Por Luis Manuel Arce
Aunque parezca contradictorio, el temible alacrán rojo o escorpión de la India, el más mortal de su especie, puede ser también un exterminador del cáncer de mama, piel y próstata.
Científicos de la Universidad Autónoma de México (UNAM) avanzan en el estudio de este artrópodo (Hottentotta tamulus), el cual drena un poderoso veneno que de inocularse afecta a los sistemas cardiovascular y respiratorio.
Sin embargo, la tamapina, una doble mutante de esa toxina, lo mismo mata, que puede salvar la vida de enfermos de tumores malignos, según los científicos de la UNAM.
Esa toxina es capaz de inhibir la metástasis, es decir, la migración de algunos tipos de células cancerígenas, y allí está la trascendencia de los resultados obtenidos por científicos del Instituto de Química (IQ) de la principal universidad mexicana.
Federico del Río Portilla, especialista del IQ, y su estudiante de doctorado, Marlen Mayorga Flores, quienes encabezan la investigación, aseguran que al modificar la tamapina se produce el bloqueo del movimiento de las células malignas de 60 a 70 por ciento.
Para lograrlo se utiliza una concentración pequeña de la toxina del Mesobuthus Tamulus, pero hasta ahora funciona específicamente en las patologías antes mencionadas.
El estudio parte de la evidencia científica de que las células malignas se vuelven metastásicas cuando migran a otros sitios del cuerpo, una fase responsable de la muerte de las personas con la enfermedad. Dichas células tienen “poros” llamados canales iónicos SK, por donde se “alimentan” con iones de sodio, potasio o calcio, azúcar y otros nutrientes.
Es una hiperpolarización que modifica el volumen de las células y permiten su traslado. Si esos conductos se inhiben, impiden la migración.
Ese es el quid del descubrimiento de la mutante de la tamapina, porque cumple con esa función específica inhibidora del movimiento celular, o sea, la célula cancerosa no se hiperpolariza y por tanto no hace metástasis.
México, 21 de diciembre 2020
Crónica Digital/PL