Por Marcel Garcés Muñoz.
De acuerdo a la Encuesta Plaza Pública-Cadem,(dada a conocer el lunes 7 de noviembre), consultora que nadie podría caracterizar como “de izquierda”, sino mas bien cercana al segundo piso de La Moneda y a los centros de estudio de la Derecha política y económica, la gestión del presidente Sebastián Piñera, recibió una nota de 3,1 de apoyo, mucho más bajo que el 4,4 que mostraba el mes de marzo del 2019.
La encuesta, prácticamente con la que finaliza el año el presidente, registró una aprobación del 12 por ciento similar a la que promedió en octubre de 2019 durante la masiva expresión ciudadana, nacional del malestar social, del rechazo al modelo neoliberal, al gobierno y sus políticas.
La desaprobación de Piñera se situó en un 78 por ciento del universo consultado, justo cuando estallan los escándalos criminales de la represión policial a las manifestaciones populares de rechazo, la justicia condena a los amigos de Piñera vinculados a los escándalos de corrupción, cohecho, de la aprobación de una Ley de Pesca a favor de “las 7 familias”, estalla la corrupción en torno el financiamiento privado de la política y de la “triangulación” en el caso de los capitales de los pensionados en beneficio de las AFP, en que aparecen otros apellidos destacados de los principales grupos económicos del país, incluido el del propio presidente.
La consulta indicó que solo un 7 por ciento se identificó con la frase “me gusta el presidente Piñera y cree que ha hecho un buen gobierno”, en tanto un 70 por ciento consideró que durante el año 2021, el Jefe de Estado,”no mejorará su gestión”.
En contraste a esta pobre valoración de Piñera, los respondentes otorgaron el carácter de “personaje público más relevante” de 2020 a la opositora diputada y autoproclamada precandidata presidencial( Partido Humanista), Pamela Jiles, con un 17 por ciento.
Finalmente y como muestra de la temperatura político social del país, la nueva Constitución y por lo tanto el reemplazo de la heredada de Pinochet es considerada por un 44 por ciento como la principal prioridad del país, seguida , obviamente , por Salud (33 por ciento, Coronavirus (32 por ciento), crecimiento económico (28 por ciento), reforma al sistema de pensiones (23 por ciento), lucha contra la delincuencia, (18 por ciento), Educación (17 por ciento) e inmigración (7 por ciento).
Por su parte este jueves 10 de diciembre, la encuesta Criteria Reasearch constata su peor registro para el respaldo al Mandatario, incluso cifras más bajas que durante el periodo más álgido del rechazo ciudadano tras el 18 de octubre de 2019 y de la pandemia, marcando un 7 por ciento.
En medio del rechazo masivo de octubre 2019, desatado en octubre el respaldo a Piñera era de un 11 por ciento, en tanto en julio, en el momento más agudo de la pandemia su respaldo era de un 12 por ciento.
Una situación similar su registra en cuanto a su desaprobación ya que en el registro dado a conocer este 10 de diciembre subió hasta el 87 por ciento, su nivel de rechazo más bajo de que se tiene registro en esta encuesta.
Según Criteria el pobre resultado tiene su explicación en que “al Gobierno, en general, y al Presidente, en particular, les ha costado entender la dimensión simbólica del conflicto entre ciudadanía y elite”
Desde ahí, agrega el análisis de los datos de Criteria, “se explica el tremendo desacople presidencial que supuso pasearse sin mascarilla (en Cachagua), con el consiguiente rechazo que desató entre una mayoría ciudadana”.
Los pésimos porcentajes se proyectan, como es de esperar, al Gobierno, donde se registra un apoyo de solo un 8 por ciento a su gestión, la cifra más baja desde que hay registros al respecto y un 86 por ciento la rechaza.
En tal panorama-la incapacidad de la gestión y la ineptitud gubernamental, la corrupción en instituciones como Carabineros y las Fuerzas Armadas, la represión brutal como respuesta a las demandas ciudadanas, y las contradictorias medidas y declaraciones de los ministros y el presidente en torno a las medidas sanitarias y otras acciones de gobierno- no es posible eludir el “payaseo presidencial”, por la playa de Cachagua, que constata su irrespeto a la institucionalidad que el mismo proclama como distintivo de su gobierno.
