Por Marcel Garcés Muñoz
Por estos días se hace evidente, y con una intensidad abrumadora, que en el escenario político internacional, con una tendencia bélica que aparece irrefrenable- y según se evidencia, suicida, se perfila una guerra global, como una amenaza brutal para la paz, la seguridad global y la propia subsistencia de la humanidad tal como hoy la conocemos.
Los últimos acontecimientos : el genocidio desatado en Gaza por las fuerzas invasoras israelíes y en otros territorios palestinos y del mundo árabe. Cifras actualizadas hasta el día 22 de abril indican que en la ocupación y genocidio en Gaza han sido asesinados 34.151 palestinos, de los cuales 14.685 eran niños y 9.670 mujeres. Otros 77.084 civiles han sido heridos y se estima que los restos de 7.000 personas están bajo los escombros de edificios destruidos por los bombardeos israelíes.
la destrucción de hospitales, campos de refugiados y poblados, definidos como objetivos de guerra, constatan le inhumanidad, la voluntad homicida e los actuales gobernantes de Israel.
El balance es estremecedor, pero no merecen un análisis y la condena contundente – y eficiente- de Naciones Unidas y los principales gobiernos de Occidente, mientras una maquinaria política y propagandística- tiende una cortina cómplice de desinformación, y los “altos funcionarios” de la burocracia internacional, se muestran dóciles y subordinados al discurso oficial de la Casa Blanca, el Pentágono, la Alianza Atlántica y los gobiernos subordinados.
Tras los atentados asesinos de las fuerzas israelitas, ocupantes de los territorios históricos de la patria palestina ocupantes de Israel, no solo se encubren actos miserables, sangrientos, de un deliberado exterminio de un pueblo, una cultura, una historia, una religión, sino un objetivo estratégico global.
La activa participación militar y de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, en los escenarios de batalla, inteligencia, información y despliegue de técnica, unidades operativas encubiertas en el escenario bélico en los Teatros del Medio Oriente y Europeo (lease, Israel-Palestina-Irán- Líbano, Siria) no es algo que se oculte o e intente justificar con los consabidos argumentos de “la defensa de la cultura y la democracia occidental”(lo de “cristiana” ya está en desuso de la retórica).
Indudablemente, la OTAN (y sus órganos políticos y empresariales colectivos, como la Unión Europea, el G7 y otras plataformas o pantallas para mostrar representatividad y una cierta cohesión en el discurso sobre lo que fuera definido en los tiempos de la instalación de Washington como el que llevaba la batuta del colonialismo, como “patriotismo” o “solidaridad” europea, juegan un activo papel de cómplices de esta estrategia belicista en desarrollo.
Pero no debemos creer que han pasado de moda en la agenda de la metrópoli los Golpes de Estado, ls Guerra Interna, la Ocupación, la insurgencia terrorista, las bombas, los sabotajes, los atentados y asesinatos de militares, científicos, políticos en el Medio Oriente, Africa, América Latina, Europa, Asia, el asalto a embajadas, consulados o representaciones diplomática de países y sedes de gobiernos, iglesias, intelectuales, líderes sociales, organizaciones democráticas y pacifistas, caricaturizados como “hostiles”, progresistas, insurgentes o “terroristas” o francamente como “enemigos” del Nuevo Orden imperial.
La metodología y la práctica de esta nueva ofensiva imperial es el exterminio de la población civil, el bombardeo y destrucción de ciudades enteras, el genocidio que se banaliza en los noticiarios de las grandes cadenas internacionales de manipulación informativa, en realidad meramente propagandística y a veces solo anecdótica o sensacionalista, subordinada o a una agenda permanente de la guerra sicológica que están en marcha, destinada a mantener aturdido al pensamiento crítico y alerta que debería mantener la opinión pública mundial y su accionar en defensa de la paz, los derechos humanos, de la vida y el futuro de la humanidad.
