Un total de 22 estudiantes continúan hospitalizados y seis de ellos se encuentran en estado crítico, ocho días después de una explosión en el Internado Nacional Barros Arana (INBA), de la capital chilena.
El pasado 23 de octubre, el estallido de una bomba molotov que al parecer iba a ser utilizada en una movilización estudiantil y el posterior incendio en los baños del recinto educativo, provocaron heridas y quemaduras a 35 alumnos.
De esa cifra, 13 ya fueron dados de alta y 22 permanecen en distintos centros asistenciales de esta capital, informó el último parte del Ministerio de Salud.
El hecho provocó una profunda conmoción aquí y el Gobierno presentó una querella contra quienes resulten responsables.
Mientras, el Ministerio de Educación anunció una serie de medidas en el INBA, entre ellas la ayuda psicosocial y emocional a la comunidad escolar, generar instrumentos para fortalecer la convivencia en el recinto y reforzar la seguridad.
En un comunicado publicado en su cuenta de X, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señaló que la violencia nunca debe ser utilizada como un método para expresar demandas o solucionar conflictos, porque solo daña a las personas.
“Los espacios educativos deben proteger la integridad y la dignidad de las y los estudiantes, de manera que estos puedan hacer ejercicio efectivo de su derecho a la enseñanza”, advirtió Unicef.
Peritajes químicos realizados en Internado Nacional Barros Arana arrojaron el acopio de una gran cantidad de gasolina en el interior del recinto.
Santiago de Chile, 1 de noviembre 2024
Crónica Digital/PL