Roland Barthes se ocupó de reflexionar sobre la fotografía y entre muchos otros aportes introdujo el concepto de studium como la parte de la fotografía que el autor de la misma ha planificado o buscado, y hasta diríamos que “conscientemente ha percibido”. Por otro lado danza el punctum, lo diferente y extraño, esa cualidad que está fuera del control consciente del autor, eso que nos “flecha”, nos “pincha” y nos atrapa. Ese toque que parece llamarnos a sentir más allá de lo físico, el pellizco que sentimos en el “alma” cuando vemos una “imagen viva”. No lo podemos explicar, pero aporta una dimensión extra a la imagen, aquello que la completa y que le faltaba antes de ser vista.
En este viaje de imágenes, en esa fotografía, podemos insertar la casa, el barrio, la plaza y el colegio, entre otros lugares comunes que han sido y son parte de nuestro vivir cotidiano. Y es así como studium y punctum se proyectan más allá de la fotografía, llegando hasta las imágenes no concebidas ni soñadas. Y es en la escuela donde el studium se adueña de las mentes, cuando ese “fotógrafo” que conscientemente e intencionadamente planifica y desarrolla una clase. Donde se plasma el deseo más íntimo del docente, sus memorias, sus emociones, sus conocimientos y por que no decirlo, sus sueños. Lo que el docente desea crear… Por otro lado, encontramos el aprendizaje, el punctum. Eso personal, que juega más en el terreno del inconsciente, no intencionado, que depende del estudiante en su totalidad. Es en él donde “ese azar despunta y surge como una flecha que viene a clavarse”.
Así, el punctum puede corresponder a toda la escena (la sala de clases, el patio, los compañeros, los sonidos y los colores… y los docentes)… aunque muy a menudo solo es una parte de ella, un detalle que deviene algo proustiano: algo íntimo y a menudo innombrable. Por ello, el aprendizaje y el punctum vendrían dados por la fascinación, por la emoción que genera una respuesta, eso que provoca al estudiante, como si se corriese una cortina para dejar entrar la luz que alumbrará el interior, una luciérnaga placentera … Algo que no se busca sino que evoca y sale para “pinchar”con delicadeza.
Mauricio Hidalgo: Biólogo PhD. Investigador Independiente. Intereses: Neurociencias, neuroepigenética, aprendizaje y epigenética biopsicosocial. Aprendiz en esto del vivir. Divulgador y Escritor. Autor de los libros: Ayurveda en una era post-genómica (2018). Epigenética: (Re)pensar el aprendizaje y la educación (2018). Neurociencias, Aprendizaje y Bienestar (2019).
Santiago de Chile, 19 de noviembre 2021
Crónica Digital