En su primera entrevista como máxima autoridad de la Universidad de Santiago, el Dr. Rodrigo Vidal Rojas proyecta una casa de estudios más cercana y diferente. Sobre el Plebiscito Constitucional, le parece una instancia “extraordinaria”, pero llama a la calma. Además, enfatiza en la importancia de conocer la opinión del Estado sobre sus universidades.
Son las primeras horas de la mañana de este jueves y el Rector de la Universidad de Santiago, Dr. Rodrigo Vidal Rojas, ya viene de una reunión para ingresar a su despacho y saludar a su equipo, que le recuerda de otra actividad en su agenda, posterior a esta entrevista. Mientras se sienta, el computador de su oficina personal se enciende. La idea es reducir contratiempos a fin de conectarse lo más rápido posible a una sesión por Zoom una vez terminado este compromiso. Pese a que el tiempo apremia, se sienta hacia adelante, con sus dos brazos sobre la mesa y su mirada hace inferir que su atención está puesta solo en este momento.
Rector, académico, Rodrigo… ¿Cómo prefiere que lo llamen?
Rodrigo.
¿Por qué?
Me encanta mi nombre y creo que, también, produce cercanía con las personas.
¿Le parece relevante para su gestión generar esa cercanía?
Absolutamente relevante. Yo creo que es importante que la gente se sienta confiada con la autoridad y la gente en la universidad sabe distinguir confianza de respeto.
Usted tiene varios grados académicos. Es doctor, magíster, máster, pero su formación de base es como arquitecto. ¿Por qué eligió la arquitectura?
Porque me pareció que era una profesión que me permitía atender las necesidades de las personas en cuanto a dónde y cómo vivir. Yo creo que cuando una persona llega a su casa y se sienta en un living cómodo, tiene una vista agradable hacia afuera, un barrio que no es peligroso, un arbolito para ponerse a la sombra en el verano, un control acústico que lo protege de los ruidos molestos y un control térmico que le permite estar confortable, la gente es feliz. Me enamoré de la arquitectura muy joven, cuando estaba en primero medio, por la belleza, el arte y la tecnología que hay detrás.
¿Eso va a cambiar la forma en cómo se dirige la universidad? Desde la vuelta a la democracia, al menos, todos los rectores han provenido desde la ingeniería.
Yo espero marcar una diferencia. Si bien, desde la arquitectura tenemos mucha cercanía con las ingenierías, efectivamente, hay una apertura al arte y a la comprensión del ser humano en su integralidad. La arquitectura tiene esta propiedad del arte de crear aquellos lugares donde la gente pueda vivir feliz y yo espero desde allí marcar una diferencia respecto de los lugares donde nos desempeñamos diariamente. A veces, uno asume infraestructura igual a edificio y el tema de campus e infraestructura es mucho más amplio que eso.
Cuando asumió, se pudo ver a su familia en el Aula Magna. ¿Qué le dijeron?
Somos muy unidos, así que cuando alguno de nosotros emprende un desafío están todos ahí, apoyando. Cuando tomé la decisión de ser candidato a Rector, lo hice una vez que mi familia estuvo de acuerdo, porque este es un compromiso familiar. Uno no entra solo en esto. Por lo tanto, lo que me dijeron fue desearme mucho éxito, comprensión y acompañamiento. Tienen una paciencia de santo conmigo y re-comprometieron esa paciencia.
Usted profesa una religión, ¿no?
Para ser muy claro en este punto: yo no profeso ninguna religión. Yo, más bien, profeso una fe, una convicción, que es muy distinto. La religión son ritos, son un conjunto de obligaciones establecidas por instituciones humanas y yo no profeso nada de eso. Yo tengo una convicción profunda que tiene que ver con el valor de la vida y mi mirada de la vida tiene que ver con la persona de Jesús, que dejó un ejemplo de vida en comunidad, de solidaridad, de amor, de perdón, de aceptación, de construcción conjunta del bien común, basado en una proyección de la existencia de Dios, en quien yo creo profundamente. Por lo tanto, es una idea de la vida desde la mirada de Jesús con una fe en Dios, pero no es una profesión religiosa.
¿Cómo se compatibiliza eso con el proyecto de una universidad laica como la Usach?
Si tú le preguntas a cualquier persona en la universidad, si está de acuerdo con la solidaridad, la colaboración, la comunidad, el respeto al otro, pedir perdón, el amor, la tolerancia, te va a decir que está de acuerdo y esos son los principios que yo voy a poner encima de la mesa. Por ejemplo, el otro día me preguntaban qué opinaba yo de los carretes de los estudiantes. Me parece extraordinario que los jóvenes hagan carretes, se reúnan, festejen, bailen, toquen música, lo encuentro extraordinario. Yo creo que es parte de la vida y de la juventud. Por lo tanto, vamos a apoyar todo lo que tenga que ver con festividad universitaria. Lo que no vamos a aceptar, es el alcohol, la droga ni la violencia. Pero eso no lo vamos a tolerar ni en la festividad universitaria, ni en la sala de clases.
