Agatha Christie se sonroja. El caso del exsoldado venezolano “secuestrado” en el país, ha desatado una ola irrefrenable de opiniones, acusaciones y teorías de distinto orden; incluyendo acciones performáticas dignas de un reality, ahora que han vuelto en gloria y majestad a la televisión abierta chilena.
El formato de cine B de la trama, digitada al parecer desde el aire inspirador de Miami, por un tal Iván Simonovis (1), despertó la ferocidad contenida de una élite poco austera en sus juicios y generosa en sus prejuicios con el actual gobernante venezolano. Como ocurre en la mayoría de estos casos, es un tema que genera interés sólo en pequeños grupos radicalizados. No existe hasta el momento información seria sobre lo ocurrido con Ojeda -lo que sí inunda el panorama como metástasis- es una burda narrativa de intereses ajenos.
Ya las víctimas del incendio en Viña del Mar desaparecieron. La discusión sobre el sistema de pensiones y salud, no está a la altura del que se bajó a última hora de la parrilla festivalera o el plato pasado de sal o aceite en algún programa dedicado a la fantasía de la cocina en un país donde hay chilenos que comen menos.
Se gasta tinta y se golpetean teclados para tratar de explicarse ¿qué pasó con Ojeda? De hecho salen voces muy serias que nos advierten sobre los problemas en la inteligencia y seguridad del país, fíjense, tamaño descubrimiento. Una de las cosas menos comentadas, es que el secuestro se da en un contexto internacional particular; la visita del Ministro de Relaciones Exteriores ruso Sergei Lavrov, al llamado “eje del mal” del que La República Bolivariana de Venezuela es cuasi fundadora. El recorrido no ha dejado indiferentes a la jauría anglófona, alimentada por el Comando Sur. Disculpen el desvarío en la versión Conan Doyle.
Una de sus reglas de las novelas detectivescas, según Christie, es que el lector siempre tiene que saber más que el investigador. La norma en este caso se cumple, pareciera que los columnistas de los medios uniformados saben mucho más que los que investigan. Sus columnas y crónicas, indagan en lo raro, siniestro y tenebroso del hecho, pero nunca al punto de volverlo un caso sin solución.
En la trama como siempre, debe haber un solo culpable, en este caso definido y gritado a los cuatro vientos: Maduro. En eso, el novelón se traiciona porque no deja el espacio para la duda, debilitando con ello por innecesarios, los razonamientos psicológicos, sociales y políticos, propios de un relato de este tipo: Venezuela es una dictadura y mata a sus opositores en cualquier lado:punto.
Entonces Simonovis, muestra la debilidad del relato principiante. Porque el que relata oculta que conoce el argumento, lo esconde como jugador de poker o mago que marea y sorprende, para mantener la tensión necesaria del desenlace. Sin embargo, en este caso, se ha destruido el suspenso, por tanto el narrador y sus refritos se han vuelto indignos de la intriga. Los vástagos, sin el cuidado necesario hablan de “En fin, nada de otro mundo, apenas un secuestro “atípico”…Reales y normales, como en otros tiempos, cuando de madrugada agentes del Estado podían echar abajo la puerta y llevarte para no volver” (2).
De modo menos elegante y más bien tosco, la columna de Cordero, se agota en “la sospecha natural” o en la idea de “acción de agentes de inteligencia del régimen de Maduro”. Sosteniendo su argumentación en la debilidad del Estado en la que moros y cristianos tienen culpa: especialmente los moros (PC y FA).
Con ello, exculpa a los lamebotas chilenos del Comando Sur y su anhelo de quebrar la frontera venezolana desde la colombiana Cúcuta, para no hablar de la mentada “visa de responsabilidad democrática” tan cacareada por el expresidente Piñera y entregada como negocio particular al hoy cubano-chileno Mijail Bonito (3).
Una cosa es cierta, un exsoldado venezolano ha desaparecido, su huella se pierde en la noche que hace largas décadas perdió su virginal tranquilidad. ¿Deudas impagas quizás con quién diablo? ¿Operación de inteligencia? ¿Otra de las del Tren de Aragua? Todo es incierto, salvo una cosa, los novatos de la narrativa detectivesca han quedado al desnudo y no queda otra que recurrir a Miss Marple (4).
Por Omar Cid. Escritor, Subdirector de Crónica Digital, analista político y autor de la novela “Todo por Nada o el halago de instintos”.
Crónica Digital
Santiago de Chile, 25 de febrero del 2024
- Pao Dragnic en X: “Es muy grave, pero además de una irresponsabilidad extrema, que todos los medios de comunicación en Chile así como distintos políticos y parlamentarios, den por cierta la teoría conspirativa del Sr. Simonovis sobre militares venezolanos en Chile, realizando el secuestro de Ojeda,… https://t.co/enJYtOmTez” / X (twitter.com)
- Columna de Max Colodro: De madrugada – La Tercera
- Abogados que crearon Ley de Migraciones en el gobierno de Piñera instalan bufete que tramita residencia para extranjeros – CIPER Chile
- Miss Marple de Agatha Christie – Apple TV