Por Mauricio Hidalgo O. PhD.
¿Cómo construir un instrumento adecuado, confiable y, por sobre todo, equitativo como herramienta de selección universitaria en un país lleno de inequidades? O ¿cómo tapar el sol con un dedo? Y no morir en el entorno. Podemos cambiar una y otra vez el termómetro, pero eso no ayudara a bajar la temperatura del paciente…. PAA pasó a PSU, luego a PDT y ahora PAES… Y cada vez afirmando que esta vez si se disminuirá la brecha entre colegios particulares y los otros. La meritocracia siempre metiendo la cola..
Y claro, la meritocracia deriva su legitimidad del “sentido común”, de la creencia de que las recompensas se obtienen a través del trabajo duro, y que las personas que no trabajan lo suficientemente duro merecen recompensas menores. Sin embargo, a la luz de los nuevos conocimientos (incluida la herencia epigenética inter/transgeneracional), la meritocracia sería puramente un “mito”, algo ilusorio. Tiene el barniz de la equidad, mientras simultáneamente enmascara las ventajas y desventajas reales que han sido diferencialmente distribuidas en nuestra sociedad a lo largo de las generaciones.
Y al contrario de la meritocracia, el elitismo como concepto no siempre genera el mismo sentido común de legitimidad. Evoca una sensación de injusticia y hostilidad que una minoría debería reclamar privilegios y distinciones basados únicamente en quiénes son o de donde vienen. Sin embargo, las creencias elitistas persisten en muchas formas que no siempre equivalen a reclamos directos de trato especial. Por ejemplo, se da elitismo a través de mecanismos y tecnologías aparentemente justas, equitativas y consideradas legítimas socialmente, algunos ejemplos son las pruebas de coeficiente intelectual (IQ por su sigla en inglés) y las diferentes pruebas estandarizadas tales como lo fue la PAA, luego la PSU, posteriormente la PDT y ahora la PAES.
Agrego, la educación pública fue destruida ya hace mucho… Y todo inició con un golpe de estado (1973). Posteriormente, solo era cosa de ir moviendo peones. El Instituto Nacional y otros colegios emblemáticos no eran el rostro de la educación pública, sino el rostro de una clase media meritocrática que intentaba, con movimientos parkinsonianos, mantener privilegios que siempre han estado ligados a la clase alta. Yo fui uno de ellos… Y eso me seguirá toda la vida.
Y termino, el fin de la selección le jugó una mala pasada a los liceos emblemáticos. Pero eso era de esperar, sus excelentes resultados solo enmascaraban una triste realidad que ya vivían desde hace mucho todas aquellas niñas y todos aquellos niños que no eran “los escogidos”… El fin de la selección transparentó esa “educación pública de excelencia”. Y debo confesar, yo fui parte de “la crème de la crème”… de los superiores, de los “escogidos”. Pero ahora me pregunto, ¿cuántas niñas y cuántos niños se perdieron en esa meritocrática sociedad de la que solo algunos sacábamos provecho?
Santiago de Chile, 9 de enero 2025
Crónica Digital/PL