La Unidad ha sido el tema de las últimas semanas, como no, si las elecciones se acercan y la unidad opositora se torna áspera a pesar que todos declaran la importancia de ella y su insustituible necesidad.
Los tiempos corren, todo se enreda, no existe el mea culpa que se exige, algunos responden “Hicimos todo para que Chile saliera de los índices de pobreza”.
Y todo eso tiene una cuota de realidad, pero a pesar de ello existe una cierta resistencia a converger; predomina la desconfianza que solo es superada por los egos de sus protagonistas, jóvenes o más maduros. Esto es transversal, hasta ahora lo único que los hace similares.
¿Cómo superar este estancamiento de la Centro Izquierda? ¿Por qué se insiste en continuar con las Auto felicitaciones? ¿Por qué no se humaniza el trato con la ciudadanía?
¿Por qué se continua con discusiones bizantinas, cuando lo importante continua esperando?
¿Y qué es lo importante?, quizá tiene que ver con los millones de jubilados que no tienen como sobrevivir con dignidad sin molestar a sus hijos o familiares, quizá también tiene que ver con esos trabajadores y trabajadoras que abusan de ellos y los hostigan para que no se sindicalicen -ni menos- para negociar con su patrón o concordar si quiera una relación más simétrica con la empresa a la cual le entregan la vida entera y la hacen más rentable.
También tiene que ver con esa maravillosa revolución feminista, que nos impulsó a dar la vuelta al mundo como país; aun en nuestras mentes suena el cántico “el violador eres tú”.
Tiene que ver con lo que a gritos nos exigen, ser un “Estado Plurinacional”, para que nuestros ancestros y nuestros pueblos, tengan la dignidad que se merecen.
Tiene que ver con que ningún niño ni joven se quede sin educación de calidad, por no contar con recursos y tiene que ver también, con que nuestros enfermos no estén en los pasillos sin contar con la dignidad que un enfermo se merece.
Necesitamos urgente una democracia más firme y más representativa, necesitamos más participación, pero una participación vinculante y no donde nuestra opinión no tenga efecto alguno.
Quizá la clave es que la elite política, ya elite por demasiado tiempo, se involucre con gente que pueda interpretar su sentir y a su vez proponga soluciones y caminos por donde canalizar todas esas demandas que han esperado por muchos años pacientemente.
De otra forma, esta elite política continuará siendo parte del problema lejos de transformarse en parte de la solución; como debiera ser la Política con letras mayúsculas, grande y Honorable.
Cecilia Valdés L.
Vicepresidenta Nacional
PDC- Chile.
Crónica Digital
Santiago de Chile, 28 de diciembre 2020