Viña del Mar es famosa por sus construcciones, sus playas con mirada al Pacífico y el Festival Internacional de la Canción, pero poco se conoce de la vida en los cerros que la rodean, aquellos sitios impactados por los desastres.
Por Carmen Esquivel
Corresponsal jefa en Chile
Lamentablemente hoy es la periferia de la también conocida como Ciudad Jardín, la que ocupa las primeras planas a raíz de los incendios forestales extendidos por sectores de esa municipalidad, así como por Quilpué, Villa Alemana y Limache, todas ubicadas en la Región de Valparaíso, en el centro-sur de Chile.
Con más de 130 muertos y unas 15 mil viviendas afectadas por las llamas, se trata de la peor tragedia sufrida en el país luego del terremoto del 27 de febrero de 2010.
“Estoy aquí sentado sobre los restos de lo que fue mi casa”, dijo a Prensa Latina un joven que no tuvo tiempo de brindar ayuda a su vecina, ni de salvar a su perrita, porque el fuego lo cubrió todo en pocos minutos.
En ese sector de la localidad de Achupallas pocas viviendas quedaron en pie y las familias, con el apoyo de voluntarios, laboran en la recogida de escombros y en la limpieza del lugar.
Achupallas se extiende sobre la meseta de El Gallo, en la parte alta de Viña del Mar, y en la década de 1950 empezaron a construirse allí barrios obreros.
En los años 90 del siglo pasado comenzaron a proliferar en la zona las llamadas tomas de terreno o asentamientos humanos precarios en las laderas de los cerros, donde se instalaron familias pobres sin capacidad para pagar arriendos.
Los también llamados campamentos carecen de servicios básicos y se caracterizan por tener pocos accesos, calles muy estrechas, caminos y a veces solo escaleras para trasladarse de un sitio a otro, y por eso muchos no consiguieron escapar del fuego, que también se ensañó con las partes urbanizadas donde había viviendas de construcción sólida.
HIPÓTESIS SOBRE LAS CAUSAS DE LOS INCENDIOS
Es una realidad que el territorio chileno se ve impactado durante el verano austral por los incendios forestales, fenómenos en los que inciden las elevadas temperaturas, la persistente sequía y la introducción de plantaciones de especies con resina inflamable, como el pino y el eucalipto, para la producción de celulosa, entre otros factores.
Se ha comprobado también que el 99 por ciento de estos siniestros están vinculados con la acción humana, ya sea debido a descuidos, negligencias, prácticas agrícolas erróneas o mala intención.
En una conversación con Prensa Latina durante un recorrido por la zona de desastre, el legislador por Valparaíso Luis Cuello recordó que hay indicios serios del comienzo de cuatro focos simultáneos en Lago Peñuelas, incrementados luego por los vientos fuertes.
Para el jefe de Defensa Nacional, contraalmirante Daniel Muñoz, “en los orígenes hay un patrón de comportamiento que apunta hacia una planificación, es decir, algo orquestado y organizado con fines todavía no precisos”.
“Si bien es compleja la investigación, la vamos a abordar con toda la profundidad, seriedad y durante el tiempo que sea necesario para alcanzar resultados positivos”, dijo la fiscal regional de Valparaíso, Claudia Perivancich.
En el Congreso Nacional está estancado un proyecto de ley presentado en 2020, el cual busca prohibir en un plazo de 30 años el uso de un terreno afectado por incendios para plantaciones forestales, fines agrícolas o programas inmobiliarios.
El objetivo es que en la zona quemada vuelva a crecer el bosque y eliminar cualquier incentivo para usar el fuego como método informal para el cambio de uso de suelo.
Luego del desastre en Viña del Mar, una campaña ciudadana busca recaudar 150 mil firmas para que el proyecto se tramite en el Parlamento con urgencia.
EL TRABAJO DE LOS VOLUNTARIOS
Cientos de personas, en su mayoría jóvenes, suben hasta los cerros para ayudar a los damnificados, ya sea en la recogida de escombros o la distribución de agua y alimentos, el acopio de artículos de primera necesidad y el catastro de los daños.
La presidenta de las Juventudes Comunistas, Daniela Serrano, explicó a esta agencia que muchos voluntarios, en coordinación con las distintas federaciones de estudiantes, se inscribieron a nivel nacional para socorrer a las víctimas.
“Hay una preocupación sobre cómo vamos a levantar la región de Valparaíso y en eso los jóvenes son clave”, dijo la también diputada.
Médicos, entre ellos egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), de La Habana, junto a técnicos en enfermería laboran en sitios improvisados en la atención a personas heridas, con daño ocular producto del fuego y otras afecciones.
Además, se aplica de manera preventiva la vacuna antitetánica a los voluntarios y pobladores de las zonas afectadas.
Expertos estiman en unos 300 millones de dólares los daños en vivienda y en otros mil millones el gasto estatal para el alivio a las familias.
A ellos se suman las afectaciones en industrias, en emprendimientos menores como panaderías, restaurantes y bodegas, así como en el turismo por las cancelaciones de paquetes y reservaciones y la baja de visitantes en Viña del Mar desde el inicio de la tragedia.
En opinión de Daniela Serrano, aunque todavía no se puede evaluar todo el impacto, Chile está sin dudas ante uno de los incendios urbanos más grandes de la historia del país, una catástrofe que se asemeja bastante a la ocasionada por el terremoto de 2010.
Santiago de Chile, 8 de febrero 2024
Crónica Digital/PL