La noche que apuñalaron a la Petra, el chango Sebastián volvía de casa de su compadre Chón, de ver a su hijo que tenía trancazo. Del cielo negro colgaban treinta y seis estrellas y, aunque la Loma parecía y semejaba un nacimiento, no había ni querubines ni serafines, ni siquiera un cartero, llevándole buenas noticias a nadie.
Por César Del Vasto*, colaborador de Prensa Latina
Así inicia la novela, Loma ardiente y vestida de Sol, la primera de Rafael Leónidas Pernett y Morales , la cual resultó triunfadora del Concurso Literario Nacional Ricardo Miró, en 1973, por fallo unánime de los escritores; Mario Benedetti, del Uruguay, y de los nacionales, Rogelio Sinán, y Diógenes de la Rosa.
El jurado, mediante acta firmada del 3 de octubre de ese año, resolvió premiar Loma ardiente y vestida de Sol, por su “estilo dinámico y calidad imaginativa…y por la eficacia lograda al presentarnos una barriada popular como personaje colectivo usando hábilmente la ironía y el grotesco”.
Como ha leído, aquí aparece formalmente el escritor uruguayo Mario Benedetti. En ese sentido podemos afirmar fue su primera visita oficial a nuestro país, en el contexto de la lucha contra el colonialismo estadounidense, el subdesarrollo, y el atraso impuesto por esa potencia criminal, y terrorista.
Algunos escritores de ese entonces, nos relatan el arribo de Mario una semana antes, con la intención de conocer más a los escritores panameños, la lucha titánica de la nación contra el imperialismo, y establecer vínculos perecederos.
Como escritor revolucionario, comprometido con la Patria Grande, nuestramericana, mestiza y rebelde, en constante ebullición, hace diálogos con los miembros del Partido del Pueblo, específicamente el Frente de Trabajadores de la Cultura, donde se agrupan la mayoría de los escritores y artistas panameños que apoyan el proyecto de nación, liderado por el general Omar Torrijos
Herrera y por ende las transformaciones político-económicas en la sociedad.
Nos narran los consultados, nuestro escritor uruguayo recibió finas atenciones del FTC, y de otros escritores amigos de la organización, en sendas reuniones celebradas en la famosa “Casa Azul” de los poetas Esther María Osses y Carlos Wong.
También se acercó al INCUDE, organismo encargado- en primera instancia- del trabajo gubernamental en materia de cultura, y que significa Instituto Nacional de Cultura y Deportes , donde se mezclaba una materia con otra y no se definía claramente los campos.
El invitado uruguayo sostuvo varios encuentros con autoridades, compañeros, e incluso dictó una conferencia a través de la incipiente televisión universitaria, llamada TV6, siendo presentado por el docente Fernando Rey, quien afirmó:
“…un intelectual de la talla de la de Mario Benedetti, que sufre como uruguayo en carne propia, entre otras cosas, el autogolpe del gobierno entreguista del presidente José María Bordaberry, no puede ni debe, y en el caso de Mario tampoco quiere dejar al margen de sus líneas o al pie de página, tan dolorosa y compleja situación. Hacerlo de otra forma, sería empezar a dejar de ser intelectual, para comenzar a ser “académico”, entrecomillado y en el sentido más peyorativo del vocablo…”.
Esta conferencia transmitida por televisión, con alcance en la ciudad universitaria y sus alrededores solamente, se tituló: Literatura y política y fue publicada por el maestro Ricaurte Soler, en la revista revolucionaria e comprometida con el país y la Patria Grande en esos tiempos: Tareas.
Además, el revolucionario, José Gabriel Carrillo Brux, en su página literaria y política, titulada “Trinchera Cultural” publicada en el diario Matutino, del 10 de octubre de ese año, le entrevista, con el encabezado “10 preguntas a Mario Benedetti”.
Transcribimos. El Instituto Nacional de Cultura y Deportes, a través de la Dirección de Cultura escogió para jurado de la sección novela del concurso literario Ricardo Miró de 1973, a Mario Benedetti, conocido periodista, poeta, escritor uruguayo.
Benedetti, es en la actual novela latinoamericana, una figura de mucha importancia. Su prestigio y su éxito como autor de grandes recursos están presentes en los géneros literarios que ha cultivado: cuento, novela, poesía y ensayo.