Se trata de una operación de guerra sicológica global, de ablandamiento de la opinión pública en busca de justificar nuevas y más graves acciones militares. “sanciones“, operaciones de castigo de un poder imperial en busca de un dominio total, de una eliminación de los derechos políticos, humanos, económicos y sociales de la humanidad y de un poder totalitario ejercido a través de una red de alianzas de oligarquías políticas, empresariales y castrenses que se expande por todo el globo, con una telaraña de tratados militares, acuerdos secretos y públicos, conspiraciones, crímenes terroristas.
Lo cierto es que vivimos una ofensiva estratégica de las fuerzas de ultraderecha y neofascistas a nivel global, en unidad de propósitos con las oligarquías económicas y castrenses, de “ablandamiento” sicológico previo a la ofensiva bélica con el propósito de instalación de un Nuevo Orden Imperial.
Se trata de tomar conciencia de la gravedad y la amenaza de la situación a nivel global y resistirse a ser meros observadores inermes, a esos propósitos.
Los acontecimientos de la Franja de Gaza, el genocidio de la población palestina, la política de extermino dl actual gobierno de Israel, el enrarecido escenario político y belicista en Europa, América Latina,(lo de Argentina y Milei, no es una casualidad), Asia –incluyendo las amenazas de Estados Unidos contra China y la ofensiva contra Rusia- no dejan lugar a dudas de la dirección estratégica de la agresión puesta en marcha la democracia, la soberanía, los derechos humanos, sociales y políticos de nuestros pueblos y su porvenir.
Esto no es, no puede ser una preocupación ajena a la agenda política presente, a los vaivenes y urgencias de nuestro escenario político social o electoral cotidiano, a nuestras responsabilidades ciudadanas urgentes.
Tenemos una responsabilidad personal y colectiva como ciudadanos, como humanos, con el futuro del mundo, porque la amenaza del exterminio, de una hecatombe nuclear simplemente no es aceptable para la humanidad. No es concebible, no nos podemos permitir hacernos cómplices, por irresponsabilidad, por indolencia, por mirar al costado. de aceptar un destino suicida para nuestro mundo.
Hoy lo más democrático, progresista, revolucionario, humanista, cristiano, político, patriótico, de es defender la vida, la democracia, los Derechos Humanos, el Medio Ambiente ( nuestro hogar indispensable), a la Humanidad.
Si no lo hacemos, no tendremos escenario para nuestro futuro, nuestros sueños, nuestras esperanzas, nuestras utopías.
Invasoras israelíes y en otros territorios palestinos y del mundo árabe, (32 mil masacrados por los ocupantes, mayoritariamente mujeres, jóvenes, y niños), la destrucción de hospitales, campos de refugiados y poblados, definidos como objetivos de guerra, constatan le inhumanidad, la voluntad homicida e los actuales gobernantes de Israel.
El balance es estremecedor, pero no merecen un análisis y la condena contundente – y eficiente- de Naciones Unidas y los principales gobiernos de Occidente, mientras una maquinaria política y propagandística- tiende una cortina cómplice de desinformación, y los “altos funcionarios” de la burocracia internacional, se muestran dóciles y subordinados al discurso oficial de la Casa Blanca, el Pentágono, la Alianza Atlántica y los gobiernos subordinados.
Tras los atentados asesinos de las fuerzas israelitas, ocupantes de los territorios históricos de la patria palestina ocupantes de Israel, no solo se encubren actos miserables, sangrientos, de un deliberado exterminio de un pueblo, una cultura, una historia, una religión, sino un objetivo estratégico global.
La activa participación militar y de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, en los escenarios de batalla, inteligencia, información y despliegue de técnica, unidades operativas encubiertas en el escenario bélico en los Teatros del Medio Oriente y Europeo (lease, Israel-Palestina-Irán- Líbano, Siria) no es algo que se oculte o e intente justificar con los consabidos argumentos de “la defensa de la cultura y la democracia occidental”(lo de “cristiana” ya está en desuso de la retórica).
