A pesar de las lluvias del invierno austral, la fuerte sequía que afecta a Chile desde hace una década continuará, advierten especialistas.>
El fenómeno, que obedece en gran medida al cambio climático, apenas se vio mitigado levemente durante junio y julio últimos, considerados los meses más lluviosos de los últimos 15 años en el país, según las estadísticas de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC).
Pero ese récord obedeció no tanto al exceso de precipitaciones en esos meses sino al bajo punto de comparación, pues junio aportó un promedio de 30,2 milímetros y julio, 60 milímetros de lluvias a lo largo del territorio.
Según las autoridades climatológicas, esos niveles de precipitaciones resultaron insuficientes para contrarrestar la carencia hídrica, y el Informe Climatológico Diario Nacional más reciente, indica que 16 de las 20 estaciones que aportan datos a ese reporte muestran déficits que van desde 2,5 a 100 por ciento.
Biobio.cl señala al respecto que para investigadores del Programa Transdisciplinario en Medio Ambiente (Proma) y del Programa de Reducción de Riesgos y Desastres (Citrid) de la Universidad de Chile, esos resultados se enmarcan dentro de los déficits de 20 a 30 por ciento registrados en las precipitaciones de cada año en la última década.
Tal situación afecta directamente a 138 comunas (municipios) entre las regiones de Coquimbo, en el centro-norte, y Los Lagos en el sur del país.
Un comunicado la Universidad de Chile sobre el tema señala además que el problema también se explica por los factores humanos, la dificultad de infiltración del agua en las napas subterráneas, la construcción en cuencas y la errónea toma de decisiones con respecto al uso del líquido disponible.
Según datos del estudio Escenarios Hídricos 2030, de la Fundación Chile, el 44 por ciento de la responsabilidad recae en la deficiente gestión del recurso, pues contra lo que se cree popularmente, la minería no es el sector más derrochador del agua, porque solo ocupa el tres por ciento de toda la que se consume en el país.
Eso está por debajo incluso de la población, que gasta el seis por ciento, pero la agricultura se lleva el 88 por ciento del líquido disponible.
Para Paulina Aldunce, académica de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile y miembro del Proma, la falta de resguardo del patrimonio ambiental, la sobreexplotación y los problemas de accesos han generado un impacto social importante.
Al respecto consideró que se necesita un cambio profundo, que permita comprender que los desafíos con el uso y disponibilidad del agua no solo dependen de la disminución de las precipitaciones, sino también de como se consume el líquido y la forma en que se administra.
Santiago de Chile, 20 de septiembre 2020
Crónica Digital/PL