Por Irací Hassler Jacob, alcaldesa de Santiago
Rosario Olivares Saavedra, Subdirección de Igualdad de Género, Diversidad Sexual e Inclusión
La pandemia puso en evidencia “una crisis de cuidados” que venía hace décadas haciendo visible el movimiento de mujeres y feministas. Según la Estimación del Trabajo Doméstico no Remunerado de junio 2021, publicada por el Banco Central, las mujeres dedican 2,8 veces más tiempo que los hombres al desarrollo de labores no remuneradas. Una de las demandas centrales en esta temática a nivel mundial ha sido la creación de sistemas nacionales de cuidados, los que ya están teniendo algunos avances.
En nuestro continente, uno de los primeros países en legislar sobre este tema fue Uruguay, que promulgó la Ley de Cuidados (Nº 19.353) en noviembre 2015, que garantiza el cuidado como un derecho social. Actualmente, este debate legislativo está avanzado en Colombia, de la mano de los trabajos que han llevado a cabo los gobiernos locales, como las Manzanas de Cuidados de Bogotá, que son reconocidas a nivel internacional, como un sistema robusto en los territorios.
En el marco de estas experiencias, como municipio de Santiago, hemos asumido la responsabilidad de avanzar en una política pública para crear nuestro Sistema Barrial de Cuidados, que esperamos pueda contribuir como plan piloto del Sistema Nacional, que es parte del programa del presidente Gabriel Boric, entendiendo que los gobiernos locales tenemos la experiencia más directa y cotidiana en concretar este tipo de proyectos, y porque Santiago ha sido pionera en la implementación de políticas públicas con enfoque de género.
En concordancia con los organismos internacionales, creemos que es fundamental entender que estos sistemas surgen como respuesta a la desigual distribución del trabajo doméstico y de cuidados que existe entre hombres y mujeres (CEPAL – ONU Mujeres 2021).
Vemos que en Chile gradualmente se incrementa la población de personas mayores y el ingreso de las mujeres a l mundo laboral, por tanto, es necesario incorporar la política de cuidados a nuestro sistema de protección social, desde una perspectiva de género e inclusión como ejes centrales de nuestro quehacer.
Es por todos estos motivos que hemos inaugurado en nuestra comuna el primer espacio de cuidado: Casa Igualdad, el cual dará continuidad a la instauración de un sistema de gestión de género en la comuna de Santiago, que permitirá abordar con formación, autocuidado y contención comunitaria, la crisis de cuidados devenida de la pandemia de Covid19 y la precarización de la vida de las mujeres que asumen roles de trabajo no remunerado.
Esto, potenciando su liderazgo, participación cívica, bienestar emocional y la formación en oficios que pueden aportarles en el sustento de sus vidas; buscando derribar las prácticas asistencialistas y concentrándose en una formación que propenda a incentivar la cogestión, para quienes participen de esta iniciativa puedan replicarla en sus propios espacios.
Luego de analizar un estudio realizado por la Corporación SUR a partir de la propia realidad de las cuidadoras, los espacios definidos para la gestión incorporan ayuda psicológica, terapias de salud mental; asesoría legal y social; rehabilitación kinésica y terapia ocupacional, guardería comunitaria, capacitaciones, escuela de emprendedoras y actividades culturales.
Pero también, y quizá lo más importante, es que Casa Igualdad busca salir de las lógicas que se centran en quien requiere cuidado, viendo a quienes cuidan solo como una herramienta para proveer el mismo. Aquí en cambio, el concepto de cuidado se amplía no sólo a las infancias, personas mayores o personas en situación de discapacidad, sino que reconociendo la experiencia de cuidar y requerir cuidados como una experiencia de vida para todas las personas.
Quienes crían y quienes cuidan sin criar, quienes llegan a un nuevo territorio y requieren conformar redes, quienes desde la diversidad sexual y de género sufren violencias que requieren cuidados específicos y son también, usualmente invisibilizades en el rol que cumplen, como cuidadores dentro de sus familias y redes afectivas.
Las personas que cuidan pasan aquí también a ser sujetos de derecho, que merecen una vida digna, donde su labor es valorada y, sobre todo, donde es reconocido su derecho a una vida autónoma, sin afectaciones a su propio bienestar, a su salud física y mental.
En Casa Igualdad esperamos que todo esto pueda ser posible.
Santiago de Chile, 8 de marzo 2023
Crónica Digital