Sus obras más conocidas son: Montevideanos, 1959, La tregua, 1960, El país de la cola de paja, 1960, Poemas del hoy por hoy, 1961, Gracias por el fuego, 1965, Contra los puentes levadizos, 1966, Genio y figura de José Enrique Rodó, 1966, Letras del continente mestizo, 1967, y El cumpleaños de Juan Ángel, 1971.
Para nosotros, resultó difícil lograr esta entrevista que hoy ofrecemos a nuestros lectores. El primer contacto con Benedetti fue telefónico y muy breve, lo esencial para solicitarle que nos respondiera en fecha próxima a un cuestionario de 15 preguntas.
-¡Son muchas!- exclamó Benedetti. Hágame sólo unas cuatro, mire que tengo muchos compromisos y ahora mismo me encuentro ocupado. Nosotros sabíamos de antemano y por medio de la prensa escrita, que era cierto lo que nos decía Benedetti, pero el genial escritor optó por aceptarnos finalmente 10 preguntas.
Al día siguiente, miércoles 3 de octubre, y según lo acordado, le dejamos en el Hotel Granada el cuestionario. El día jueves recibimos respuesta al mismo, que nos fue entregado por el propio Benedetti, con quien tuvimos la oportunidad de conversar en el vestíbulo del hotel por espacio de unos 25 minutos.
Ahora, Benedetti parecía más tranquilo después de todas las actividades que cumplió en nuestro medio. Creo que me hubiera respondido en ese momento no a 10, sino hasta 30 preguntas. He aquí las declaraciones hechas por el popular escritor: 1-Qué opina usted del concurso literario Ricardo Miró?
Me parece una excelente oportunidad para que los escritores panameños, especialmente los jóvenes puedan llegar a su público.
2-Cómo cree usted que podría romperse la barrera o la incomunicación cultural que existe entre Sur América y Centro América?
Este, como otros aspectos de la incomunicación cultural, tiene raíces políticas y económicas, y sobre todo, obedece a presiones no específicamente latinoamericanas. Una de las claves de la hegemonía imperialista, es la división para reinar.
3-Que comentarios nos puede hacer a grandes rasgos sobre la novela panameña, según lo que pudo apreciar en las obras que le correspondió leer como jurado de la sección novela del concurso Miró?
Creo que aquí, como en toda América Latina, los novelistas andan en busca de su expresión. Me parece una comprobación interesante que ahora las influencias decisivas ya no son europeas o norteamericanas, sino latinoamericanas.
En las dos novelas que el jurado consideró se destacaban del resto, “Loma ardiente y vestida de sol” y “Cabo Tiburón”, hay un buen oficio de escritor y una encomiable voluntad de transformar en arte una realidad compleja y estimulante.
4-Antes de venir a Panamá, y a pesar de la incomunicación cultural a la que ya nos hemos referido, nos gustaría saber si usted tenía alguna referencia sobre nuestra literatura y algunos de nuestros escritores?
Virtualmente no llegan ediciones panameñas al Cono Sur, lo que significa una gran dificultad para el mejor conocimiento de la literatura de este país. Pero, por distintas vías, ya había llegado a leer autores como Rogelio Sinán, José de Jesús Martínez, Justo Arroyo, César Young Núñez, Aristides Martínez Ortega, y otros.
Ahora llevo conmigo abundante material, que me permitirá tener a corto plazo una visión más amplia de una literatura que evidentemente está en un interesante proceso de crecimiento.
Luego de estas primeras preguntas, vienen las seis restantes en torno a la obra del escritor, y sus apreciaciones políticas.
Continuó reuniéndose con sus pares e impares panameños, intelectuales, políticos, exiliados, revolucionarios. A muchos les regaló sus libros, el autor de estas líneas encontró varios en las bibliotecas de Rogelio Sinán, Carlos Wong, Ricaurte Soler, Chuchú Martínez, y estoy seguro Pernet y Morales debe poseer alguno, Manuel Zárate, Jaime Ingram, entre otros no menos importantes.
Para los que no conocen a nuestro Benedetti, panameño, que no sólo es uruguayo, mejicano o cubano, es de todas partes donde se piensa y actúa con carácter revolucionario, se llamaba Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farrugia y vio la luz de este mundo de las ilusiones, engaños, alegrías y traiciones en el llamado Paso de los Toros, al sur de nuestro continente en un espacio conocido como Tacuarembó, en la República de Uruguay, un día soleado, 14 del noveno mes de 1920.
