Las contradicciones y las agudas desigualdades sociales generadas por el capitalismo-neoliberalismo impuesto en Chile no serán resueltas con la multiplicidad de candidaturas presidenciales, ni con la variedad de listas a constituyentes, ni con puntuales demandas reivindicativas.
Si bien el octubre de 2019 constituyó un un momento importante desde el punto de vista popular, también lo es el continuar la lucha, pero con objetivos dirigidos a lo medular, esto es, al ataque frontal a las bases del modelo neoliberal. La AFP por ejemplo, no deben ser reformadas, deben ser erradicadas porque no son un sistema de previsión, son un sistema de capitalización individual que no cubre las necesidades de los pensionados; por el contrario es un llamado abierto a la pobreza.
También se deben orientar las movilizaciones a la nacionalización de los servicios básicos como el agua, electricidad, gas, litio, etc. La salud pública debe ser de calidad al mismo nivel que la privada. La educación debe ser gratuita y acorde con políticas democráticas, no discriminatorias por razones económicas.
Es urgente terminar con la sobreexplotación del trabajo, que ha sido una característica del modelo impuesto desde septiembre de 1973. El gran empresariado y los más ricos deben pagar más impuestos y se debe terminar con la evasión y la elusión de los tributos, de lo contrario continuaremos con el atraso histórico de nuestro país. Sin recursos para las políticas públicas solo se agudizan las necesidades de los más necesitados.
La corrupción a gran escala detectada en el Ejército y en altos mandos de Carabineros, sumado a los espacios ganados por el narcotráfico son un fiel reflejo de la compleja situación que enfrenta la sociedad chilena. Por ello no bastan las reivindicaciones puntuales, es urgente avanzar y orientar la mirada hacia objetivos claros y consensuados.
La lucha debe permitir la unidad entorno de un programa de cambios políticos, sociales, económicos y culturales. Un programa básico, esperanzador y que dé garantías no para tranquilizar a la derecha ni a los neoliberales enquistados en la ex Nueva Mayoría. Se trata de establecer una plataforma en la que el pueblo, los trabajadores, los sectores medios y todos los marginados del actual modelo se sientan identificados.
Por el momento, el control de los medios de comunicación continuará sin obstáculos, también seremos testigos de las grotescas campañas publicitarias del gobierno y de su showman mayor, pero todo eso es un mero detalle en una administración con tintes bananeros. También veremos campañas derechistas para crear temor e incertidumbre, otros propondrán alternativas pseudo democráticas que no modifican el actual sistema dominante…El asunto está en no quedarse en lo anecdótico y reorientar la mirada hacia lo importante…debilitar hasta derrotar al neoliberalismo, por lo mismo, la lucha continúa.
Por Osvaldo Zamorano
Periodista
Doctor en Ciencias Políticas
Santiago de Chile, 28 de diciembre 2020
Crónica Digital