El cuadro político transita por un momento de incertidumbre, la derecha juega la carta del temor, del discurso único y diversificado en dos candidaturas cuyo fin es el mismo: defender la institucionalidad neoliberal. Se trata de militarizar el conflicto social, de anular a la oposición al modelo acusándolos de ser parte de una maquinación donde delincuentes, narcos y terroristas, llevan el pandero.
La conmemoración del segundo año del proceso de rebelión, devela un elemento fundamental, la necesidad imperiosa de remover al empresario Piñera de su estatus de presidente, como señal política de una élite, dispuesta a pagar sus deudas pendientes con un pueblo abusado.