La Doctrina Monroe, adoptada por Estados Unidos desde 1823, quedó obsoleta en América Latina hasta el punto que la mayoría de los países buscan huir del dominio estadounidense, según explicó a Xinhua Lucas Leite, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Armando Alvares Penteado (FAAP) de Brasil.
En una entrevista concedida a Xinhua, Leite recordó que “la Doctrina Monroe fue creada en 1823 por el Gobierno de James Monroe y con el tiempo ha ido adoptando nuevas formas. Al principio, la idea se refería principalmente a la defensa del continente frente a la amenaza europea de recolonización e injerencia constante, pero desde entonces, se observa que Estados Unidos trató de construir la idea de un espacio de acción privilegiado, política y económicamente”.
La influencia estadounidense se desplegó rápidamente por toda América “con la idea de que Estados Unidos tendría la excepcionalidad de ser el pueblo elegido para dirigir a los demás”, aunque a día de hoy, cada vez hay más países que cuestionan la posición de EE. UU. y abiertamente se muestran contrarios a las políticas de Washington.
“La reciente llegada al poder de países más contestatarios ha generado ruido en los sectores académico, político y económico de Estados Unidos. Presidentes de países como Brasil, Colombia, Argentina, Chile y Bolivia hablan abiertamente de la necesidad de que la región retome sus anteriores esfuerzos de integración regional”, comentó Leite.
“Existe, por tanto, una lógica entre muchos de estos países de que la construcción colectiva de instituciones y de una organización hecha por latinoamericanos para latinoamericanos es una de las soluciones viables para reducir la dependencia estadounidense”, completó.
Según el entrevistado, el surgimiento de agrupaciones como BRICS Plus, IBAS, G20, etc., abren frentes donde estos países tienen voz y pueden articular sus intereses. Además, aclaró, las relaciones con países como China, India, Arabia Saudí, Indonesia y otros son también una oportunidad para diversificar las asociaciones en diversos ámbitos y no quedar a merced de Estados Unidos.
Para Leite, la idea de dominio en América de Washington incluía “intervenciones militares, golpes de Estado y colonialismo. Ejemplos de ello fueron las acciones del país en Filipinas, Hawai, Venezuela y Cuba; pero también los golpes militares durante el periodo de la Guerra Fría y el llamado Consenso de Washington después”.
Según el profesor de Relaciones Internacionales, “la Doctrina Monroe no está separada de este elemento de autopercepción de un país que debe ocupar un lugar de primacía, que ve la hegemonía como algo natural e irrevocable”, aunque cada vez hay más voces en América Latina que cuestionen este lugar de supremacía norteamericana.
“Estados Unidos sigue pensando que el Caribe es su mediterráneo y que los demás pueblos del hemisferio le deben obediencia y apertura. Esto ha cambiado, y creo que cambiará aún más con el surgimiento de nuevos actores, nuevas instituciones y nuevos paradigmas de desarrollo y autonomía. Estados Unidos se ha distanciado en gran medida de América Latina porque cree que sus intereses estratégicos están en Oriente Medio o en lo que ellos llaman el ‘pivote hacia Asia’, que es un plan para contener el ascenso de China”, subrayó.
Si inicialmente la Doctrina “solía caracterizarse por la intervención política y militar directa”, después de la Guerra Fría adoptó “una forma más económica. El Consenso de Washington, un cuaderno de principios y acciones que los países latinoamericanos debían seguir para desarrollarse, preveía recortes del gasto público, la adopción de políticas neoliberales y la apertura al capital extranjero (principalmente estadounidense y europeo)”, comentó.
Leite es rotundo al afirmar que “estas políticas condujeron a un debilitamiento del Estado, que se tradujo en hambre, pobreza, mayor desigualdad y desindustrialización” en América Latina.
“Solo en la década de 2000, con el ascenso de Gobiernos más izquierdistas y nacionalistas, estos países comenzaron a buscar una inserción más autónoma y regional, como la creación de la UNASUR. La única razón por la que este movimiento no fue más objetivamente contestado por los estadounidenses fue porque ya estaban directamente involucrados en Oriente Medio y sus prioridades no incluían a América Latina”, comentó.
Los Gobiernos de América Latina, continuó, cansados del dominio estadounidense y la Doctrina Monroe, “buscan ahora inversión extranjera directa, transferencia de tecnología, alternativas de financiación y un sistema internacional más diverso y abierto”, lejos de las políticas impuestas durante años por Estados Unidos.
Brasilia, 26 de diciembre 2023
Crónica Digital/XINHUA