Por su importancia, reproducimos el pronunciamiento de la Izquierda Cristiana de Chile frente a la propuesta de Nueva Constitución elaborada por políticos de la extrema derecha y la derecha.
Hoy conoceremos el texto definitivo de la propuesta de nueva Constitución, ya antes tuvimos ocasión de conocer la propuesta de la Comisión de Expertos y la discusión que sobre esta desarrolló el Consejo Constitucional.
El día 30 de septiembre de 2023 reunidos en Santiago, la Izquierda Cristiana de Chile tomó la decisión de votar en contra del proyecto de nueva constitución. En simple, el texto que se propone viola importantísimos derechos humanos, incumple con tratados internacionales suscritos y ratificados por Chile, como es por ejemplo, El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, adoptado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas el 19 de diciembre de 1966, suscrito por Chile el 16 de septiembre de 1969 y promulgado mediante DS 326 el 28 de abril de 1989, publicado en el diario oficial el 27 de mayo de 1989. Nada menos y nada más que por el innombrable Augusto José Ramón.
Anticipamos nuestra decisión, ya que los textos que hemos conocido y la discusión al interior del Consejo Constitucional, contienen retrocesos, que pueden constituirse en graves violaciones, en materia de Derechos Humanos. Por lo que explicaremos las razones de nuestra opción desde los derechos humanos.
Todo comienza con la ley 21.533 de 11 de enero de 2023, que dio forma jurídica al acuerdo que arribaron los partidos con representación parlamentaria y que volvió a modificar la Constitución de Pinochet, estableciendo un procedimiento para la elaboración y aprobación de una nueva Constitución Política para Chile. Se crean así los artículos 144 al 161 que la contienen.
No teníamos dudas que detrás de este acuerdo estaban las minorías dominantes de la economía, las finanzas y de los medios de comunicación social que ejercen una hegemonía cultural.
Anticipamos que dado el contenido de lo expresado en esas normas no teníamos otra opción que mirarlas críticamente, ya que estas no daban espacios para una efectiva participación del pueblo en la redacción de una nueva constitución (ni del pueblo que votó rechazo al proyecto de nueva constitución en sept de 2022 y mucho menos al pueblo que votó apruebo).
El principal argumento que daba el oficialismo para validar este proceso estaba en los “famosos” 12 bordes que contempla el art 154 de la CPR. y en que se establece entre otros temas, el estado social y democrático de derechos, lo que se convirtió en una mera enunciación, ya que no hay casi nada en el texto que conocemos que lo exprese.
Ya la sola formulación de estos 12 bordes constituía una limitación a la soberanía popular, una forma de auto atribución del poder constituyente olvidando que los parlamentarios y senadores forman parte del poder constituido. Un grupo que arbitrariamente deja fuera cuestiones que parece queridas por la mayoritaria de la sociedad, independientemente de la posición política que se posea o de la forma como se vote, partiendo por el hecho de la desconfianza y el descredito muy mayoritariamente de “los políticos”. Adicionalmente sin debate previo deja fuera de las bases constitucionales todo lo que huela a reforma y todo lo que se oponga a una concepción no mercantilista de la vida y de la organización de la sociedad. Son demasiadas las falencias,
Volvamos al proyecto actual, este pese a contener en su texto un catálogo de derechos fundamentales, no reconoce derechos humanos como a la salud, la educación, al trabajo, a un sistema de previsión social, la vivienda digna y algo de lo que establece en estas materias, no corresponden a lo que ha normado el derecho internacional de los derechos humanos, ya que en el texto tiene un reconocimiento meramente formal, sin contenido sustantivo ni esencial y o una distorsión del derecho mismo.
Rompe con el carácter supraconstitucional de los derechos humanos ya que entrega al Congreso la atribución de integrar y adaptar los tratados internacionales al ordenamiento jurídico interno.
El nuevo texto, no solo conserva la esencia de la Constitución de Augusto José Ramón sino que, radicaliza su concepción mercantilista de organización del Estado y la sociedad, especialmente en materia de derechos sociales. Fortalece el principio de subsidiaridad o el carácter subsidiario del estado. Esto es entrega a los particulares
No contempla la educación como un derecho, mantiene como premisa la libertad de elegir, la libertad de enseñanza por sobre el derecho mismo de recibir educación que es el contenido esencial de ese derecho humano. Se sitúa la educación como una mercancía más por lo que esta se compra y se vende.
Define a Carabineros como un cuerpo armado de carácter militar (art. 120), con las gravísimas consecuencia que ello puede significar para la población civil.
Constitucionaliza la doctrina de la seguridad nacional ya que uno de los objetivos de las FFAA será ( aparte de sus fines clásicos: a nivel doctrinario, existe consenso en que la misión principal de las FF.AA. es la defensa nacional frente a una agresión externa) la seguridad interna de Chile (art. 115 Nº 1), ya sabemos lo que eso significa para quien piensan distinto al modelo establecido y trabaja para cambiarlo.
En resumen llamamos a votar en contra de la propuesta elaborada por el Consejo Constitucional y la Comisión de Expertos por que esta no garantizan el respeto de los derechos humanos y consecuentemente con ello no traerá la necesaria justicia y paz social. Tampoco da respuesta a las graves problemáticas sociales que afectan a las mayorías por lo que el texto, aún cuando lo diga en alguno de sus artículos, se olvida de proteger y promover la dignidad humana. El mercado no ha sido, no es , ni será la respuesta a la satisfacción de las necesidades de las personas y de los pueblos.
Todo lo expresado nos lleva a concluir que el texto que se propondrá:
1.- Se olvidó de la soberanía popular, que no es otra cosa que el modelo de soberanía en el que el pueblo o los pueblos son los poseedores del poder y de la autoridad existente en un determinado territorio y rige legítimamente el destino del mismo en ámbitos como la economía, la legislación y la política.
2.- Busca, más que cambiar, mejorar y o superar el modelo capitalista y neoliberal imperante, consolidarlo, constitucionalizándolo y validándolo ahora por el voto.
3.- A la luz de lo que hemos reflexionado, el texto que será sometido a plebiscito en diciembre próximo, será aún más atentatorio a los derechos humanos de los chilenos, chilenas y de sus diversos pueblos que la actual Constitución de Augusto José Ramón.
Somos conscientes de que vivimos un momento político que puede significar una nueva derrota del progresismo, ya que la participación de los y las chilenas por convicción u obligación generará una nueva correlación de fuerzas o la consolidación de lo que hoy existe. No podemos estar al margen de este proceso, por lo que llamamos desde ya a votar en contra el día 17 de diciembre de 2023.
No podemos, no debemos renunciar a la construcción de otro Chile, por ello con LA ESPERANZA QUE EL CAMBIO LLEGARÁ, que la centralidad no estará en el dinero, ni en las cosas sino que en las personas, las comunidades y sus pueblos: VOTAMOS EN CONTRA.
VEN-SEREMOS
ASAMBLEA NACIONAL IZQUIERDA CRISTIANA DE CHILE
Santiago, 30 de octubre 2023.
Crónica Digital.