Tras la breve visita de Pompeo el viernes a una zona fronteriza con Venezuela, sectores denunciaron que prevalece una política exterior que daña la Constitución, constituye un crimen de responsabilidad y pone a Itamaraty (sede de la cancillería) al servicio de la Casa Blanca que, incluso, abre el riesgo de guerra con un país vecino.
Exministros de Relaciones Exteriores como Fernando Henrique Cardoso, Aloysio Nunes Ferreira, Celso Amorim, Celso Lafer y José Serra, así como diplomáticos como Rubens Ricupero, entre otros, decidieron apoyar al presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, quien condenó la subordinación del Gobierno brasileño cuando recibió a Pompeo.
Ante las provocadoras intenciones del jefe de la diplomacia estadounidense contra Caracas, Maia alertó en una nota que la visita se realizó a solo 46 días de las elecciones presidenciales de Estados Unidos y ‘no se ajusta a las buenas prácticas diplomáticas internacionales y es una afrenta a las tradiciones de autonomía y altivez de nuestra política Exterior y de Defensa’.
Como presidente de la Cámara baja, precisó, reitero las disposiciones del artículo cuatro de la Constitución Federal, que enumera los principios por los que Brasil debe guiar sus relaciones internacionales.
En particular, señaló, deben ‘destacarse los principios de la Constitución Federal: independencia nacional; autodeterminación de los pueblos; no intervención y defensa de la paz’.
Para Maia, el patrón de la diplomacia brasileña, el barón de Río Branco, ‘nos dejó un legado de estabilidad en nuestras fronteras y de coexistencia pacífica y respetuosa con nuestros vecinos de América del Sur’.
Tal legado, enfatizó, ‘debe ser preservado con celo y atención, pues es uno de los pilares de la soberanía nacional y el verdadero apoyo de nuestra política de defensa’.
Pompeyo incluyó en su gira a otras naciones como Surinam, Guyana y Colombia, esta última como Brasil, aliadas de Estados Unidos en su hostilidad hacia Venezuela.
Brasilia, 21 de septiembre 2020
Crónica Digital/PL