El Gobierno ha implementado uno de los programas más importantes de las últimas décadas: el Plan de Emergencia Habitacional (PEH) ha sido transversalmente apoyado. Es por eso que debemos aspirar a que este plan se transforme en una política de Estado permanente, que trascienda a la administración de turno y se consolide como una prioridad, porque nada es más angustiante que no tener un lugar digno donde vivir.
Participo del Comité Asesor del Plan de Emergencia Habitacional y he sido testigo de los enormes esfuerzos del ministerio de Vivienda y Urbanismo por avanzar. Sin embargo, son muchas las dificultades que aun existen: viviendas que están terminadas y que no se pueden entregar por falta de conexión a los servicios básicos, de lo que es responsable empresas privadas que muchas veces no cumplen con los tiempos que corresponden. También hay trabas burocráticas, largos tiempos de trámites, y poca claridad en la prelación de los comités de vivienda.
Por otra parte, es fundamental que se termine con las amenazas de desalojo, como las que sufren en el mega campamento de San Antonio, en el Cerro 18 de Lo Barnechea y en otras comunas del país. Nunca aceptaremos ningún argumento que justifique dejar a la gente en la calle. A su vez, hacemos un llamado al Gobierno a disponer los recursos necesarios para la reparación de las miles de viviendas dañadas por los socavones en el norte, especialmente en Alto Hospicio.
Por último, es urgente ampliar los programas de erradicación de asbesto en miles de viviendas, que expone a sus moradores al riesgo de cáncer y otras enfermedades. Hago un llamado al Gobierno a seguir incrementando los recursos para viviendas sociales y a poner máximos esfuerzos en superar las múltiples trabas burocráticas que todavía entorpecen el necesario, importante y valioso avance de este Plan de Emergencia Habitacional que seguiremos apoyando.
Santiago de Chile, 16 de noviembre 2024
Crónica Digital