Su padre de origen italiano era químico y enólogo, y me dijo que vivió de 1897 a 1971 , es decir que vivió exactamente 74 primaveras, en cuanto a la dueña de sus días que no había terminado la escuela primaria, solamente escribió para ella y solamente para ella, cientos de versos.
Autodidacta, perfeccionista a su manera, estudioso y buen observador de la realidad, analista profundo, lector sistemático. En sus inicios no dejó de beber a los nacionales como Juana de Ibarbourou, quien utiliza la sensualidad como elemento estético…sobresaliendo el amor y la naturaleza …a Pablo Neruda en los años 30 y 40, a César Vallejo, a los poetas ingleses, estadounidenses,
rusos, españoles, Julio Verne, Salgari, Búfalo Bill, en fin.
Dicen los entendidos que su vida fue estrecha en economías, pero eso después le permite estudiar en un Colegio Alemán, el cual marco irremediablemente el resto de su mirada profunda, intima, eterna.
Se había instalado con sus padres desde los cuatro añitos en Montevideo, donde regreso para escribir y luego embarcarse en ese viaje eterno a donde todos vamos.
Por esas miserias que nos da la vida, inicia labores a los catorce años vendiendo repuestos para autos, se metió a taquígrafo, vendió libros, alfombras hasta alcanzar ser un empleado público por cinco años- qué rica la quincena- y terminar como oficinista en una inmobiliaria por quince años.
Habita Buenos Aires entre 1938 y 1941, colaborando con sus escritos en las revistas Sur y Mundo Argentino, y de vez en cuando enviando alguna cosa a la Revista Mexicana de Literatura, aparte de sobrevivir como taquígrafo en una editorial, empleo que lleva a decidirse por el oficio más cabrón de nuestros siglos; ser escritor, es decir, un trabajador de las palabras.
Su primer libro de versos, perdón poemas fue La víspera indeleble, editado en 1945, muy pocos le pararon bola, solamente su mujer Luz López Alegre con la que se casó al año siguiente, le apoyo con sus libros.
A su regreso al travieso Montevideo, inicia su batalla desigual contra los diarios, se hace periodista. Se le responsabiliza como director de la revista Marginalia; luego colabora en la revista Número- publicación clave de la llamada “generación del 45”.
A partir de 1950, es co-editor/codirector de la revista Número y entre 1954 y 1960 ocupó tres veces la dirección literaria del semanario de izquierda Marcha.
Combina sus trabajos literarios, con el trabajo asalariado. Dicen sus allegados, laboró desde los 14 años en oficios tan diversos como cadete de un comercio de venta de repuestos de autos, administrativos en una inmobiliaria, taquígrafo, o empleado público.
Hacia 1955, se convierte en presidente de la Sociedad de Escritores Independientes (SEI)
Le siguieron varios libros más, que completaron la colección para las polillas, de ocho librillos, que no alcanzaron retribuirle la inversión.
Con su librillo de poemas, llamado Poemas de la oficina (1956) comienza a ser considerado por los “literatos de importancia”, decían vale la pena ser leído, eso le colocó en la lista de popularidad literaria.
Sus poemas destacan por la sencillez, lo coloquial, lo vivido, el animal urbano que destapa la olla, su lenguaje aburrido de burócrata (sin aspirar a serlo), que alcanza niveles de submarino a través de la complicidad del lenguaje.
Con el dinero ahorrado viaja con su esposa a conocer nueve países europeos, en 1957, y año siguiente, gana un premio en el género teatro.
Viaja a conocer el arte llenador de sensibilidades. Le seguirán otros libros, Montevideanos (como decir aldeanos de Montevideo, cuentos 1959 al que incorpora nuevos cuentos en la segunda edición de 1962), El país de la cola de paja (ensayos, 1960), La tregua (novela, 1960), esta última producción de incansable trabajador lo catapulta a la fama regional y continental, como poeta que escribe cuentos, novelas, ensayos entre otros géneros de comunicación humana, tenía para entonces 40 años, la novela tiene 19 ediciones y fue llevada al cine por Sergio Renán, y fuerte candidata al Oscar en las planicies de Hollywood como mejor filme, también fue adaptada para la radio, teatro y la televisión.
Como hombre de su tiempo y de todos los tiempos, escribe sobre la realidad, la vida cotidiana que afecta el bolsillo de las capas medias, de los trabajadores, de la miseria de los desempleados, o
desechos del sistema.
