Hoy se cumplen 46 años de la lucha de las Madres de Plaza de Mayo de Argentina, desde la primera vez que se reunieron en la plaza frente a la Casa Rosada para exigir la aparición con vida de sus hijas e hijos secuestrados, torturados y desaparecidos en la última dictadura cívico–militar del país vecino.
La primera ronda de las Madres fue el 30 de abril de 1977, cuando 14 mujeres marcharon para reclamar al entonces dictador Jorge Rafael Videla una audiencia para saber el paradero de sus hijos desaparecidos, pero con el tiempo el número de madres que participaron en las marchas por Justicia y los derechos humanos fue aumentando y llegó a reunir a 2.000 mujeres.
El 24 de marzo de 1976 ocurrió un Golpe de Estado en el país vecino, iniciándose un período de sangrienta represión, incluyendo masivos secuestros. Así, un grupo de mujeres, madres de jóvenes desaparecidos, se fueron reconociendo en su peregrinar por oficinas públicas e iglesias, buscando información sobre los paraderos de sus hijos e hijas, sin respuestas. Por iniciativa de Azucena Villaflor De Vincenti, decidieron ir a la Plaza de Mayo en abril de 1977. Un militar les ordenó “circular” por el estado de sitio vigente.
Desde la tiranía fueron descalificadas como “las locas de Plaza de Mayo”, pero las Madres perseveraron y todas las semanas se reunían en el lugar para realizar una silenciosa ronda alrededor de la Pirámide de Mayo que está en el centro de la plaza, con pañuelos blancos en sus cabezas, llegando a transformarse en un símbolo mundial de la lucha por la dignidad humana y también de la voluntad de perseverar.
La marcha de las Madres nunca se interrumpió a pesar de amenazas, descalificaciones y del secuestro en diciembre de 1977 de sus fundadoras: Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco, que fueron llevadas a la ESMA, siendo varias asesinadas y otras arrojadas al mar en los “vuelos de la muerte”.
Desde las Madres, derivó la asociación de Abuelas de Plaza de Mayo, que se ha dedicado a la búsqueda de sus nietas y nietos, que nacieron en cautiverio o fueron secuestradas junto a sus padres, y fueron apropiados por las familias de los represores.
El Presidente de Argentina Alberto Fernández homenajeó en sus redes sociales a las Madres de Plaza de Mayo, señalando que hace 46 años “iniciaron su lucha alzando la voz ante el terror” y destacó que en “la sociedad de nuestro tiempo todavía toman fuerza voces en contra de la democracia”, pero su legado “sigue intacto: no callar y persistir”.
“Al grito de #NuncaMás, la Memoria, la Verdad y la Justicia se convirtieron en el presente y el futuro de la democracia en la Argentina. Su lucha vive para siempre en nuestro pueblo”, concluyó.
La organización de derechos humanos también fue homenajeada en las redes sociales por referentes del progresismo en el Gobierno trasandino, entre ellos el Ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro; el Secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti; la Ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz; el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus; la Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidades, Ayelén Mazzina; y el Ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis.
Según informó el diario “Página 12”, durante una charla que brindó en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la referente de derechos humanos Lidia Miy Uranga, conocida como Taty Almeida, consideró como “muy importante” escuchar la historia de esas catorce mujeres que pese a la vigencia del estado de sitio se reunían en la Plaza de Mayo con la convicción de que “por separado” no iban lograr nada. Reconoció que “lamentablemente quedamos muy pocas Madres y Abuelas, pero estamos tranquilas porque esa posta la están recibiendo los jóvenes. Es un compromiso con los 30 mil desaparecidos”.
“El pañuelo blanco nació porque una de las Madres dijo en 1977, cuando acompañamos la peregrinación a Luján con la intención de hablar con la jerarquía eclesiástica, que podíamos ponernos un pañal de nuestros hijos en la cabeza. Antes no eran descartables y muchas Madres los habían guardado. Ese pañal que sirvió para cuidarlos cuando eran unos bebes, después sirvió para pedir por la vida de ellos”, recordó Almeida.
Y, enfatizó en que “a pesar de las sillas de ruedas y los bastones, las locas seguimos de pie”. En ese mismo sentido, llamó a “no bajar los brazos” y a seguir luchando porque “la única lucha que se pierde, es la que se abandona”.
Buenos Aires, 30 de abril 2023.
Crónica Digital.