El descarado paseo del Presidente, sin mascarilla y sin respetar el distanciamiento social, su afición a las fotografías para dejar constancia de su “cercanía” con el pueblo, (¿recuerdan sus fotografías y poses provocativas en las gradas del monumento al General Baquedano, resguardado por decenas de Carabineros de las Fuerzas Especiales, o su “ciudadana” búsqueda de un buen trago en una botillería de su “barrio”, entre otras salidas de libreto registradas) revelan algo más que una “ocurrencia” improvisada.
Además, el hecho se produce justo cuando “la autoridad sanitaria”, con el acuerdo del presidente, fustiga a los que hacen “fiestas clandestinas”, o violan el toque de queda, y son “encuerentenados”, se apresuran y se apretujan en “filas” ante las oficinas de las AFP, Supermercados, Malls, carros del Metro o autobuses, o las carreteras del país rumbo al sur o a las playas de Chile Central.
Se comprende, aunque no se comparta la vehemencia y virulencia del mensaje que Marcelo Ríos, hizo al Mandatario, desde Estados Unidos, donde vive, a través de Instagram: “ Creo que en temas tan importantes y que comprometen otras vidas hay que ser objetivo. Seré muy de derecha, pero puta Sr. Piñera pare de hacer cagadas. Perdón la expresión, pero hay que ser hueón(sic) para ser presidente y no ponerse máscara. Aquí Trump hace las mismas hueas que Piñera con la ciudadanía porque tiene huevos”.
Finalmente el ex número uno del tenis chileno, solicitó a Piñera que muestre la multa públicamente, “porque sino deja abierta la puerta a cualquiera persona que no ocupe máscara. Si el presidente no lo hace por qué lo tengo que hacer yo. Presi, pare de cagarla (sic)”.
Por su lado, el diputado independiente, Pablo Vidal, (recientemente renunciado a Revolución Democrática del Frente Amplio), sostuvo que Piñera “está muy desconectado de la realidad de Chile hace mucho tiempo”.
El parlamentario se pregunta, en declaraciones a Radio Futuro, “¿hace cuantas décadas tuvo un contacto real y sincero, no de campaña, con el pueblo de Chile? Tengo la impresión que vive en una realidad paralela, y todos los errores que comete son porque vive en un mundo donde no vive el resto de Chile. No es consciente de esa falta de conexión que tiene con el sufrimiento del resto de nuestro pueblo”.
Tal parece que el “olvidarse” como declaró.de ponerse la mascarilla y guardar la distancia social y no resistirse, coqueto él, como siempre, abrazarse con paseantes de la playa, no es un mero gesto despectivo de autosuficiencia y de sentimiento de superioridad de Piñera, frente al resto de los población, de la gente “de a pie”, como proclama y a la que obliga so pena de multas millonarias.
Se trata en realidad de la soberbia, de la ausencia deliberada de los límites del sentido común y del respeto al prójimo, del ejercicio abusivo del poder del dinero, transformado en arbitrariedad sin límites, en la arrogancia mesiánica de quien se estima a si mismo como “el elegido”, el “mesías”, el boss de una empresa, el país llamado Chile.
En tal circunstancia no debería ser un caso de sorpresa o asombro, de que la ciudadanía, de una manera tan contundente como lo reflejan las últimas encuestas, lo rechace y lo repudie.
También y sea dicho no de paso, lo que sí podría ser una interrogante es que la oposición de centro izquierda y la izquierda nacional, no sea capaz de diseñar y proponerle al país, una estrategia y una táctica, un programa patriótico y una conducción unitaria suficiente como para generar una situación política para terminar con el gobierno de la derecha, le dé una nueva Constitución Política a Chile, y una perspectiva patriótica de desarrollo democrático, institucional, social, económico y cultural, como determinemos en la Convención Constitucional, y lo merecemos, según lo determinó el 78.28 por ciento de los chilenos en el Plebiscito del 25 de octubre recién pasado
Esa es la consigna del presente, la voz de orden, que debemos convertir en certeza y compromiso colectivo histórico.
Convertir nuestra esperanza en motivo de lucha, y fuerza movilizadora, es la tarea presente.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 11 de diciembre 2020
Crónica Digital