No deja de observar lo que le sucede a nuestra América, y se entera del triunfo de la Revolución Cubana (1959), acontecimiento que marca profundamente su existencia, reforzando sus principios y manifestando: “Yo creo en un dios personal, que es la conciencia”.
Para el crítico literario Ricardo Lachtman, “Su obra narrativa es reducida, pero de enorme potencia expresiva. Trata por lo general de temas urbanos, pequeñas tragedias de la ciudad que es el escenario de la mayoría de sus cuentos, o sea, la capital del Uruguay.
Benedetti domina la acción con maestría y dispone de recursos psicológicos admirables.
Presenta a menudo los problemas angustiosos derivados de la vida moderna dese un ángulo analítico y penetrante. La acción pura jamás lo distrae y sabe construir con eficacia historias breves o largas que proporcionan la imagen fiel de un mundo de funcionarios, burócratas y pequeños burgueses.
Tiene en preparación un tercer libro de cuentos, intitulado Montevideanos.”
Rubén Cotelo afirma: hablándole en su propio idioma, Benedetti se constituyó en el primer best-seller de las letras uruguayas de hoy y en uno de los puntales de su renovación y reconquista de la resonancia social que ella había perdido. …En 1966 se instaló en Europa y desde 1967 pertenece a la burocracia cultural de Cuba…
Viajó varias veces a la isla, que fue también uno de los destinos de su exilio y trabajó, principalmente, en la Casa de las Américas una influyente institución cultural cubana de alcance continental e influencia mundial.
Allí funda con otros intelectuales y dirige el Centro de Investigaciones literarias de Casa de las Américas, de 1968 a 1971.
Ese último año, es parte de los nueve miembros fundadores del movimiento político 26 de marzo, hasta ser incluido en la lista de los más buscados por la dictadura militar del capital.
Viaja constantemente en esos años, siendo jurado de los concursos en los géneros teatro, poesía, ensayo, cuento y novela en importantes naciones tanto del continente como fuera.
Un día en que los militares uruguayos se levantaron con malas pulgas, deciden dar un golpe de Estado con apoyo del gobierno de los Estados Unidos, allá en 1973, y consecuente con su pensamiento
Mario renunció a su trabajo en la dirección del Departamento de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Montevideo y se sumergió en la clandestinidad para apoyar el proyecto político de la guerrilla Tupamara, que hoy se llama Frente Amplio , con Líber Seregni, Raúl Sendic, entre otros revolucionarios.
La inteligencia militar le seguía los pasos, es decir, decide ponerle el ojo, estaba bien entrenada en la Escuela de las Américas, en la Zona del Canal y gustaba en desaparecer gente traviesa, o mal portada según sus criterios.
Ante la posibilidad de ser arrestado, torturado y desaparecido, la dirección del movimiento decide enviarle al exilio.
Su patria paso a ser el mundo (es del decir el exilio consistió en ser hombre de mundo) recaló en la isla de Cuba, espacio vital de sus quimeras, donde desarrollaba una labor para el continente de manera incansable. “La experiencia del exilio me convirtió en otra persona, más alerta, más enterada del mundo”.
Argentina, Perú, Cuba y España fueron, al decir de Dimas Lidio Pitty, las estaciones del navegante de su desexilio, ya que nunca dejó de estar cerca de su patria, arribando a las otras patrias unidas por la cultura común y sus luchas.
Nuevamente en Cuba, es elegido miembro del Consejo de Dirección de Casa de las Américas, en 1976, pero en 1980 se traslada a España, donde vive hasta su retorno en 1983.
Durante sus años cubanos, Nils Castro, es profesor de estética en la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba, donde dirigía la revista Santiago, y para 1976 es profesor en la Universidad de la
Habana, escribió un muy humano ensayo sobre su obra titulado ‘La moral de los hechos aclara su palabraâ€Ö que aparece en la revista Casa de las Américas, No. 89 del año 75.
La lectura de una parte de los incontables artículos y ensayos de Mario Benedetti a lo largo de los últimos doce o trece años, da una evidencia aplastante de cómo la fuerza de los acontecimientos y la calidad moral- sin la cual la mirada se desvía o la interpretación se vuelve hipócrita- sacuden el pensamiento y dan hondura revolucionaria, ocupando con algo muy nuestro lo que antes era materia importada o dependiente, y clarificando lo que fue ambiguo y huérfano de eficacia.
Pero para ganar esas luces, el uruguayo, en vez de dar las gracias por un fuego prestado, demostró que tenía valor para meter las manos en el brasero en busca del propio.
