Esto se debe, dijo, a que es un país invadido por tropas de Estados Unidos al punto que cada instalación castrense (siete) en su territorio, «puede ser usada por las tropas norteñas, sin mayores requisitos”.
“Colombia es el socio estratégico de Estados Unidos en América Latina, al punto de haberlo incluido como asociado especial en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)”, enfatizó.
Desde la nación sudamericana, aseguró, Washington puede controlar a toda la región; en estos momentos el país “es esencial para una posible invasión a Venezuela”.
A eso se añade que soldados y oficiales colombianos están bajo la bandera estadounidense y de la OTAN en varias naciones del mundo, debido a su gran experiencia en guerra irregular, recalcó el autor de Colombia, laboratorio de embrujos: democracia y terrorismo de Estado; Terrorismos y otros maleficios, entre otras obras.
El también documentalista radicado en Francia, señaló que Colombia, por ser socio de la OTAN, no solo participa en acciones militares, sino que al ser supuestamente “agredida”, por ejemplo, por Venezuela, las fuerzas de dicho bloque llegarían en su apoyo.
Añadió que el país por ser muy grande y estar situado en la mitad de América Latina, le facilita a las fuerzas de la alianza atlántica hasta adiestrarse en su territorio, algo que ya hacían algunos países que la conforman.
Enfatizó que todo ese escenario tiene lugar en territorio que, contradictoriamente a pesar de ser invadido por tropas militares estadounidenses “se registra el mayor tráfico de cocaína hacia Estados Unidos”.
“Todas las bases militares estadounidenses están bajo el pretexto de combatir el tráfico de drogas y como en el Afganistán invadido, la cocaína sale y sale sin el menor problema”, aseguró.
EL CONFLICTO INTERNO NO ACABA
Acerca del Acuerdo de Paz firmado en 2016 entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo y el gobierno de Juan Manuel Santos en representación del Estado, aseguró que “no acabó con el conflicto interno, y eso es palpable”.
“Esa firma, y el silencio de los fusiles de buena parte de las FARC, no trajeron las reformas sociales, políticas y económicas que generaron ese conflicto. Por ello el conflicto militar sigue”, destacó el escritor y periodista, miembro de la Sociedad de Personajes Literarios (Société des gens de lettres), SGDL, asociación privada francesa.
Acerca de los distintos grupos armados que operan en el país, remarcó que no se pueden poner en el mismo saco a esas guerrillas y a los narcoparamilitares porque -dijo- “estos últimos son parte esencial del régimen colombiano para mantenerse en el poder.”
“Los narcoparamilitares son aliados estratégicos del régimen colombiano y también de Estados Unidos y de la OTAN, pues ellos hacen el trabajo sucio contra la población, y “limpian” las regiones de campesinos que se oponen a las empresas estadounidenses, principalmente, pero también europeas”, comentó.
Añadió que los proyectos de explotación de esas empresas no favorecen ni a humanos ni a la preservación de la naturaleza y recordó que a las primeras estructuras narcoparamilitares “las entrenaron estadounidenses, ingleses e israelíes”.
Acotó que las guerrillas siguen en combate porque, “como ya lo dije, las causas que hace más de 60 años las hicieron surgir siguen intactas, o hasta peores, incluida la intransigencia política de las élites, que no permiten organizaciones que les pongan en peligro sus privilegios, o hasta una simple alcaldía”.
URGE LA PAZ
Sobre el conflicto en Arauca, exacerbado a inicios de este año, señaló que es un territorio altamente estratégico, no solo por ser frontera con Venezuela, sino por su petróleo y otras riquezas importantes.
En la entrevista con Prensa Latina, vía internet, afirmó que desde hace muchas décadas Estados Unidos quiere tener acceso libre a esa región por todos sus recursos estratégicos y con la Revolución bolivariana en Venezuela adquirió un doble interés.
Asimismo, señaló que es interesante ver cómo se le ha dado tanta importancia mediática a esa zona, cuando por ejemplo, el departamento del Cauca posee unos niveles de violencia política contra la población, por parte de paramilitares, mucho más grave.
“Claro, en el Cauca el paramilitarismo es muy fuerte y logra mantener frenado el avance de las guerrillas, pero, principalmente, asesinar impunemente a muchos dirigentes sociales e indígenas, lo cual debilita a las organizaciones sociales contestarias de las políticas gubernamentales de todo tipo”, aseveró.
Atentados con artefactos explosivos, tanto contra instalaciones militares como civiles, asesinatos de líderes sociales y de excombatientes de las extintas FARC-EP en proceso de reincorporación, masacres, entre otros hechos de violencia, reflejan un escenario donde urge la paz por el bien de los colombianos.
Bogotá, 17 de marzo 2022
Crónica Digital/PL