Por Jorge Luna
Más bien, el gobierno de Joe Biden pretende imponer a los demás integrantes del hemisferio lo que considera los intereses vitales de Estados Unidos, algo habitual en estas reuniones, aunque muy peligroso en el actual contexto latinoamericano y caribeño y también mundial.
Convocada para junio próximo bajo los vagos lemas: “Reconstruir un Mundo Mejor” y “Construir un futuro sostenible, resiliente y equitativo”, ya trascendió que temas claves, como la salud ante la pandemia Covid-19 y la migración, no serán tratados a fondo, sino, más bien, en el discriminatorio marco de la política de Washington.
A semanas de su inauguración, surgieron denuncias de manipulación por parte de los anfitriones tanto de los contenidos, como de las invitaciones, para excluir, por ejemplo, a Cuba, sometida a más de 60 años de bloqueo económico, comercial y financiero, causándole daños equivalentes hoy a un billón 326 mil 432 millones de dólares.
Para ello, denunció el canciller cubano Bruno Rodríguez, la Casa Blanca ejerce presiones extremas a numerosos países de la región que favorecen la participación de la isla caribeña.
Además de Cuba, el gobierno estadounidense también pretende excluir de su reunión a otros países, como Venezuela y Nicaragua, lo que provocó el inmediato rechazo de México y varias otras naciones, que además resaltaron sus aportes de esos países en el enfrentamiento mundial a la pandemia y a la crisis migratoria.
Cuba nunca solicitó participar en esas “cumbres”, surgidas en 1994 en Miami, Estados Unidos, y seguidas por similares en Chile (1998), Canadá (2001), México (2004), Argentina (2005), Trinidad y Tobago (2009), Colombia (2012), Panamá (2015) y Perú (2018).
Algunas de éstas debieron realizarse bajo extraordinarias medidas de protección policial, debido a crecientes protestas de manifestantes antiglobalización (Quebec-2001) y defensores de otras causas populares.
Uno de los “picos” más noticiosos de las cumbres marcó el fracaso aplastante del proyecto estadounidense del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en Mar del Plata en 2005.
En la del 2015, en Panamá, Cuba participó por primera vez en la Cumbre de las Américas, luego de insistentes exigencias de los países miembros en reuniones regionales precedentes, que además condenaron el bloqueo estadounidense.
Quedan pendientes algunas definiciones políticas en Washington antes de la anunciada cumbre. ¿Será la de Los Ángeles una oportunidad para el diálogo y la cooperación regional, como proclaman algunos? O, simplemente, ¿otra cumbre conflictiva, cuesta abajo?
La Habana, 28 de abril 2022
Crónica Digital/PL