Ecuador vivió una jornada de elecciones generales marcada por una alta participación de votantes decididos a generar un cambio en el país, sumido hoy en una crisis económica, sanitaria e institucional.
Sin importar las diferentes tendencias ideológicas, el pueblo salió a plasmar su voluntad en tres papeletas para elegir al próximo presidente y vicepresidente de la República, los 137 miembros de la Asamblea Nacional y los cinco parlamentarios andinos.
Con una cifra récord de 16 binomios presidenciales, múltiples fueron las opciones, aunque a juicio de la socióloga y analista política Irene León, hay dos bloques bien definidos: uno con 15 aspirantes afines al neoliberalismo y el otro la fuerza progresista UNES, que busca recuperar la democracia y devolver la institucionalidad y respeto a la Constitución.
Los resultados de las encuestas a boca de urna de las justas, emitidos a pocos minutos del cierre de los recintos electorales, confirmaron los sondeos que dieron una ventaja en popularidad y seguidores a la coalición Unión por la Esperanza (UNES) y a su binomio Andrés Arauz-Carlos Rabascall. Cifras que oscilaron de 34 a 36 por ciento demostraron cómo el progresismo aún constituye el movimiento con mayor empuje en esta nación andina, pese a todos los intentos por desacreditarla, denunciados por sus miembros, y a los numerosos obstáculos que debió sortear la organización política para continuar en la contienda.
En segunda y tercera posiciones quedaron Guillermo Lasso (CREO), quien ya fracasó en dos intentos anteriores de alcanzar la presidencia, y Yaku Pérez, de Pachakutik, brazo político de la Confederación de Pueblos y Nacionalidades Indígenas de Ecuador, respectivamente.
Sin embargo, el conteo rápido del Consejo Nacional Electoral mantuvo en primer lugar a Arauz, pero alternó los puestos de Pérez y Lasso con una pequeña diferencia que indicaría un empate técnico.
Para sorpresa de muchos, Xavier Hervas, uno de los candidatos menos conocido en el mundo de la política ecuatoriana, logró atraer a suficientes electores como para ubicarlo en el cuarto escalón de la lista.
A juicio del académico y analista en temas políticos Fernando Casado, es muy pronto para interpretar los datos o aventurar un resultado porque el proceso sigue abierto.
‘Quizás las claras consecuencias de esta consulta electoral tiene que ver con que el correísmo sigue siendo la principal fuerza en el Ecuador, una fuerza muy sólida, que aglutina, mínimo, al 33 por ciento del electorado’, estimó Casado en conversación con Prensa Latina.
Sobre la posibilidad de ir a balotaje, avizorada ya por muchos, advirtió que es necesario tener en cuenta si el cómputo del Consejo Nacional Electoral incluyó los votos nulos y blancos, pues de no haberlo hecho Arauz podría estar muy cerca de ganar en la primera vuelta.
De todas formas, defiende el criterio de que las justas mostraron una estrepitosa caída de la agenda neoliberal, representada por Lasso, y el surgimiento de una renovación política y una apertura del espectro electoral, personificados por Yaku Pérez y Xavier Hervas.
A esos elementos, agregó una Asamblea Nacional muy fragmentada, con distintas representaciones políticas pero con amplio rechazo a los paquetazos de corte neoliberal aplicados en la gestión actual del presidente Lenín Moreno.
Todas esas realidades confluyen en un espacio en el que solo resta esperar por los resultados, en firme, del proceso democrático efectuado en medio de otro mal presente en Ecuador, la crisis sanitaria derivada del avance de la Covid-19, cuyas consecuencias en el plano económico y social imponen serios desafíos al próximo gobierno nacional.
Mientras, la expectativa continúa alta en esta nación andina, que deberá esperar unas horas más para saber si habrá una nueva votación y quienes serán los contrincantes.
Quito, 8 febrero 2021
Crónica Digital/PL