Admiro profundamente a las personas como Ángela González, una joven de Colina a la que por la violencia arrebataron su vida el pasado lunes 29 de marzo. Nos conocíamos desde las luchas que irrumpieron en Colina al calor del estallido social que irrumpió en Chile desde el 18 de octubre de 2019.
Su partida me dolió mucho, mucho. Solo espero que el dinero no corrompa a la justicia y la impunidad no se imponga. Solo anhelo que se haga justicia. Solo deseo que se confirme lo que la investigación ha establecido hasta ahora, que fue un homicidio, y que exista castigo.
Por eso, hemos recibido con dolor e indignación la noticia de que la Corte de Apelaciones de Santiago dejó sin efecto la medida de prisión preventiva que se había dispuesto contra el responsable de la muerte de nuestra compañera.
Ángela, al igual que muchas y muchos jóvenes del país, fue una luchadora muy entusiasta y alegre. Ella se dio cuenta de lo violento que es el sistema imperante, lo violento que es ver a tus abuelos con pensiones de hambre y miseria, lo violento que es trabajar 12 horas al día más el tiempo en transportarte y que apenas puedas ver a tus hijos. Eso es lo violento.
Ángela tomó conciencia de lo injusto que es endeudarse para comprar alimentos y productos esenciales en el supermercado; lo injusto que es vivir endeudado para estudiar; lo injusto que resulta ver que el Presidente Sebastián Piñera incrementa su fortuna, mientras la mayoría de las y los trabajadores gana menos de $400.000 Lucas.
Todo ello es lo violento y lo injusto. Es lo que a muchas y muchos les aburrió, y por eso muchas y muchos jóvenes están en una constante movilización. Porque los chiquillos, simplemente, se aburrieron del abuso y la injusticia. Quieren un cambio.
Las y los jóvenes, como Ángela, han sido un ejemplo. Nos han mostrado y muestran el camino.
Solo espero ser digno del ejemplo y el sacrificio de Ángela González y de muchísimos jóvenes más que han perdido la vida, han sufrido mutilaciones o se les ha recluido en prisión desde que Chile despertó.
En Colina podemos mencionar el caso de Carlos Astudillo, que el 20 de octubre de 2019, fue gravemente lesionado luego de ser baleado por un militar mientras participaba en una movilización masiva en el centro de Colina. Recorrieron todo el mundo las imágenes de Carlos inconsciente, ensangrentado y arrastrado por los uniformados.
También el emblemático caso de Gustavo Gatica, vecino de Colina, a quien un carabinero le arrebató la visión, luego de dispararle perdigones en forma alevosa mientras participaba en manifestaciones en la Plaza de la Dignidad el 8 de noviembre de 2019. “Yo tenía claro lo que yo estaba haciendo ahí, él tenía claro lo que él estaba haciendo ahí. Así pasó todo”, declaró en una entrevista.
Todos ellos son los que nos enseñaron a dar la pelea por una vida digna para todas y todos. Y no descansar hasta que la dignidad se haga costumbre.
Justicia para Ángela González.
Justicia para Carlos Astudillo.
Justicia para Gustavo Gatica.
Justicia para las víctimas de las violaciones a los Derechos Humanos.
Libertad para los presos de la revuelta social.
Por Claudio Lillo Llanquitru. El autor es Profesor de Historia de la Universidad de Playa Ancha, progresista y vecino de Colina.
Imagen principal: Redes Sociales.
Santiago, 9 de abril 2021.
Crónica Digital.