Las élites políticas y económica no han estado a la altura, ya lo sabemos. Han preferido, convivir con la corrupción. Han preferido, negar el cuarto retiro. Han optado, por criminalizar e invisibilizar las demandas más sentidas del pueblo chileno. Ese pueblo, bombardeado de incertidumbre y temor, decidirá en las urnas este domingo ¿por quién doblan las campanas? y lo hará sin una épica de vida o muerte -sin martirio mediante-como en la novela de Hemingway.