Por Juan Andrés Lagos
Claro que es posible.
Pero, no haciendo más de lo mismo.
Primero, es necesario re-conocer que la derecha creció en las recientes elecciones. Y podría subir mucho más en las segundas vueltas de gobernaciones.
No asumir esto, con realismo, lo único que permite es facilitarle su avance en el futuro inmediato y en las elecciones que vienen.
Decir que “no creció tanto”, con respeto, es una torpeza política y electoral.
¿Vamos a esperar que crezca todavía más para decir que….¡Creció!?.
Datos relevantes: La UDI, que podía verse afectada por las corrupciones reales y descaradas en sus filas y en su sector, sin embargo subió en votos y en electividad.
RN, lo mismo. Y no poco.
Republicanos, también creció mucho. Y conformarse con que no le quitó tantos votos a la UDI, o creció “no tanto como se esperaba”, es una mirada muy reaccionaria.
Tampoco a la derecha le afectó, negativamente, su permanente bloqueo y boicot, en el Parlamento, a propuestas legislativas que el Gobierno ha impulsado en materias de seguridad; crimen organizado; narcotráfico; educación; salud; pensiones.
También es cierto que el autodenominado “centro” se sigue desplomando. Y, como ha ocurrido en otras circunstancias históricas de Chile, sus votos se siguen yendo a las diversas fuerzas de la derecha.
Ya a fines de los noventa, la DC comenzó a perder votación que en los años posteriores ha llegado a más de 1 millón y medio de votos perdidos. Le ocurre, también, al PPD, en menor grado. Y, esos votos, se van a la derecha. No a la izquierda o sus aliados de la ex concertación.
En estas elecciones, se produjo un hecho notable: Record histórico de personas que ejercieron democráticamente su derecho a votar. Con voto obligatorio.
Se revierte así una tendencia que, con voto voluntario, puso a Chile como el país en donde menos personas votaban, en el continente.
Suponemos…que quienes consideramos que el voto es una conquista democrática de los pueblos, no de las élites, este es un hecho altamente positivo: Que haya votado tanta gente.
Sacar lecturas mezquinas de este antecedente, sí es peligroso para la Democracia.
Hubo una votación significativa de sectores que emergen desde posiciones de izquierda. Eso es real. No se puede negar tampoco.
En ese contexto, las fuerzas que somos parte del actual gobierno, sufrimos un deterioro alto, notable. No es un desplome, ni un derrumbe, pero es un resultado negativo y significativo.
¿Cuál es la centralidad?.
Bueno, que este resultado de la derecha no se transforme en tendencia, y concluya con sus triunfos en las segundas vueltas de gobernaciones; parlamentarias y presidenciales que están en el horizonte.
Frenar esa tendencia significa detener esos avances, y retomar la iniciativa Social; Política y Electoral.
Variables que se debería considerar:
-Abrir e impulsar políticas públicas que vayan en directo a favorecer a las millones y millones de personas que la están pasando mal, no bien. Políticas públicas focalizadas en seguridad; batalla contra el crimen organizado y el narcotráfico (se necesitan muchos más recursos y gestión; plan nacional de rescate, apoyo y ayuda a las familias y adolescentes que son parte de estos fenómenos ); salud (listas de espera); educación (tremendo logro la deuda histórica; avanzar con el CAE con determinación absoluta, mejorar la infraestructura en colegios y escuelas); pensiones, y si no se logra avanzar, que quede claro que la responsabilidad es de la derecha. Mujeres; avanzar en el sistema nacional de cuidados; tercera de edad, políticas focalizadas. Mejorar la gestión gubernamental en todos los sentidos, más cuando somos un país con sistema presidencialista, y un proceso de descentralización que recién comienza. Mucho más reactivación de la pequeña y mediana empresa, con un nuevo sistema de créditos favorables.
-Trabajar desde ahora en los análisis georeferenciados respecto de las casi seis millones de personas que, por voto obligatorio, lo hicieron por primera vez en estas elecciones. La mayoría de esas personas votaron rechazo en el primer plebiscito; y en contra en el segundo plebiscito. Son determinantes e las elecciones futuras.
Los análisis electorales, con mirada de espejo retrovisor, no sirven. Porque la ciudadanía ha cambiado, y mucho. Porque los universos electorales, en Chile, son volátiles, y no se saca mucho tratando de imponer a esas subjetividades apreciaciones y modelos que están superados.
Re-conocer que, esta ciudadanía, no la pasa bien. Que tiene una inmensa distancia con los partidos políticos; con el Parlamento; que considera que en Chile hay una justicia para ricos, y otra para pobres, y que la corrupción es bien generalizada y transversal.
-Levantar, desde ya, un programa social y político de gobierno nacional. Un programa de reales cambios. Creíble. Una izquierda que en forma cualitativa muestre a las mayorías nacionales que es alternativa factible, sólo con el protagonismo popular. Todo con el Pueblo, nada sin él.
Sólo en este contexto, que es el real, el sentido profundo de la NECESARIA UNIDAD tiene sentido y significación. De igual manera, las alianzas amplias y necesarias para parar a la derecha, y continuar con los cambios que las mayorías reclaman, desde hace mucho tiempo.
No es una frase menor, constatar que, efectivamente, las demandas de la Revuelta Popular, del estallido, siguen plenamente vigentes. Y se equivocan quienes, desde una mirada elitista y con cierto resentimiento, siguen descalificando todo aquello como “el octubrismo”.
El autor es periodista, académico, encargado de relaciones políticas del Partido Comunista de Chile.
Santiago de Chile, 31 de octubre 2024
Crónica Digital