Crítica
Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura.
Stalin es una obra con elementos ficticios acontecidos entre 1952 y 1953, escrita por Gastón Salvatore (1941-2015) de madre chilena y padre italiano. Después de estudiar derecho en la Universidad de Chile, se fue a Berlín, donde prosiguió con filosofía, Sociología y ciencias políticas. A partir de ahí escribió en alemán más de 20 obras desarrollando una exitosa carrera que lo llevó a ganar el Premio Kleist -símil alemán al Premio Nacional de Literatura-, mismo que en su momento obtuvieron Bertolt Brecht.
Con la dirección de Jesús Urqueta, a quien viéramos hace un par de meses dirigiendo “Primavera con una Esquina rota”, montaje emblemático del Ictus. Stalin, que fuera estrenada en Berlín en 1987, se estará presentando en el Teatro Finis Terrae hasta el 3 de Septiembre.
El director y actor judío del Teatro Nacional de Arte de Moscú, Itsik Sager, es detenido y llevado a la Dacha de Kúnstevo, residencia del dictador Iósif Stalin. Sager es interrogado por el propio Stalin que considera que se le está dando un caracter muy politizado a la versión que están presentando de la tragedia “El rey Lear”, de Shakespeare. Ambos se enfrascan en una discusión que pone nervioso y con mucho temor a Sager, quién es advertido por Stalin que su hijo, que también trabaja en el teatro, podría estar realizando actividades ajenas al montaje.
Los actores en escena van deslumbrando poco a poco al público. Sabemos que a Stalin no le gustaba que interpretaran a Hamlet, pero desconocemos sí hay algo verídico en este tremendo y potente diálogo, que sostienen dictador con director. Ahora que Stalin era una pesadilla para los dramaturgos lo era, el ejemplo más bullado y patético, fue el del escritor Ruso Mijaíl Bulgákov, opositor al régimen y lo demostraba en sus obras, siendo atacado por la crítica y censurado por más de 10 años, cuando pidió autorización de abandonar el país el propio Stalin lo llamó por teléfono pidiéndole explicaciones. Bulgákov nunca abandono Rusia, pero sufrió allanamientos, hostigamientos constantes y sus presentaciones siempre fueron boicoteadas.
Sergio Hernandez (78) una vez más demuestra su perseverancia y entrega, ahora en el rol de Stalin. Le quedan bien los uniformes, como el de Comandante de la Armada en “Dawson. Isla 10” o el de jefe militar en la cinta “No”. Le da prestancia a un Stalin que medía lo mismo que Napoleon, 1.68 y lo hace magistralmente duro, soberbio y hasta burlesco. Entonces tenía que ser un actor casi gigante para el rol de el director de teatro que lo enfrentaría. Por tanto, Daniel Antivilo (59) que es recurrente en papeles de reparto como en “Matar a un hombre”, “Perro Bomba” y la más reciente “Brujería”, asume el papel de Itsik Sager, un viejo actor judío y director de teatro. Su interpretación es sólida de un atormentado artista que tiene que lidiar con un dictador. De sumiso sentado enfrente de él hasta agigantarse e imponerse dignamente ante el tirano.
La escenografía hace un aporte al texto, es milimalista y sencilla. Un escritorio y dos sillas rojas y atrás un cartel también rojo escrito es ruso, son suficientes para crear la atmósfera necesaria de Kúnstevo, la residencia personal de Stalin. La música clásica y el excelente manejo de las luces, hacen que la escena tenga una lucidez que se transmite a la mente de los asistentes para hacerse ese cuadro histórico, que tiene que logra un buen montaje de época.
“Tratamos de trabajar desde el terror de la dictadura. A partir de la concepción de que cualquier héroe es también un criminal, considerando que hay personas que le dan esa figura a Stalin, como otros todo lo contrario. Siento que, tanto el concepto de héroe, como el de dictador; están manchados con mucha sangre”, describe su director, Jesús Urqueta (premio Circulo de Críticos de Arte por Arpeggione y El mar en la muralla).
El dramaturgo chileno, Gastón Salvatore, nos presenta un Stalin culto, avasallador y con algún grado de paranoia. Es un Stalin que goza del espectáculo y del que puede dar él mismo. Por momentos solidario, pone su chaqueta militar en los hombros de Sager que sentía frío, pero luego lo amenaza. Un Stalin grotesco, que hace que su invitado le cuente los chistes que hace el pueblo de él.
Stalin, es un drama ficticio, que tiene mucha historia real y que escarba en la psiquis de un dictador que impone el terror. Es un encuentro entre un director de teatro cuestionado por la obra que está presentando y uno de los tiranos más sanguinarios del siglo XX . Es una puesta en escena ágil, entretenida y con una absoluta vigencia, de diálogos tensos y llenos de incertidumbre, donde la trama no decae y el público no se pierde en ella. Nos invita a reflexionar sobre el abuso de poder, la censura a los artistas y los crímenes de Estado, algo no muy lejano a lo que vivimos como país en dictadura. Un montaje recomendable con actuaciones notables.
Crónica Digital, Santiago 17 de Agosto 2023
Dramaturgia: Gastón Salvatore -| Dirección: Jesús Urqueta Cazaudehore | Traducción: Rodrigo de Castro|- Adaptación: Jesús Urqueta, Sergio Hernández y Marco Antonio de la Parra|
Elenco: SergioHernández y Daniel Antivilo -Dramaturgia Gastón Salvatore
Traductor: Rodrigo de Castro -Adaptación Jesús Urqueta, Sergio Hernández y Marco Antonio de la Parra -Diseño de Escenografía e Iluminación Tamara Figueroa AS -Realización y Montaje Dique5, Nicolás Muñoz Alfaro y equipo Teatro Finis Terrae -Diseño Vestuario Lorero Monsalve -Sastrería Rene Riega-Barba y caracterización Pamela Correa -Música Marcello Martínez – Diseño Sonoro Marcello Martínez y Pablo Ramírez-Diseño gráfico afiche Roberto Murillo -Producción artística Inés Bascuñán Pérez -Una Producción Teatro Finis Terrae.