Por Marcel Garcés Muñoz
El concepto de la unidad de la oposición ocupa un lugar relevante en la agenda de la oposición al neoliberalismo y el gobierno, al iniciarse el nuevo año, marcado por un determinante cronograma electoral, y decisivas confrontaciones políticas, en primer lugar, el logro de una Nueva Constitución, que confirme la demanda de cambio de los ciudadanos.
Más allá de la retórica y de enunciados sobre lo políticamente correcto, podríamos decir que 2021 se inicia bajo el signo positivo de declaraciones emotivas, de expresión de intenciones, de propósitos ejemplares.
Pero en un vistazo a la realidad del escenario de declaraciones para la foto, subsisten dudas y desencantos.
Francamente, hacen falta más acciones de unidad, de responsabilidad política histórica, que declaraciones para la galería, o para eludir el justo enjuiciamiento de la opinión pública, de los ciudadanos, de los electores. l
El Frente Amplio, una fuerza emergente que reconoce una consecuencia de izquierda y una lógica anclada en la historia del movimiento popular chileno, llegó a un acuerdo unitario con el Partido Comunista, una colectividad cuyo origen es el proletariado salitrero, y cuya raíz social y cultural es indiscutible.
Este referente considera también entre sus integrantes al Partido Regionalista Verde y otras fuerzas del progresismo contemporáneo.
Como perspectiva se propone la inclusión en este conjunto político de izquierda, la incorporación de las fuerzas sociales, e independientes, que han protagonizado las últimas batalles políticas que impulsaron el proceso constituyente y se han transformado en protagonistas de los movimientos sociales emergentes.
El objetivo es conformar una alternativa en el escenario electoral y político presente y en las definiciones electorales determinantes como la composición y objetivos de la Convención Constitucional, las elecciones de Gobernadores Regionales, y Municipales, y la de Parlamentarias y Presidencial próximas.
La trascendencia de este paso es indiscutible, lo que explicaría, por lo mismo el encono de clase de personajes que proclaman provenir de una supuesta aristocracia ibañista (en realidad un clan familiar) como el historiador y articulista derechista, Alfredo Jocelyn-Holt, que burdamente no solo lo desnaturaliza, sino que lo caricaturiza como un “acomodo” de “conveniencias extrañísimas”, y por supuesto los consiguientes ataques de la prensa y políticos de la Derecha.
El presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, señaló que el pacto que integra. incluye a independientes y movimientos sociales y debe ampliarse a las entidades sindicales, vecinales, al ámbito de la cultura, del arte a la Mesa Social y otras instancias.
Un objetivo inmediato sería no solo dialogar sobre el Programa o el texto que debe resultar de la Convención Constitucional, sino también los acuerdos torno a una lista única de constituyentes y garantizar la mayoría en la composición del órgano constituyente, y así garantizar una redacción condigna de los conceptos de la Nueva Carta Magna, demandada por la ciudadanía.
La fórmula Frente Amplio, Partido Comunista de chile, Partido Regionalista Verde Social, cuya prueba de fuego será las elecciones de los convencionales constituyentes de abril del 2021, tiene la firma además del presidente de Comunes, Jorge Ramírez, de la presidenta de Revolución Democrática, Catalina Pèrez, del presidente de Convergencia Social Alondra Arellano, del presidente de Fuerza Comun, Fernando Atria, del presidente del Movimiento Unir, diputado Marcelo Díaz.
Catalina Pérez,fue clara en señalar la disposición al logro de una unidad de toda la oposición, señalando que “la estrategia que hemos buscado ha sido siempre una, la máxima unidad de las fuerzas de cambio, lamentablemente nos hemos encontrado con vetos de otras coaliciones que no han tenido la misma voluntad de avanzar”.
El día final para la inscripción de candidatos a la Convención Constitucional es el 11 de enero próximo y la elección es el 11 de abril.
Desde las restantes fuerzas opositoras, agrupadas en la Convergencia Progresista, más conocido como “Pacto Constituyente” integrada por el PS, PPD y PR,, además del PRO, el Partido Liberal, y algunos diputados que dejaron el Frente Amplio, insistieron también en un llamado unitario.
La expresión de este sector centro izquierdista de la oposición fue agotar todos los caminos para “evitar la dispersión”, pero lo cierto es que con el divisionismo y la exclusión por viejos prejuicios, se termina por facilitar a la Derecha, en alianza con el neofacista Partido Republicano, lograr los “dos tercios”, y con ello, que el control de la composición de la Convención Constitucional, y que imponga los contenidos de la Constitución, mantenga al pinochetismo y frustre la demanda de un nuevo texto.
