Jan Cademartori, Académico Universidad de Antofagasta, Magister en Economía y Doctor en Desarrollo UC Lovaina, Bélgica.
En estos días se ha entregado una propuesta del Gobierno sobre el sistema de pensiones. En la primera parte de este artículo se resume lo que se conoce de la propuesta. En la segunda parte, explicamos la diferencia de fondo entre un “sistema de reparto” y un sistema de capitalización individual. En la última parte, la medular, abordamos el tema del financiamiento de un “sistema de reparto” con base en un estudio que acabamos de terminar.
No se conocen los detalles de la propuesta del Gobierno, pero parte de ella, plantea aumentar gradualmente la tasa de cotización, con cargo a un aporte patronal. Con lo recaudado por esta mayor tasa, se mejoraría a las actuales pensiones que estén debajo del promedio. En esta parte de la propuesta, hay una semilla de “sistema de reparto”.
En el resto de lo cotizado, la parte mayoritaria de la cotización, el 10,5%, se mantiene el sistema de capitalización individual que existe hoy, solo que el dinero sería gestionado por dos tipos de instituciones. Sería rentabilizado por empresas privadas distintas a las AFP y se agregaría una agencia estatal para competir con ellas. El resto de las actividades, tales como pagos, cobranzas, atención al cliente estarían centralizadas en una institución pública con el objeto de bajar las comisiones que cobran las AFP.
Cabe entonces preguntar por qué se insiste en preservar las bases del sistema de capitalización individual. Probablemente hay razones de debilidad en la correlación de fuerzas políticas, pero ellas están influidas por el debate técnico económico. En este debate técnico económico, se ha sostenido que un sistema de reparto o colectivo, sería inviable porque se vería amenazado por el envejecimiento de la población. Supuestamente, con el paso de los años, hay menos trabajadores que cotizan en comparación al número de pensionados, lo cual desfinanciaría a largo plazo un sistema de reparto.
Para verificar, entregamos las conclusiones de nuestro estudio sobre el tema. Hemos comparado la recaudación por cotizaciones que es dable esperar en los próximos veinte años contra el aumento en el número de pensionados que es capaz de financiar. Es justamente el modo como operaría un sistema de transferencia intergeneracional (STI), mal llamado sistema de reparto. De las cotizaciones de quienes actualmente trabajan, se obtiene el financiamiento de los que actualmente están pensionados.
En cambio, el actual sistema chileno, deja un remanente estructural sin repartir en pensiones. De acuerdo a las estimaciones del economista Manuel Riesco, en todos y cada uno de los 490 meses transcurridos desde la dictación del DL3.500, hace 41 años, las cotizaciones recaudadas han más que duplicado el monto total de las pensiones pagadas por el sistema. Por ejemplo, este economista nos recordó que el Fondo partió con 108 billones de pesos en el año 2016; ingresaron durante ese año 14 billones, egresaron solo 7 billones para pagar pensiones. Es decir, quedó en el fondo la mitad de los ingresos.
Según nuestro trabajo, no se visualiza un déficit de recaudación en los próximos veinte años. Se realizaron proyecciones para el futuro del número de cotizaciones, del ingreso promedio y del número de pensionados. En un escenario intermedio, bajo un sistema STI, la recaudación por cotizaciones aumentará a un promedio anual de 3.5% en un escenario medio, en 2,3% en un escenario muy pesimista y en 7,4% en uno muy optimista. El número de pensiones a financiar aumentaría en un 6,2% (escenario muy pesimista), en un 3,2% (escenario medio) y en un 2.4% (escenario muy optimista). Solamente la conjunción de escenarios pesimistas obligaría a incrementar la tasa de cotización bajo un sistema de Transferencias Intergeneracional.
¿Es necesario entonces aumentar la tasa de cotización para mejorar las pensiones? La respuesta es sí mientras se mantenga el sistema de capitalización individual, ya que actualmente los fondos empozados en las cuentas individuales no se transfieren a pensiones. La respuesta es, depende, si el actual sistema fuera totalmente reemplazado. Podría aumentarse a futuro la cotización para cubrir algún eventual déficit o ahora para mejorar mucho más el aumento que provendría del cambio del sistema a transferencia intergeneracional. Sin embargo, hay que cuidar el efecto que una mayor cotización pudiera provocar sobre los salarios por lo cual la gradualidad es necesaria.
Santiago de Chile, 8 de noviembre 2022
Crónica Digital