Por Miguel Alvarado Natali, Editor de Cultura
“Cada vez que digo mamá”, es la historia de una madre y una hija que por 20 años solo se conocen a través de cartas que se han enviado desde Chile a Israel. Escrita por el profesor y dramaturgo Daniel Henríquez y dirigida por Jaime Guzmán Brantes. Esta obra se está presentando en la sala del teatro Ictus hasta el 24 de noviembre, proyecto que se fue gestando a partir de la reinterpretación de material de archivo biográfico como cartas, grabaciones y postales que van contando cómo fue el encuentro entre Esther Scharager y su hija.
Madre e hija que intercambiaron cartas por muchos años, tienen un encuentro por primera vez en el aeropuerto de Miami, lugar neutral entre Chile e Israel. Entonces es aquí que se ven las caras y se cuestionan los hechos que las llevaron a separarse: el rapto de Sara por parte de su padre y la madre que no hizo mucho por retenerla, dejándole la tarea de la crianza al padre.
Interpretada por Shlomit Baytelman, a quién viéramos hace un par de meses en la obra Moscú, aquí es la madre de Sara, con una actuación notable y dulce. Es la madre ausente que a ratos es sarcástica o muy amable. En tanto, Alejandra Díaz en el papel de Sara (“Caracol”,“El Círculo”) está con mucha potencia expresiva y muy concentrada en el peso que tiene su narración. Por su parte, la actriz Carolina Larenas, (“Paren la Música”) es la mejor amiga de la protagonista y quien insiste con la idea de que toda persona debe conocer a su madre, ella mantiene una actuación correcta.
Hay que decir que esta puesta en escena no emplea los mecanismos o esquemas tradicionales, ya que se juega a hacer teatro dentro del teatro, una especie de lectura dramatizada, un recurso utilizado muchas veces, con elementos de radioteatro, que fuera de sacar un par de risas al público, no encaja en ese realismo que debe tener la simple acción de ir a orinar a un baño. Además, poner un músico en escena para tocar un instrumento en vivo, siempre es bien recibido y a veces un gran acierto, pero acá no fue integrado al elenco de actores, salvo cuando le pasa un cigarrillo a la protagonista, se percibe más como un elemento decorativo, que puede ser reemplazado por música envasada.
Con una escenografía simple pero que le da funcionalidad al montaje, donde se ocupa un proyector con fotografías de lugares y documentos para darle sentido al relato, incluyendo la aliteración –mi mamá me mima- que aprendimos de niños, esta puesta en escena sale airosa. Y nos hace reflexionar sobre la ausencia de la madre y lo que la sociedad espera de ella, lo convencional, el rol que siempre ha tenido en la historia, puede ser una mujer una madre ausente? “Cada vez que digo mamá” es en definitiva un encuentro sacado de la vida real, entre madre e hija dando cuenta de una emocionalidad e intimidad que solo puede darse entre estas dos mujeres, es una pieza que sin dudas hay que ver.
Ficha Artística “Cada vez que digo mamá”
Dramaturgia: Daniel Henríquez
Dirección: Jaime Guzmán Brantes
Actrices: Shlomit Baytelman Albala, Carolina Larenas Henríquez, Alejandra Díaz Scharager
Diseño escénico: Koke Velis
Composición musical e intérprete: Rodrigo Belmar
Vestuario y peinados: Fabián Torres
Producción General: Moisés Norambuena Nachari
Producción en terreno: Marisol López
Comunicaciones: Agencia Rizoma
Crónica Digital, Santiago, 10 de Noviembre 2022.