El trabajo liderado por la investigadora de la Universidad de Magallanes, Claudia Andrade, analizó especies recolectadas en terreno en el sector de Bahía Nassau en el Cabo de Hornos.
Investigadores del Laboratorio de Ecología Funcional de la Universidad de Magallanes (UMAG) con la colaboración del Instituto de Fomento Pesquero y del Centro Ideal-UACh realizaron un estudio que permitió determinar la diversidad de presas junto con la relevancia que tienen las algas, específicamente el huiro, en la vida de las centollas y constatar la vulnerabilidad de estos crustáceos ante los cambios que enfrenta el hábitat marino.
“Los análisis indicaron que la centolla asimila energía de una fuente de carbono basal muy importante, el huiro Macrocystis pyrifera”, explicó Claudia Andrade, investigadora de la Universidad de Magallanes, quien lideró el estudio
El huiro, acotó Andrade, “es un alga que presta un servicio, por así decirlo, a la centolla, porque más que proporcionar un hábitat o micro hábitat, también moldea su coexistencia, que quiere decir que la centolla de cierta manera puede existir gracias al huiro. Entonces en términos de conservación es súper importante esta relación que existe, ya que en este trabajo se encontró que el huiro es la fuente de carbono energética principal para esta especie”.
La bióloga y doctora en Ciencias Naturales además detalló que de acuerdo con la investigación, la existencia de estas micro hábitat de huiros son fundamentales para que las centollas existan en un determinado lugar, que en este caso es la zona del Cabo de Hornos. “Esta alga le provee a la centolla un servicio de coexistencia porque se refugia ahí, viven ahí los ejemplares de pequeño tamaño, se alimentan y hacen uso del hábitat. Es su medio y si una especie no cuenta con los elementos de un hábitat complejo que permitan su desarrollo y ciclo de vida es difícil que pueda permanecer”, afirmó.
La investigadora añadió que “si no existiera este micro hábitat que ofrecen los que ofrecen los huiros junto con el material orgánico en descomposición de restos de estas algas lo más probable es que probable es que la población de centollas no estaría en dicha zona y entendemos que estas algas tienen relación con su conducta de alimentación, y todo su ciclo de vida. Esto lleva a confirmar que en materia de conservación es importante conservar justamente estos huiros para asegurar la presencia de esta especie”.
En este trabajo titulado Trophic Niche Dynamics and Diet Partitioning of King Crab Lithodes santolla in Chile’s Sub-Antarctic Water se utilizaron análisis de contenido estomacal y de isótopos estables para revelar las características dietéticas potenciales, el nicho isotópico, la superposición entre las etapas de madurez y los sexos, y las relaciones tróficas de centollas recolectadas en la zona del Cabo de Hornos, específicamente en Bahía de Nassau.
Andrade explicó que el Nicho Isotópico es una descripción que se realiza por medio de la técnica de análisis de isotopos estables, que es un análisis químico que se le hace a los tejidos de centolla, específicamente al músculo que proviene de las patas. El Nicho Isotópico muestra la estrategia alimenticia que tiene un organismo, y permite describir su conducta de forrajeo.
Según Andrade, “este estudio es el primer intento de caracterizar la dinámica trófica de la centolla austral en el área del Cabo de Hornos y, al generar más datos, contribuye a la conservación de la población de centolla y a la gestión a largo plazo de las pesquerías locales que dependen de este recurso”. Es decir, esta fue la primera investigación que, con datos recogidos en terreno, permitió ver que efectivamente el hábitat marca las diferencias en alimentación que tienen los mismos individuos para esta especie.
Los datos revelaron además que las hembras de centolla tienden a conseguir sus presas en un hábitat diferente al de los machos “y esto se debe a la diferenciación de nicho encontrada. Lo mismo sucede con los juveniles y adultos. Pero en resumen, todos los individuos de la población asimilan carbono proveniente del huiro, pero usan el hábitat de diferente manera”, sostuvo.
Además, la posición trófica de la centolla varió entre los juveniles tardíos y los adultos, lo que sugiere que esta especie presenta un cambio de dieta ontogenético, esto sugiere, según explicó la investigadora “que esta especie presenta un cambio de la dieta a medida que va creciendo, y esto también está condicionado por el uso del hábitat, o sea que depende de donde se encuentren a lo largo de su ciclo de vida”.
Las relaciones tróficas de la centolla con la fauna asociada sugirieron algunas interacciones potenciales para los recursos alimentarios y el uso del hábitat cuando estos son limitados. “Esto es interesante para seguir investigando porque nos permitiría comprender si es que existen similares presas y uso del hábitat por parte de diferentes recursos pesqueros lo que podría tener implicancias en interacciones de tipo competitiva por las fuentes de alimento o bien el hábitat”, afirmó.
Crónica Digital
21 de marzo de 2022