“Este no es un tema de si es posible o no la unidad, la unidad es imprescindible. Por tanto, nosotros no vamos a descansar hasta las 24 horas del día 11 de enero por establecer una lista unitaria”, declaró el presidente del Partido Socialista, Alvaro Elizalde, reconociendo que la Convención Constitucional “es el hito político más relevante de las últimas décadas”.
El líder socialista enfatizó, emocionadamente¨: ”Vamos a la unidad, que se puede. Es cosa de voluntad política. Aquí nos comprometemos, con apertura, humildad y sin condiciones”.
Por su parte, su aliado el PDC expresó su molestia de haber sido excluido de la convocatoria, señalando que “parece paradójico un llamado a la unidad y se hace generando división”.
Ello fue desestimado por el presidente del Partido Radical, Carlos Maldonado quién afirmó que de lo que se trata es “ampliar las fronteras para la coordinación política”, para “fortalecer el sello socialdemócrata en el futuro del país, indicando que “otra cosa es Unidad Constituyente, que nació como un acuerdo electoral para la primaria de gobernadores regionales, y tiene todo el aspecto para transformarse en una coalición que dispute el gobierno y le ofrezca a Chile una alternativa”.
“El polo socialdemócrata, por llamarle de alguna manera, no es a costa ni en contra de Unidad Constituyente; pueden coexistir perfectamente”, acotó el personero radical.
Como se puede ver, no basta la retórica unitaria.
Se trata de un problema de principios, pero también de realismo político electoral, concreto y práctico, y la ciudadanía tiene derecho a exigir coherencia entre el discurso efectista y los hechos.
Y habría que tener como texto de cabecera a estudiar el articulo del precandidato presidencial del PPD y ex ministro, Francisco Vidal, en El Mercurio del sábado 19 de diciembre, titulado “Una advertencia para las oposiciones”, donde advierte, sobre la base de datos objetivos e indesmentibles, el panorama político electoral presente y el destino de esta oposición, si no se conforma en definitiva una lista unitaria, sin exclusiones, para la Constituyente.
Y lo dice con mayúscula y con preocupación.
En las últimas elecciones, “una constante es la fracturación de las fuerzas en la centroizquierda e izquierda”, subraya.
Ello sucedió en 2009, en que la derecha fue con un solo candidato, Sebastián Piñera, que logró en primera vuelta un 45 por ciento de los votos, mientras que el progresismo fue con tres candidatos, Eduardo Frei, Marco Enriquez y Jorge Arrate, que en conjunto lograron un total del 55 por ciento, es decir, lo suficiente como para obtener el triunfo en esa instancia.
Un segundo ejemplo son las presidenciales de 2017 cuando la derecha llevó dos candidatos, Piñera que sacó en primera vuelta un 36 por ciento de los votos y José Antonio Kast, que obtuvo el 6 por ciento de los sufragios, lo que sumó un 42 por ciento.
Los progresistas, llevaron seis candidatos, que obtuvieron en primera vuelta el 56 por ciento de los votos.
Un mes más tarde, en el ballotage, Piñera ganó la Presidencia.
El tercer ejemplo global, indicó Vidal fueron las parlamentarias de 2017, en que la derecha fue en lista única y logro el 30 por ciento de los votos y los “progresistas”, fueron en tres listas y en conjunto obtuvieron el 62 por ciento de los votos, pero el resultado en bancada, apunta, fue que la derecha fue subsidiada en nueve diputados y la oposición perdió nueve diputados.
La ingeniería política, las matemáticas, o mejor dicho, el aprendizaje de las experiencias, la sabiduría política o el manejo de las expectativas, y la lectura de la realidad no parecen ser el mejor ramo de las fuerzas “progresistas”.
Así las cosas, y de mantenerse el rumbo divisionista, de exclusión, prejuicios, de sabotaje a la unidad, de fragmentación y falta de realismo político, el futuro no se presenta promisorio.
En la perspectiva de la Convención Constitucional próxima, en el campo de la oposición, constata Vidal, “surgen varios candidatos y listas de candidatos”, advirtiendo que, proyectando los resultados posibles en la Convención Constitucional a partir de los datos de la última elección de diputados, si la oposición va en más de dos listas y la derecha en una, el resultado sería 78 constituyentes para la derecha, y 77 de la oposición.
Por el contrario, si la oposición levanta una sola lista, obtiene 99 asientos y la derecha solo 56 para redactar la nueva Carta Magna, y garantizar su contenido progresista y democrático, y así, de una vez por todas, conforme a la voluntad ciudadana, terminar con la Constitución de Pinochet.
¿Será mucho pedir a los líderes de la oposición, a todos y a cada uno, que hagan el análisis correspondiente y dejen de lado sus cálculos mezquinos y asuman su responsabilidad histórica y se alejen de su actual actitud suicida?.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 25 de diciembre 2020
Crónica Digital