Ante el incremento de los nuevos contagios de COVID–19 y las muertes por complicaciones asociadas a esta enfermedad, lograr la inmunización masiva para controlar la pandemia es una necesidad cada vez más urgente.
Las Américas, con más de 45 millones de casos confirmados y una cifra superior al millón de muertes, es hoy la región más afectada, según los datos de la Organización Mundial y Panamericana de la Salud (OMS/OPS). Sin embargo, especialistas señalan que no todos los países avanzan a buen ritmo en el proceso de vacunación.
A finales de 2020, México, Costa Rica y Chile se convirtieron en los primeros Estados de Latinoamérica en comenzar con la inmunización, seguidos por Argentina. El Presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien se recupera de la enfermedad, informó que en febrero ese país tendrá alrededor de seis millones de dosis, y en marzo continuarán sin ningún problema el proceso de vacunación con el doble de ellas.
En Costa Rica, por su parte, la Unión Nacional de Empleados de la Caja y la Seguridad Social denunció un malestar casi general en el país por la solicitud del Presidente Carlos Alvarado para evaluar la posible vacunación de la clase política y empresarial antes de los trabajadores de atención en la primera línea.
Chile anunció que iniciará en febrero la inmunización masiva, luego de la llegada de un cargamento de 1,9 millones de dosis de la farmacéutica china Sinovac. El Gobierno administra también a la población la vacuna de Pfizer y BioNTech (Estados Unidos–Alemania), y la de la Universidad de Oxford y la farmacéutica anglo–sueca AstraZeneca.
Argentina fue otro de los primeros países en iniciar la vacunación con el candidato ruso Sputnik V, primero en el sector de la salud y desde las últimas semanas comenzaron a acceder a ella los mayores de 60 años.
A la par, científicos argentinos avanzan en una investigación que comenzó a mediados de 2020 para una vacuna propia en contra de la COVID–19 en base al uso de una proteína recombinante.
Otro de los países que ha sido titular en las últimas semanas por el inicio de la vacunación contra la COVID–19 es Bolivia. Este proceso comenzó en la ciudad de La Paz con la aplicación de Sputnik V al personal en la primera línea de batalla contra el virus SARS–CoV–2, causante de la enfermedad.
Panamá aplicó más de cinco mil 200 dosis, cifra que representa el 80 por ciento de las personas contempladas en el primer grupo de inmunización, entre ellos trabajadores de salud.
En Ecuador el plan de vacunación nacional, que comenzó en Quito, Guayaquil, Cuenca y Manta, en su fase cero o piloto, también incluye al personal de salud en primera línea de combate a la pandemia, así como a ancianos y cuidadores de centros geriátricos.
Hasta el venidero mes de octubre, el ejecutivo nacional espera inmunizar con la vacuna Pfizer–BioNTech y otras elaboradas por diferentes farmacéuticas al 60 por ciento de la población, unos 10 millones de ciudadanos.
Otros países tales como Venezuela, República Dominicana, Nicaragua, Uruguay y Perú se encuentran en proceso de comenzar la inmunización antiCovid–19.
En Estados Unidos, el país con mayor cifra de casos confirmados y de fallecidos, funcionarios y expertos médicos alertaron recientemente sobre la desigual aplicación de vacunas en los grupos poblacionales.
Datos a nivel estatal revelan una brecha racial en cuanto a la administración del inyectable, pues los negros e hispanos reciben menos inoculaciones que sus homólogos blancos, a pesar de enfermar y morir en tasas mucho más altas, sostienen medios de prensa locales.
Asimismo, en Brasil, el tercer país más afectado a nivel global, varios gobernadores pidieron al Presidente Jair Bolsonaro la compra de 54 millones de dosis de CoronaVac, la vacuna desarrollada por el laboratorio chino Sinovac.
El gigante sudamericano autorizó desde el 17 de enero el uso con carácter de emergencia de los antídotos de Sinovac y de la Oxford/AstraZeneca.
En este contexto regional, los especialistas alertan sobre la preocupante posibilidad de un abastecimiento insuficiente de vacunas.
Con ese objetivo, la OMS y la OPS impulsan el Mecanismo Covax, iniciativa mediante la cual se pretende obtener por lo menos dos mil millones de dosis antes de finalizar el 2021 para inmunizar alrededor del 20 por ciento de la población de 186 países.
De acuerdo con los expertos, las vacunas serán una herramienta indispensable en la lucha en contra de la COVID–19 pero no acabarán con la pandemia, por lo cual es necesario mantener las medidas de protección e incorporar la inmunización en una estrategia de salud pública eficaz.
La Habana, 1 de febrero 2021.
Crónica Digital / Prensa Latina.