La opinión pública de Bolivia permanece hoy atenta a la severa investigación en marcha dentro de la normativa penal y militar contra quienes fracasaron la víspera en un intento de golpe castrense.
“Tenemos el control total y absoluto de nuestras Fuerzas Armadas, a través del mando militar. Ya todo está bajo control. Y los procesos de investigación en el campo ordinario y militar van a correr”, aseguró el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, en conferencia de prensa rodeado de altos cargos de las Fuerzas Armadas.
Agregó en la Casa Grande del Pueblo (sede gubernamental) que se ordenó “una profunda y severa investigación para quienes son los autores de este lamentable y vergonzoso hecho que deben recibir toda la sanción que la población espera”.
Dos de los cabecillas de la asonada, el excomandante del Ejército y exgeneral Juan José Zúñiga y el excomandante de la Armada Boliviana exvicealmirante Juan Arnez, fueron aprehendidos y presentados en la televisión por el intento golpista en contra del presidente Luis Arce.
El frustrado golpe llegó hasta el epicentro político del país, la plaza Murillo, con cientos de efectivos armados reforzados con tanquetas, y se prolongó por más de cinco horas con la resistencia de la población en defensa de la democracia.
Como saldo, entre quienes se opusieron a los golpistas se registraron 12 heridos por balines, algunos de los cuales requirieron intervención quirúrgica, según se informó.
De acuerdo con Novillo, esta asonada fue planificada, y además de Zúñiga en ella intervinieron Arnez y el excomandante de la Fuerza Aérea Boliviana Marcelo Zegarra.
Informó Novillo que la razón que motivó el movimiento de las tropas fue la destitución de Zúñiga por una entrevista trasmitida en la red televisiva PAT en la que vertió criterios deliberativos desde el punto político, e incluso amenazó con arrestar al expresidente Evo Morales.
Por esas declaraciones Arce determinó sustituirlo al igual que a otros mandos, lo cual le fue transmitido el martes en una reunión por Novillo y la ministra de la Presidencia, María Nela Prada.
En esa conversación, el militar reconoció que cometió excesos y se puso a disposición de Arce, capitán general de las Fuerzas Armadas.
Sin embargo, este miércoles fuentes confiables alertaron de movimientos en zonas del departamento paceño de instructores y especialistas militares armados y reforzados con tanquetas, y ante reiteradas llamadas el oficial golpista no respondió.
A la par, se conoció que existía una orden de acuartelamiento en la séptima, octava y novena división del Ejército, por lo cual se informó al presidente, y de inmediato convocó al Alto Mando Militar a una reunión, sin que ninguno de los tres respondiera. Junto con ese movimiento, también se conoció el despliegue de las tropas que avanzaban hacia el centro de La Paz.
En esas circunstancias, se determinó apresurar el cambio de los mandos castrenses.
Ya en ese momento, los efectivos comandados por Zúñiga habían tomado la plaza Murillo y derribado la puerta principal del Palacio Quemado con el fin de llegar hasta la Casa Grande del Pueblo. En ese lugar, Arce salió al paso al general golpista y le ordenó desmovilizar a los uniformados, a lo cual el oficial insubordinado se negó.
Ante la negativa, el presidente determinó el cambio del Alto Mando y posesionó en la sede gubernamental a José Sánchez como comandante del Ejército, Gerardo Zabala al frente de la Fuerza Aérea y a Renán Guardia como jefe de la Armada.
Una vez posesionado, Sánchez ordenó a los uniformados regresar a sus cuarteles, encomienda que fue cumplida.
Al criticar como vergonzosos estos actos de sedición, Novillo ratificó la decisión de proceder a una “severa investigación en el ámbito de la normativa militar para esclarecer, sobre todo, quienes participaron en ese golpe fallido».
Aseveró que, ante la nueva aventura golpista y anticonstitucional, todos los responsables tendrán que asumir las consecuencias.
La Paz, 27 de junio 2024
Crónica Digital/PL