y fue Ministro de Estado.
Santiago, 21 de mayo de 2025.
Crónica Digital.