El fallecimiento este viernes de uno de los nuestros, el juez Juan Guzmán Tapia, miembro del directorio de Crónica Digital, desde 2006, llena de duelo a esta casa periodística, como al mundo de la defensa de los Derechos Humanos en Chile, y del rechazo a la dictadura criminal del general Augusto Pinochet y la derecha política y económica (1973-1990.
Nos afecta el dolor de su partida, pero nos llena de orgullo, el haber compartido ideales, y el haber contado con su colaboración, su consejo, y compartido su humanidad y su calidad humana.
El aporte de Juan Guzmán a la denuncia de los crímenes de la dictadura, del imperio del Terrorismo de Estado, puesto al servicio de la Derecha política y de los grupos empresariales del país, devolvió el prestigio y la autoridad moral e institucional al Poder Judicial chileno, que se subordinó al aparato de terror y crimen implantado por la dictadura.
Su valentía al procesar a Pinochet por los crímenes de la Caravana de la Muerte, y su lucha constante por lograr justicia en los casos de detenidos desaparecidos, lo hicieron merecedor del reconocimiento y cariño ciudadano y de la humanidad.
En 1998 fue designado como ministro a cargo de las causas contra Pinochet en el caso conocido como “Caravana de la muerte”, pero chocó contra un muro de defensa del Dictador.
En una entrevista periodística en 2008 recordó la ingrata situación: “En tres ocasiones lo encargué reo. Dos veces la Corte Suprema y una vez la de Apelaciones dejaron sin efecto esas encargatoria(..) Nadie dudará de su responsabilidad en los crímenes que se le imputaron. Lamento mucho la calidad de vida que tuvo, pero creo que debió ser juzgado”.
Guzmán agregó, simplemente: “Hice todo lo posible para juzgar a Pinochet, pero la Corte de Apelaciones de Santiago y, luego, la Corte Suprema revocaron esa decisión, sobreseyéndolo definitivamente. Sacaron a Pinochet del banquillo de los acusados”.
Fue sin duda, junto a su personalidad modesta, pero sólida una figura providencial, y sin proponérselo una clave y legendaria en el proceso de la recuperación de la democracia en el país y en la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas de la barbarie de Pinochet y de sus cómplices.
“Fue un juez valiente, de gran compromiso con la causa de los derechos humanos, fue un juez con coraje y que nunca cedió a las presiones que el establishment hizo de forma frenética para parar el desafuero y procesamiento de Pinochet”, señaló en su homenaje, la abogada y diputada comunista, Carmen Hertz.
“Chile le debe parte de nuestra libertad, justicia y democracia”, señaló por su lado el diputado demócrata cristiano, Gabriel Ascencio.
Tras su salida del poder judicial, en 2005, el Juez Guzmán asumió la defensa en causas ecológicas indigenistas, defendiendo en una oportunidad al dirigente mapuche Héctor Llaitul, y también representó a comunidades atacameñas y aimaras que se oponían a la explotación de energía geotérmica en los geiseres de El Tatio.
Fue decano de la Universidad Central, realizó clases de Ética Profesional en la Facultad de Derecho y dirigió el Centro de Estudios de Derechos Humanos en la misma universidad.
Crónica Digital entrega sus condolencias a la familia del juez Juan Guzmán, a la comunidad de defensa de los Derechos Humanos, a todos quiénes fueron sus amigos, colegas, compañeros, hermanos, alumnos.
Todos lo recordaremos como un hombre recto, justo, valiente, patriota, demócrata cabal y comprometido con la defensa de los Derechos Humanos y la Justicia.
Por Marcel Garcés Muñoz
Director
Crónica Digital
Santiago de Chile, 23 de enero 2021
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