Por Marcel Garcés Muñoz.
El presidente Sebastián Piñera tiene la pretensión de erigirse en el “gran elector” en el campo de la Derecha política y económica. Queda clara la intención de defender a todo trance su modelo, y frustrar las demandas de cambio que la ciudadanía ha explicitado, ya sea por la vía de tergiversar o caricaturizar su contenido democrático, desdibujar su esencia patriótica, sus contenidos o por la vía de campañas de odio y de terror contra la oposición.
El gobierno del presidente Sebastián Piñera, su alianza política de la Derecha tradicional y oligárquica, las pretensiones de sumar a la “familia militar “ con el saludo a la bandera de la señora Matthei, los grupos populistas tipo ·”Desbordes”, los que pretenden hoy día representar la “social democracia” en versión “lavinista” o “sicheliana”, los centros de estudios y dirigentes del empresariado, la formación “neofacista” encabezada por José Antonio Kast, el llamado Partido Republicano, tan requerido por los estrategas de La Moneda, se atropellan, para ser “los primeros de la lista”, “ para una confrontación política que ellos si entienden como determinante para el futuro del país.
La fiebre electoralista, el uso de los instrumentos del poder económico, político y fáctico ya se ha desatado por La Moneda, y ya empezaron entre ellos los codazos y pronto se desatarán las reyertas corvo en mano.
La centro izquierda debe tener en cuenta – y actuar en consecuencia-, de que La Moneda, pretendiendo jugar el rol de “Estado Mayor” de la Derecha se ha sacado la careta o el disfraz de de la independencia política o electoralista, y ha asumido un descarado rol intervencionista, y se ha puesto al servicio de los intereses políticos económicos e institucionales de la Derecha.
En realidad no es ninguna sorpresa. Solo que han intentado ocultarlo, disfrazarlo, o encubrirlo, tras una palabrería hipócrita, demagogia, y una retórica mentirosa.
Lo cierto es que cada etapa del cronograma electoral 2021, ha sido estudiado y planificado, por La Moneda, Chile Vamos, el gran empresariado y los poderes facticos subordinados a la pretensión de mantener la institucionalidad pinochetista, con el objetivo de detener el proceso de cambios cuyo primer paso es la elección y composición del órgano constituyente y la redacción de una Carta Magna, que recoja el verdadero clamor democrático popular y ciudadano.
La coordinación contempla o asigna también un rol subordinado para los que sirvan a esos propósitos desde otros trincheras o acciones políticas que sean instrumentales a sus planes, como los enemigos o boicoteadores de la unidad de la oposición, o los violentistas que proclaman el terrorismo o la violencia, muchas veces verbal, como tácticas que en definitiva alimentan las campañas del terror de la Derecha, y frustran, desacreditan y desmovilizan la lucha por la democracia .
En este caso, frustran la lucha por una Convención Constitucional, que refleje la realidad política reflejada en el Plebiscito del 25 de octubre de este año, con el 78.28 por ciento del Apruebo, por una nueva Constitución que refleje las demandas mayoritarias de la ciudadanía y por una democracia participativa futura y un Estado Social y democrático de Derecho. .
No es difícil entender el propósito de los enemigos de la democracia, el propósito de quiénes, desde el Presidente, abusando de su rol de Jefe de Estado, han utilizado una retórica anti partidos, anti política, criticando la institucionalidad democrática y los facultades de Poder Legislativo, del Poder Judicial, de la Contraloría y de todo quien se oponga a sus sueños totalitarios de gobernar por decreto y sin tomar en cuenta las demandas y la voluntad ciudadana.
El problema es que han perdido, no solo decoro y vergüenza, al pretender manipular el escenario político nacional con un escuálido 7 por ciento de apoyo ciudadano, y un rechazo de sobre el 70 por ciento, constatado además de las encuestas, por el resultado contundente del Plebiscito del 25 de noviembre, que marcó un APRUEBO del 78.28 por ciento a la opción de una nueva Constitución para Chile, y un 79.00 a que ésta sea elaborada por una Convención Constituyente,, que fueron las alternativas triunfantes,, contra un 21.72 del RECHAZO, y un 21 de la Asamblea Mixta, con que se opuso la Derecha a la demanda abrumadoramente mayoritaria de la ciudadanía.
Resulta no solo un descaro, sino una desvergüenza, que hoy la Derecha, el Gobierno, y hasta el Presidente Piñera, que se desgañitaron y dispusieron de recursos, incluso del Estado, para hacer campaña en contra del Apruebo, pretendan apropiarse , manipular, o intentar desnaturalizar el triunfo en el Plebiscito Constituyente, y que los escuálidos del Rechazo y la Convención Mixta busquen manipula groseramente la realidad , presentándose como “ganadores”.
