Sin medir consecuencias, el presidente Jair Bolsonaro estimuló hoy a todos en Brasil a que deberían comprarse un rifle, en un encuentro con partidarios en el exterior del Palacio de la Alvorada, residencia oficial.
Cual guiño a su política de armas, Bolsonaro defendió también este jueves el porte y la posesión de artefactos bélicos para sus coterráneos.
El exmilitar se burló de los informes de prensa que señalan que el número de adquisición de aparatos de guerra se duplica año tras año.
Al rebatir los guarimos, comentó, también ante seguidores, que espera que ‘se quintuplique’.
‘Hoy en día, el hombre de campo está más tranquilo. Tomamos el dinero de las ONGs (organizaciones no gubernamentales), logramos vía decreto darle el rifle 762 a usted… Hoy puede montar a caballo o coger su jeep (vehículo) y pasearse por la granja todo armado’, señaló.
Argumentó que mientras ‘los bandidos iban armados con fusiles automáticos en Río de Janeiro, la prensa no decía nada…, era genial. Ahora, cuando los buenos ciudadanos compran armas, la gente critica’, se quejó.
Una encuesta realizada por el Foro Brasileño de Seguridad Pública en el Anuario de Seguridad Pública 2021 sobre las armas de fuego para el año anterior muestra que Brasil vive una verdadera carrera armamentista.
En diciembre de 2020, el país contaba con dos millones 77 mil 126 armas en arsenales privados, incluyendo las categorías especiales de tirador, cazador y cobrador, y los equipos bélicos privados de policías, otros profesionales de la seguridad pública y militares del Ejército.
De acuerdo con la publicación, se puede decir que en cada grupo de 100 brasileños hay al menos un arma privada disponible.
‘Las cifras presentadas en este anuario llaman la atención sobre el importante aumento del número de armas que entraron en circulación en manos de particulares y la rapidez con lo cual ocurre’, refiere el estudio.
En otras palabras, remarca, ‘mientras algunos segmentos de la población brasileña se arman rápidamente, el Estado reduce su capacidad de mitigar los efectos nocivos de esos mismos instrumentos, generando todo tipo de violencia’.
Por otra parte, hubo un descenso del 50,4 por ciento en la cifra total de armas destruidas en 2020 en comparación con el año anterior, una cantidad equivalente a cerca del 57,1 por ciento del volumen decomisado por los agentes de policía en el calendario.
En febrero, Bolsonaro modificó cuatro decretos federales con el objetivo de reducir la burocracia y ampliar el acceso a los artilugios de fuego y a las municiones.
Durante una manifestación en mayo, entre aplausos, afirmó gozosamente que está legalizando ‘cada vez más’ las armas en Brasil.
Brasilia, 27 de agosto 2021
Crónica Digital/PL