Crítica de Teatro
Por Miguel Alvarado Natali
“El guionista del Presidente” escrita por Fernando Schmidt y Christian Ibarzabal, es una comedia que nos sumerge en las triquiñuelas de la política y el poder absurdo, donde la ficción no es tan alejada de la realidad. Se está presentando en el Teatro Mori Vitacura hasta el 31 de agosto.
El presidente de la República está agobiado. Su popularidad está en picada y tiene veinticuatro horas para encontrar la mejor manera de comunicar al país un ajuste económico, que dejará al pueblo insatisfecho y a la oposición furiosa. Es aquí que llama a uno de los mejores guionistas de series de ficción para que le escriba una idea, una especie de tongo o montaje, que desviaría la a tención de la ciudadanía. Las propuestas del guionista van desde crear un atentado al estilo Donald Trump o algo más farandulero como que el mandatario salga del “closet”.
Con una escenografía realista, bien pensada. Todo está ubicado en un lugar que el público perciba la idea que se quiere dar. La oficina presidencial con un noble inmobiliario, la bandera de un país ficticio y fotografías con los líderes mundiales nos dan la atmósfera ideal de un despacho presidencial donde el toque de humor está en la fotografía de Harrison Ford en la película “Avión presidencial” 1997.
Álvaro Rudolphy, es el Presidente de este país imaginario, convence y logra dar con un personaje que vierte toda su simpatía en un cargo que es serio, pero tiene esa “chispeza del chileno” y la mentirita piadosa. En tanto el actor Chistián Zuñiga es Serafine, el Edecán militar del Mandatario. Está perfecto, una actuación notable, en que todas sus intervenciones son graciosas. Paredes, el guionista, lo interpreta Carlos Díaz, quien tiene esa versatilidad donde una mirada lo convierte en bueno o malo. Aquí es el bueno, creando para los malos.
Santiago de Chile, 22 de Julio 2024
Crónica Digital