Por Juan Andrés Lagos.
Al referirse a la multitudinaria revuelta popular chilena, con millones y millones depersonasencallesy plazasdetodoelpaís,unPremioNobeldeEconomía afirmó que el gran problema que tiene Chile es la dura y poderosa oligarquía que, para defender sus intereses y negocios, niega la existencia de los descontentos y las demandas que expresa la población.
También, porque en su esquizofrenia, la élite sigue aferrada a la falsa idea que Chile, desde los 90 en adelante, ha vivido “los mejores años de su historia”. Un laboratorio “exitoso” del neoliberalismo y el capitalismo salvaje.
Más recientemente, el delegado de Naciones Unidas para los derechos humanos en nuestra región, afirmó que “mienten” de forma abierta quienes afirman que todo lo que ocurrió en el estallido fueron “hechos delictuales”.
En el marco de la campaña, odiosa y plagada de falsedades, hay quienes han llegado a señalar que el último estudio del PNUD es “octubrista”.
En fin. Un país en donde los medios hegemónicos; la élite; con una fatigada “democracia representativa”, intentan seguir ocultando realidades más que evidentes.
Hechos:
-Fueron millones en las calles y plazas. Por semanas. Ningún partido político, ninguno, dirigió ese multifascético proceso, ni tuvo incidencia orgánica en él.
(Sí hubo militancias y partidos que se sumaron a las manifestaciones).
-La ciudadanía levantó carteles; videos; inundó las redes sociales; pintó murallas. Artistas; colectivos; orquestas de música clásica; muralistas; LAS TESIS; medioambientalistas; comunidades de Pueblos Originarios; estudiantes secundarios; movimientos feministas; la Central Unitaria de Trabajadores; la Mesa de Unidad Social; movimientos regionalistas; de territorios diversos; alcaldesas y alcaldes; millones de anónimos, protagonizaron manifestaciones cuyo rasgo era LA HORIZONTALIDAD.
Las agrupaciones defensoras de los derechos humanos, en particular de desaparecidos y ejecutadas y ejecutados, se plegaron y fueron recibidas con cariño.
Grupos y artistas como Intillimani; Los Bunker; Illapu; Bombo Fica; Mon Laferte, hicieron diversas e intensas expresiones de apoyo. En el Festival de Viña, de ese año, humoristas y artistas, con la aclamación de las y los asistentes, destacaban a la Primera Línea y las manifestaciones.
En las redes sociales irrumpieron centenares de nuevos rostros; nuevos mensajes; personasque“cubrían”lasmanifestacionesylascomunicabanpor sus espacios, haciéndose viral.
Al calor de las manifestaciones en plazas y calles, La CUT y la MESA DE UNIDAD SOCIAL convocaron a un PARO NACIONAL PRODUCTIVO, que fue realmente lo más grande que se ha producido en Chile, en décadas y décadas.
Incluso en los estadios de fútbol e hipódromos (Sporting Club; Hipódromo Chile) se produjeron masivas expresiones de descontento y repudio al gobierno de Piñera.
Particularmente, en la Plaza Dignidad, la gente no aceptaba, en general, la presencia de dirigencia partidiaria y parlamentarias y parlamentarios. Pero sí figuras como Daniel Jadue; Ana María Gazmuri; Carmen Hertz; Lorena Pizarro y Alicia Lira, entre otros y otras.
El Año Nuevo en Plaza Dignidad y otras plazas, fue una fiesta colectiva y popular multitudinaria. Pacífica. Llena de luces; mesas compartidas; sin violencia. Aún así, la policía uniformada reprimió.
Fueron varios los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas que le señalaron a Piñera el peligro de sacar a militares a la calle con armas de fuego. Y las consecuencias fueron terribles.
Todos los organismos defensores de derechos humanos que visitaron Chile, alertaron que se se producían gravísimas situaciones: Torturas; muertes; pérdida de ojos; abusos; atropellos; que se disparaba a los rostros. 2.438 personas quedaron lesionadas graves; 1.002 heridas por proyectiles.
El “enemigo poderoso” que declaró Piñera, intentó justificar esta represión.
La ciudadanía exigía, y hacía referencias muy concretas: Salud; educación; vivienda; fin a los abusos; pensiones…un buen vivir.
Hubo hechos de violencia, efectivamente los hubo. La quema de las estaciones
de Metro, motivaron el inicio de una investigación procesal (Ministerio Público) que aún no da resultados certeros de qué ocurrió y quiénes lo hicieron. Una investigación periodística de la colega Barraza, INTRAMARCHAS, abre hipótesis y entrega antedentes. Ella ha sido amenazada, y su padre, severamente golpeado por dos desconocidos que lo dejaron grave. Y hasta ahora, se desconoce sus identidades.
Sin embargo, de manera antidemocrática, odiosa y resentida, la oligarquía y la élite sigue asociando el multitudinario estallido y revuelta popular,a sólo y exclusivamente “hechos delictuales”.
¿Esto es nuevo en Chile?. ¡Para nada!.
De hecho, la constitución política de 1925 surgió en el contexto de revueltas populares producto de severas carencias y una crisis del capitalismo que golpeó mucho en Chile. Incluso hubo un gobierno que se llamó REPUBLICA SOCIALISTA., y que tenía un plan de cambios y reformas sociales. Duró poco más de diez días.
También hubo represión cruel y sanguinaria contra el Pueblo.
Otrosgobernantesprotagonizaronmatanzas, yeldictadorIbañeztambién reprimió los descontentos. Incluso en una ocasión abrió las cárceles para que los delincuentes saquearan y provocaran disturbuios, y después justificar la represión y culpar a las y los manifestantes.
La historia es presente referencial, no “hechos del pasado”, como tanto le gusta decir a la actual élite criolla.
Y las demandas y descontentos, democráticamente legítimos, están ahí, son reales, y no se han resuelto para lograr una justa pervivencia. Sumamos la crisis brutal que se vive respecto del crimen organizado y el narcotráfico; la situación de la administración de justicia; los saqueos y hechos de corrupción; y debemos reconocer que Chile está en una profunda crisis: Latente.
No lo vieron venir. Y lo niegan.
El autor es ,Académico; periodista; analista; encargado de relaciones políticas del Partido Comunista de Chile.
Santiago de Chile, 17 de octubre 2024
Crónica Digital/PL