Indudablemente, la OTAN (y sus órganos políticos y empresariales colectivos, como la Unión Europea, el G7 y otras plataformas o pantallas para mostrar representatividad y una cierta cohesión en el discurso sobre lo que fuera definido en los tiempos de la instalación de Washington como el que llevaba la batuta del colonialismo, como “patriotismo” o “solidaridad” europea, juegan un activo papel de cómplices de esta estrategia belicista en desarrollo.
Pero no debemos creer que han pasado de moda en la agenda de la metrópoli los Golpes de Estado, ls Guerra Interna, la Ocupación, la insurgencia terrorista, las bombas, los sabotajes, los atentados y asesinatos de militares, científicos, políticos en el Medio Oriente, Africa, América Latina, Europa, Asia, el asalto a embajadas, consulados o representaciones diplomática de países y sedes de gobiernos, iglesias, intelectuales, líderes sociales, organizaciones democráticas y pacifistas, caricaturizados como “hostiles”, progresistas, insurgentes o “terroristas” o francamente como “enemigos” del Nuevo Orden imperial.
La metodología y la práctica de esta nueva ofensiva imperial es el exterminio de la población civil, el bombardeo y destrucción de ciudades enteras, el genocidio que se banaliza en los noticiarios de las grandes cadenas internacionales de manipulación informativa, en realidad meramente propagandística y a veces solo anecdótica o sensacionalista, subordinada o a una agenda permanente de la guerra sicológica que están en marcha, destinada a mantener aturdido al pensamiento crítico y alerta que debería mantener la opinión pública mundial y su accionar en defensa de la paz, los derechos humanos, de la vida y el futuro de la humanidad.
Se trata de una operación de guerra sicológica global, de ablandamiento de la opinión pública en busca de justificar nuevas y más graves acciones militares. “sanciones“, operaciones de castigo de un poder imperial en busca de un dominio total, de una eliminación de los derechos políticos, humanos, económicos y sociales de la humanidad y de un poder totalitario ejercido a través de una red de alianzas de oligarquías políticas, empresariales y castrenses que se expande por todo el globo, con una telaraña de tratados militares, acuerdos secretos y públicos, conspiraciones, crímenes terroristas.
Lo cierto es que vivimos una ofensiva estratégica de las fuerzas de ultraderecha y neofascistas a nivel global, en unidad de propósitos con las oligarquías económicas y castrenses, de “ablandamiento” sicológico previo a la ofensiva bélica con el propósito de instalación de un Nuevo Orden Imperial.
Se trata de tomar conciencia de la gravedad y la amenaza de la situación a nivel global y resistirse a ser meros observadores inermes, a esos propósitos.
Los acontecimientos de la Franja de Gaza, el genocidio de la población palestina, la política de extermino dl actual gobierno de Israel, el enrarecido escenario político y belicista en Europa, América Latina,(lo de Argentina y Milei, no es una casualidad), Asia –incluyendo las amenazas de Estados Unidos contra China y la ofensiva contra Rusia- no dejan lugar a dudas de la dirección estratégica de la agresión puesta en marcha la democracia, la soberanía, los derechos humanos, sociales y políticos de nuestros pueblos y su porvenir.
Esto no es, no puede ser una preocupación ajena a la agenda política presente, a los vaivenes y urgencias de nuestro escenario político social o electoral cotidiano, a nuestras responsabilidades ciudadanas urgentes.
Tenemos una responsabilidad personal y colectiva como ciudadanos, como humanos, con el futuro del mundo, porque la amenaza del exterminio, de una hecatombe nuclear simplemente no es aceptable para la humanidad. No es concebible, no nos podemos permitir hacernos cómplices, por irresponsabilidad, por indolencia, por mirar al costado. de aceptar un destino suicida para nuestro mundo.
Hoy lo más democrático, progresista, revolucionario, humanista, cristiano, político, patriótico, de es defender la vida, la democracia, los Derechos Humanos, el Medio Ambiente ( nuestro hogar indispensable), a la Humanidad.
Si no lo hacemos, no tendremos escenario para nuestro futuro, nuestros sueños, nuestras esperanzas, nuestras utopías.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 23 de abril 2024
Crónica Digital