Crítica de Teatro
Por Miguel Alvarado Natali
“La K1000A” Es una comedia histórica que bordea la ficción y la ironía. Ambientada en la Independencia de Chile. Escrita y dirigida por Antenor Allendes (Cake or Fake) 2023. Este autor nos sorprende con un episodio poco conocido de Fray Camilo Henríquez, cuando en Argentina escribe “Camila o la patriota de Sud América” un drama, que se fue gestando en un estado de exaltación mental, donde el prócer del periodismo nacional deja en evidencia su condición sexual y una agotada lucha por la independencia. Se está presentando en la Sala Club de Teatro (Chucre Manzur) bajo La Desideria Teatro, hasta el 30 de Junio.
El creador del primer diario de Chile Fray Camilo Henríquez, llega autoexiliado a Buenos Aires a la casa de su amigo Diego Barros, el cual le da trabajo en “La Gazeta ”, periódico de su propiedad. Ahí se le aparece el fantasma de su hermano José Manuel, muerto en la Batalla de Rancagua y la mismísima “Muerte” para impedir que Camilo se suicidara, ya que estaba pasando por un estado delirante tras enemistarse con Carrera y la Junta de Gobierno de Chile. Entonces estos personajes lo llevan a escribir una obra de teatro que cambiaría la historia de Chile y a realizar su propio casting, para elegir el papel principal que es “Camila”.
Cargada al rojo, la escenografía funcional nos va develando ese tiempo independentista. Un sofá antiguo, un escritorio y dos cortinas a los costados para dar la entrada y salida a los cambios de escena, son los elementos que están bien logrados. Mientras que el vestuario nos enfrenta a una mezcla colonial y moderna, que más que ser precisa sugiere una moda determinada. Una pantalla al fondo del escenario ayuda a los asistentes a sumergirse en la historia, con fotos, frases y hasta la nueva letra de “El viejo comunista” de Manuel García.
El desplazamiento del elenco en el espacio escénico es correcto. La actriz Rebeca Henríquez en el papel de “Buena Muerte” se va robando todas las miradas del público, desarrolla un personaje lúdico y expresivo, de una muerte que no es angustiosa, sino todo lo contrario. A la par con ella en apariciones tenemos al actor Juan Aylwin, quien encarna al fantasma de Manuel Henríquez, el cual viene a recordarle al Fray, ¿cuál es la mejor opción de lucha “Las armas no servían, que la prensa y la Iglesia estaban corruptas, el arte era la última opción”. Aylwin finalmente logra salir airoso de un personaje que le faltó más consistencia. En el rol principal Nicolás Santelices construye un Camilo Henríquez muy original. Su actuación es potente y sólida – las dudas, los miedos, la valentía y trastornos de identidad, quedan sembrados en cada acto. Valentina Godoy es Rebeca, la pariente del dueño de casa y es con quien Camilo Henríquez emprende su proceso de creación teatral. Sostiene una actuación relevante, proyecta seguridad y afiatamiento sobre la escena. La actriz Paula Cruz, con buena voz y presencia escénica se luce como figura secundaria. Su personaje de Érica, la indígena pordiosera, la que quiere deslumbrar al continente en la obra de Camilo Henríquez, va de menos a más.
“La K1000A”, es un montaje que nos pasea por un capítulo de nuestra Independencia. Es bizarra y vigente. Nos invita a la reflexión de lo que hicimos en el pasado. Esa Independencia de Carrera, Rodríguez y O”higgins. Cómo nos llega a nuestros días?. ¿Fue una farsa, como tal vez fue el pacto político del Estallido Social? y que por lo demás, no ha resuelto nada y paradojalmente nos quedamos con la Constitución de Pinochet.
Es una performance colérica y estridente. De buen ritmo. Pareciera que los diálogos superan la propia trama. Visualmente llega al público y consigue una atmósfera ideal. Logra que entremos en la psiquis del protagonista y ya eso es notable.