La evolución del pensamiento de Benedetti es la crónica viva de la historia de la tendencia principal en el trabajo de transición que ha vivido lo mejor del pensamiento de los escritores prerrevolucionarios hacia el escritor maduro y propiamente revolucionario.
La poesía era “un desahogo de la intimidad que alude, sin quererlo, a la del lector. En la poesía se da un intercambio de intimidad a intimidad”,
“No escribo para el lector que vendrá, sino para el que está aquí, poco menos que leyendo el texto sobre mi hombro”, escribió, y sintetizó, quizás involuntariamente, el núcleo de su poesía y su prosa: el lenguaje accesible, la sencillez sintáctica, la experiencia universal del amor, el olvido, la resistencia, el tedio, la soledad, la plenitud.
Su herencia pensante cubre la crítica, opinión, ensayo, cuento, novela, teatro, y la poesía, influyendo con su obra al cine y la música, donde muchos de sus poemas han sido musicalizados por cantantes/ compositores de la grandeza de Nacha Guevara, Juan Manuel Serrat, Viglietti, Pablo Milanés, alrededor de 40 canciones benedettianas, y traducido a cerca de 22 lenguas planetarias.
A su regreso, al Uruguay de sus sueños y pesadillas, acepta la invitación para ser miembro del consejo editorial de la revista Brecha y comenzó a recibir una sucesión de premios literarios internacionales, doctorados honoris causa en España y en Cuba, homenajes, encuentros masivos y atención mediática. Recibió sucesivamente los premios Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, Iberoamericano José Martí y Menéndez y Pelayo, en mérito a su valiosa obra poética.
Enlace vital
Sus trabajos valorados por amigos y enemigos son: Montevideanos (cuentos, 1959), Mejor es menearlo (crónicas humorísticas, 1961), Inventario uno (poesía, 1963), Poemas de hoy por hoy (poesía, 1963), Ida y vuelta (teatro, 1963) , Literatura uruguaya siglo XX (ensayos, 1963), Inventario uno (poesía, 1963), Noción de patria (poesía, 1963), Cuando éramos niños (1964) Gracias por el fuego (novela, 1965), Próximo prójimo (poesía, 1965), Contra los puentes levadizos (poesía, 1966), Genio y figura de José Enrique Rodó (ensayo, 1966) A ras de sueño (poemas, 1967) Letras del continente mestizo (ensayos, 1967), Datos para el viudo (relato, 1967), Antología natural (poesía, 1967), La muerte y otras sorpresas (cuentos, 1968), Sobre artes y oficios (ensayo, 1968) Cuaderno Cubano
(testimonios, 1969) ya con esta obra su economía inicia un proceso de estabilidad mínima.
Quemar las naves (poesía, 1969), Crítica cómplice (ensayo, 1970), Cuentos completos (1970), El cumpleaños de Juan Ángel (novela en verso, 1971), Crónicas del 71 (artículos y discursos políticos, 1972), Terremoto y después (crónicas y discursos políticos, 1973), Letras de emergencia (misceláneas, 1973) El escritor latinoamericano y la revolución posible (ensayo, 1974), Hasta aquí (misceláneas, 1974), Poemas de otros (1974), Con y sin nostalgia (cuentos, 1977), La casa y el ladrillo (Compilación de versos y cuentos, 1977).
Pedro y el Capitán (teatro, 1979), Cotidianas (poesía, 1979), Notas sobre algunas formas subsidiarias de la penetración cultural (ensayo, 1979) Viento del exilio (poesía, 1981), Primavera con una esquina rota (novela, 1983), recibió premio de Amnistía Internacional. Geografías (Compilación de cuentos y poemas, 1984) El desexilio y otras conjeturas (ensayo, 1984), Cultura entre dos fuegos (ensayo, 1986) Subdesarrollo y letras de osadía (ensayo, 1987) Recuerdos olvidados (cuento, 1988), Despistes y franquezas (1989), La cultura, ese blanco móvil (ensayo, 1989) Las soledades de Babel (poesía, 1991), La realidad y la palabra (ensayo, 1991) La borra del café (novela, 1992), Benedetti lee a Benedetti (1993), Perplejidades de fin de siglo (1993), Inventario dos (poesía, 1994), Cuentos completos (1994) , El olvido está lleno de memoria (1994), el amor, las mujeres y la vida (1995), El ejercicio del criterio (ensayo, 1995) Poesía con los jóvenes (poesía, 1996), Andamios (novela, 1996), La vida ese paréntesis (poesía, 1998), Rincón de haikus (poesía, 1998) , Buzón de tiempo (1999).