Instalación
Usted lleva poco más de dos semanas ya asumido como Rector. ¿Cómo evalúa este proceso de instalación a la fecha?
Intenso, complejo y desafiante. La agenda está sobrecargada. Estamos trabajando desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche. Hay muchos temas que resolver. Muchas cosas que están retrasadas y se les considera urgentes y, también, muchas expectativas. Entonces, toda la gente quiere conversar con el Rector, quiere plantearle su problema, espera que la solución venga en veinticuatro horas, así que ha sido muy intenso. Sin embargo, yo creo que es un privilegio enorme trabajar en la Universidad de Santiago.
¿Cuál es su principal meta en el corto plazo o con cuál meta le gustaría llegar al término de este año 2022?
Mira, yo tengo tres metas absolutamente priorizadas. La primera, es que todas las personas que forman parte de la comunidad se desempeñen tranquilos, felices, contentos. Para eso, tenemos que desactivar un montón de cosas que tenemos hoy y que se han ido acumulando con el tiempo. El segundo objetivo, es que necesitamos avanzar hacia la idea de entender que la academia es lo que pilota todo, no el interés político. Eso va a incluir colocar la infraestructura, la normativa y las decisiones económicas al servicio de la academia; y el tercer objetivo, que yo espero que ya tengamos algún logro de aquí a diciembre, es seguir instalando, y cada vez con mayor protagonismo, a la Universidad de Santiago en las grandes decisiones país. Hoy, en nuestra agenda, tenemos dos cosas que son fundamentales: por un lado, la necesidad de equidad de género en todos los niveles de nuestro país y de nuestra universidad, y, por otro lado, tenemos que atacar de manera seria y decidida la urgencia climática que estamos viviendo. Clima y género son dos temas que están instalados y donde yo espero que la Universidad tenga un rol protagónico respecto de ello.
Temas país
Hace una semana, participó en su primera sesión del Consorcio de Universidades del Estado y del Consejo de Rectores. ¿Qué le gustaría aportar en estas instancias?
Creo que hay un grupo de rectores formidables en el Consorcio. Hay una inteligencia académica, política y experiencia allí que es un lujo para este país, pero no sé si lo estamos aprovechando. Estamos conformándonos con estar de acuerdo en cosas y, a veces, nos estamos tacleando entre nosotros mismos, porque el DFL 4 del año 1981 nos instaló en un sistema de financiamiento en el que tenemos que competir. Ahí hay algo que tenemos que resolver, que parte por el Estado. Estoy esperando que se concrete una reunión con el presidente de la República para saber si al Estado de Chile le interesa o no sus universidades. Respecto del CRUCh, es más complejo todavía. Creo profundamente en la necesidad de que todo el sistema universitario esté vinculado, funcionando de manera colaborativa e integradora. Lo complejo es que se nos aplican reglas del juego que son distintas. Por lo tanto, siento yo un desafío tremendo por lograr que el trabajo tenga un alto grado de eficiencia. Hay logros extraordinarios, pero tenemos universidades estatales en precarias condiciones financieras.
Este domingo se va a realizar el Plebiscito constitucional. Independiente de los resultados, ¿qué le parece a usted esta jornada?
Creo que lo del domingo es una fiesta de la democracia, pese a que, lamentablemente, grupos más extremos han logrado instalar la idea de una polarización. Hace unos días, me preguntaban: “¿qué vamos a hacer el día 5 en la mañana?”, y yo dije “venir a trabajar”. Que todas las personas puedan ir a decidir el futuro de la Carta Magna de este país yo lo encuentro extraordinario, pero, también, quiero decir que creo que no nos jugamos la vida el domingo. Creo que el 5 de septiembre vamos a tener otro país, estoy absolutamente convencido de eso, pero no se nos va la vida si gana el Apruebo o el Rechazo. Lo que deberíamos hacer el domingo es levantarnos felices, celebrar la democracia y esperar tranquilos los resultados.
Finalmente, ¿cómo espera relacionarse con el Gobierno?
Queremos tener un diálogo con el Gobierno en dos sentidos. Por una parte, muy colaborativo y, por otra, crítico-constructivo. Yo quiero que el Gobierno de Chile sepa que cuenta con sus universidades para lo que necesite, para que no siga buscando en empresas privadas, sino en sus universidades, personas extraordinarias para poder aportar, y frente a los errores del Gobierno, se lo presentaremos con el respeto que se debe y llevando una solución.
Santiago de Chile, 2 de septiembre 2022
Crónica Digital/usach.cl