De todas maneras la opinión pública, pero sobre todo las dirigencias políticas de la oposición de centroizquierda, y de izquierda, deben tener en cuenta, que solo la unidad, en los hechos y en el discurso, pueden permitir un triunfo en la composición de la Convención Constitucional, y en la consiguiente ardua lucha política e ideológica respecto de los contenidos de la Nueva Constitución.
Aquí nadie tiene derecho a equivocarse y traicionar las demandas, esperanzas y expectativas ciudadanas.
Hoy por hoy las ambiciones y las tentaciones totalitarias de la Moneda y sus cerebros del Segundo Piso, , que han asignado al Presidente Piñera el objetivo de convertirse en una figura histórica, un “conductor” político, no parecen tener límites, aunque choquen a cada rato con la realidad y la resistencia nacional.
Le quieren hacer creer que es la figura indispensable para poner orden en el escenario de las ambiciones de las distintas facciones de la Derecha, desde los populistas de Evopoli a los “republicanos” neofascistasde Kast, pasando por los feudales de Carlos Larraín, a los “reformistas” de Desbordes, y de Sichel, los pinochetistas de Javier Macaya y la Jacqueline Va n Rysselberghe, y los grupos empresariales, de la Sofofa, la CPC, que también quieren ser parte del reparto del botín del poder.
Así y todo, los afanes politiqueros del Presidente, y sus ambiciones mesiánicas y desmedidas de “pasar a la historia”, no parecen corresponder a los objetivos estratégicos de la derecha política y económica, que ha aceptado a regañadientes el lastre político y social que representa la figura y el legado del Presidente, y que cada día lo dejan más y más a su suerte, buscando diferenciarse de su gestión y sobre todo de sus payaseos, el último de los cuales (siempre será el penúltimo), le costó al erario nacional más de dos millones y medio de pesos, al ser multado por su paseo sin mascarilla en la playa de Cachagua, tras lo cual al ser sorprendido por un reportero grafico aficionado, se vió forzado a “autodenunciarse”.
Con el 7 por ciento de apoyo que reflejan las encuestas de opinión pública, el factor supuestamente positivo del “apoyo” del Presidente, más bien será una pesada mochila, que afectará las eventuales posibilidades de la Derecha política en los desafíos electorales próximos,
Pero también es un descarado y corrupto intento de utilizar todos los instrumentos del poder presidencial, del aparato del Estado, el manejo o manipulación de los medios de comunicación, y de los recursos financieros e institucionales del aparato del poder presidencial.
Para los candidatos o aspirantes de “presidenciables” derechistas, este apoyo de Piñera, que pretende aparecer con la batuta del sector, la pretensión del Jefe de Estado, más bien es asumida como un pesado lastre para sus estrategias que han apuntado, mas bien a distanciarse e incluso oponerse, a las políticas de La Moneda, y no tener que pagar por sus errores, incongruencias, y hasta incapacidad de gestión.
Pero el presidente parece obstinado a renunciar a su supuesta “independencia” y hasta rechazo a “la política”, y ha decidido meterse hasta la cintura en el barrial de las divisiones internas de Chile Avanza, maniobrando torpemente, en el escenario de mandoble y ajustes de cuentas mafiosos entre los distintos clanes.
Lo que es seguro es que quedarán muchos heridos o muertos en el camino y Piñera deberá cargar con ello.
Los propios partidos y los precandidatos, se ven más interesados en cambiar sus pasados perfiles de subordinados, dibujarse un perfil de “renovados”, independientes de la gestión de “su “ gobierno y críticos cada vez mas abiertos de la gestión de su Presidente, separando aguas de un barco – de una política, o de un gobierno con rumbo de colisión.
Claro que, piensan con algún cálculo oportunista, que un poco de ”ayudita”, financiera aunque sean “raspado de la olla”, como dijo un destacado “intelectual” de la UDI, de influencias de alguna autoridad administrativa, o de apoyo en el aparato del Gobierno o de las instituciones estatales, no andaría nada de mal, sobre todo se necesitan fondos para financiar mas de algún candidato a la Convención Constituyente, a los Gobernadores regionales, o diputados, Alcaldes o Concejales, no andaría mal.
Después volverán a pontificar contra los “señores políticos”, la corrupción y “malas prácticas”, como lo hacía su mentor, el dictador Augusto Pinochet Ugarte y sus lugartenientes de la Derecha Política y Económica, sus propagandistas que aún perviven y hasta los nostálgicos del poder dictatorial.
O sea el ambiente, el escenario político, y aunque estamos convocados a las festividades de fin de año, se ha puesto un tanto complejo. Pero no podemos dejar de decir que, por este lado de los demócratas, hay mucho por hacer, muchas responsabilidades que cumplir, mucho camino por recorrer y mejor si lo hacemos, mano con mano, codo con codo.
Eso es parte de nuestro saludo. ¡ Salud, pero a trabajar! El escenario no está para sentirse confiados. Otra vez, la defensa y la proyección de la democracia es una tarea pendiente.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 21 de diciembre 2020
Crónica Digital