El presidente constitucional de Perú, Pedro Castillo, destituido por la fuerza e injustamente preso, es víctima del fascismo, racismo y clasismo en Perú, acusó hoy el mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador.
Al cerrar su conferencia de prensa matutina de este martes, respondió así a una pregunta sobre su reunión ayer con el abogado argentino Guido Croxatto, parte del equipo legal del depuesto gobernante.
Aclaró que no generalizaba sino que se refería a los golpistas, a quienes se creen dueños del país y del derecho -con apoyo del extranjero- de saquear los recursos naturales del Perú a sus anchas.
Lo que sucede allí con Castillo, dijo, es racismo contra un serrano, un maestro, un indígena que llegó a ser presidente porque lo eligió el pueblo de manera libre y democrática, pero eso no les importó.
«Empezaron a hostigarlo y querer destruirlo y con él la democracia, y es lamentable el silencio cómplice de los denominados gobiernos democráticos y libres y de los medios de comunicación que gritan como pregoneros cuando se trata de atacar a un Gobierno popular y callan como momias cuando son los intereses económicos y políticos los que creen están en peligro», afirmó.
López Obrador añadió que al final triunfará la justicia sobre el poder impuesto, y señaló que de eso no le cabe duda.
El abogado Croxatto se entrevistó ayer con el mandatario mexicano, por el protagonismo asumido frente a la ilegal destitución y el arbitrario encarcelamiento de su defendido, declaró a la prensa local.
Resaltó que, gracias a la posición del ejecutivo mexicano, en los palacios de Gobierno de la región comienza de nuevo a hablarse de justicia y no sólo de negocios, y a esa actuación se ha sumado su homólogo colombiano, Gustavo Petro.
Croxatto planteó que los sectores más conservadores de la región han politizado al Poder Judicial para encarcelar a los líderes progresistas que representan a los sectores más desfavorecidos y no se arrodillan ante determinados intereses.
El de Perú, advirtió, es apenas un capítulo más en un largo guion latinoamericano: Cristina Fernández (Argentina), Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff (Brasil), Evo Morale (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador) y Fernando Lugo (Paraguay).
No podemos seguir judicializando a los líderes de izquierda de América Latina. Eso nos convierte en sociedades poco democráticas, porque los cabecillas de derecha, como Jair Bolsonaro y Mauricio Macri, que cometen crímenes muy graves, nunca son enjuiciados ni llevados a prisión, aseguró el abogado.
Los detenidos y procesados son los de izquierda cuando defienden los intereses y la soberanía popular, dijo.
La defensa de Castillo tiene varias estrategias. En lo interno, demostrar que los delitos que se le imputan no se configuran plenamente, expuso que la rebelión supone alzamiento con armas y éstas fueron en contra del mandatario peruano, y denunció que la conspiración implicó el concurso de dos o más voluntades.
Ciudad de México, 28 marzo 2023
Crónica Digital/PL