En un artículo difundido en la agencia Télam, el jefe de la diplomacia argentina destacó que la Celac, de la cual forman parte 32 países, «surgió de las entrañas mismas de los pueblos latinoamericanos y caribeños como respuesta a la necesidad de unirnos sin exclusiones».
El valor de la Celac, sostuvo el ministro, «es que dejamos de lado los clichés. Por favor, que se entienda bien: no nació para competir con nada ni con nadie».
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En su escrito, Cafiero subrayó que cuando en 2013 se reunieron, en Santiago de Chile, los presidentes de América Latina y el Caribe en la primera cumbre, celebrada al más alto nivel, consumaron un hecho inédito: era la primera vez que lo hacían.
Jamás había sucedido en toda la vida independiente de la región. Suena inconcebible, pero así son los hechos, destacó, tras agregar que los hechos tienen su razón de ser. «Llegó a existir una Celac porque antes, en las democracias incipientes de los años 80, ocho naciones de América Latina se comprometieron proactivamente con la paz cuando formaron primero el Grupo Contadora (integrado por México, Venezuela, Colombia y Panamá) y el Grupo de Apoyo a Contadora (con la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay).
El ministro destacó que hubo Celac «porque antes fueron creadas instancias de integración tan diversas como el Pacto Andino, el Mercosur, la Comunidad del Caribe o la Asociación Latinoamericana de Integración. Porque pudimos convertirnos en una región sin guerras».
Hay Celac porque está claro, y Argentina no se cansará de insistir en ello, que Latinoamérica y el Caribe es también el Caribe y Latinoamérica. O sea, un conjunto de iguales, remarca en su escrito.
Asimismo, el canciller de esta nación austral manifestó que conceptos como diálogo o cooperación no aluden simplemente a la naturaleza de este mecanismo regional, que es un foro y no un bloque o un mercado común, y por eso funciona mediante el consenso.
En un mundo fragmentado, el diálogo es una herramienta imprescindible para alumbrar nuevas ideas y ganar capacidad negociadora. También, naturalmente, para tender puentes hacia países o foros extrarregionales, acotó.
En su artículo, Cafiero manifestó que «solos no podemos encontrar soluciones relacionadas con la recuperación económica, la estrategia sanitaria, la cooperación espacial, la ciencia y la tecnología para la innovación social, la gestión integral de riesgo en situaciones de desastre y la infraestructura».
También agraedeció que, a cuatro décadas del conflicto de Malvinas, territorio usurpado a este país por el Reino Unido, la Celac sea uno de los apoyos permanentes para negociar en paz el ejercicio efectivo de la soberanía sobre ese territorio.
«El Papa Francisco pidió, en la encíclica Fratelli Tutti, que el mundo siga una ética de las relaciones internacionales.
La Celac representa el testimonio de que ese objetivo no es, para nada, una utopía», concluye el ministro.
Buenos Aires, 6 de enero 2022
Crónica Digital/PL