El mundo que respiro (poesía, 2001), Insomnios y duermevelas (2002), Subdesarrollo y letras de osadía (2002), Existir todavía (poesía, 2003), El porvenir de mi pasado (cuento, 2003), Inventario tres (poesía, 2003), Memoria y esperanza (poesía, 2004), Defensa propia (poesía, (2004) Adioses y bienvenidas (poesía, 2005), Canciones del que no canta (poesía, 2006), Vivir adrede (poesía, 2007), Historias de París (cuento, 2007), Daniel Viglietti, desalambrando (ensayo, 2007), Nuevo rincón de haikus (2008), El viaje de salida (2008), Testigo de uno mismo (poesía, 2008), El amor, las mujeres y la vida (2009), y su último libro de poesías, publicado en vida: Testigo de uno mismo (poesía, 2009) según Visor de libros, la editorial: fusiona en estos poemas la sencillez expresiva con la profundidad de su mirada y abre nuevos interrogantes sobre el sentido de las cosas, la vida y la muerte, la oscilante relación con los otros, las quimeras, las emociones y las viejas cicatrices.
El lenguaje y los recuerdos, el amor y los sueños, el descubrimiento de viejos objetos y personas y la actitud de observar la vida con la experiencia que dan los años, sin perder la frescura y la capacidad de burlar el tiempo y tender sólidos puentes hacia la esperanza. Testigo de uno mismo conjura los imposibles y se afirma en el poder de la creación poética, en la experiencia personal, en el aprendizaje cotidiano, que ponen al denudo la conciencia.
En los últimos años, Benedetti reparte su residencia entre España y Uruguay, donde, finalmente, se instaló después del fallecimiento de su esposa, en abril de 2006.
Mario se montó en la barca eterna, el 17 de mayo del año en curso, -2009- no le avisó a nadie que se montaría, pero bueno, no se le puede pedir más a un bardo de 89 calenturas cumpleañeras.
Antes de cerrar los ojos a este mundo, recibió varios homenajes; el del Ministerio de Educación Pública del Uruguay, la orden Félix Varela de Cuba, la Simón Bolívar de Venezuela, el Premio Reina Sofía de Poesía (1999), el I Premio Iberoamericano, el José Martí (2000), el Premio Etnosur, el XIX Premio Internacional Menéndez Pelayo y la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, entre otros.
Nos dejó una frase lapidaria, para ser recordado por todos: “Cuando me entierren por favor / no se olviden de mi bolígrafo”
*Historiador, egresado de la Universidad de Panamá, ha realizado estudios en España, y publicado trabajos de ensayo histórico en ese país, México, Cuba y Argentina.
Bibliografía:
-A.V. Recopilación de textos sobre Mario Benedetti. Serie Valoración Múltiple, Casa de las Américas. Cuba, 1976.
-Benedetti, Mario, Literatura y política, con palabras introductoras de Fernando Rey, revista Tareas, No 27, diciembre 1973-mayo, 1974. Panamá.
-Carrillo Brux, José Gabriel, 10 preguntas a Mario Benedetti, diario Matutino, 10 de octubre, 1977, página Trinchera Cultural, Panamá.
-Castro, Nils. La moral de los hechos aclara su palabra, en: Mario Benedetti, recopilación de textos. Serie Valoración Múltiple, Casa de las Américas, Cuba, 1976.
-Cotelo, Rubén. Narradores Uruguayos, (Antología) Monte Ávila Editores, Venezuela, 1979.
-Del Saz, Agustín, La Poesía Hispanoamericana, Editorial Seix Barral, España, 1948.
-Pernettt y Morales, Rafael L. Loma ardiente y vestida de Sol. Novela, Premio Ricardo Miró, Incude, Editora de la Nación, Panamá, 1974.
-Latchman, Ricardo. Antología del cuento hispanoamericano. Editorial Zig-Zag, Chile, 1962.
-Ruffinelli, Jorge. (Compilador) La Trinchera permanente, entrevista, en: Palabras en orden, Ediciones de la revista Crisis, Argentina, 1974.
(Tomado de Firmas Selectas)
Ciudad de Panamá, 27 de noviembre 2023
Crónica Digital/PL