El médico Patricio Guijón Klein, testigo presencial del suicidio en La Moneda, del presidente Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, falleció este viernes 4 de septiembre, en la comuna de Constitución, Región del Maule.
Guijón, médico personal de Allende, fue parte de quienes acompañaron al Mandatario, durante el brutal bombardeo aéreo y asalto al Palacio Presidencial chileno, perpetrado por los golpistas militares y derechistas, para poner fin al gobierno de la Unidad Popular y la experiencia histórica encabezada por el Presidente Salvador Allende.
El fallecimiento de Guijón, a los 88 años, en la localidad de Putú, donde vivió los últimos años de su vida, resulta simbólico al producirse, tras una larga enfermedad, justamente el día del 50 aniversario del triunfo electoral de la Unidad Popular, el 4 de septiembre de 1970.
Ante su deceso, el municipio de Constitución declaró tres días de duelo comunal, en homenaje al galeno y reconocimiento a su trayectoria política y personal.
“Se va una figura de la historia de Chile, que sin duda deja un legado”, señaló el alcalde de la ciudad, Carlos Valenzuela.
“En la historia va a quedar por lo que ocurrió el 11 de septiembre del ´73, pero en la historia de Constitución también quedará por su legado n como médico en el hospital durante muchos años, su gran sentido social, de ayudar a la gente sin pedir nada a cambio; y, en lo personal, por enseñarme muchas cosas para enfrentarme a la vida desde el momento que lo conocí”, relató el edil.
El periodista Juan Cristóbal Peña, en CIPER (2011), recordó el episodio crucial de la biografía de Guijón, cuando fue testigo del suicidio de Salvador Allende, un capitulo que marcó su vida, el 11 de septiembre de 1973:”Esa jornada de martes 11 de septiembre de 1973 (….) tras el bombardeo aéreo y con La Moneda en llamas, una vez que Allende ordenó a sus colaboradores que se entregaran a las fuerzas golpistas, el doctor Guijón recordará que cuando comenzaba a salir hizo algo “realmente absurdo”: volvió sobre sus pasos en búsqueda de una máscara de gas como recuerdo a su hijo mayor.
Según su relato, estaba en eso cuando abrió las puertas del Salón Independencia, donde se había encerrado Allende, y lo vio en los instantes precisos: “sentado en un sillón, de espaldas a la pared, el Presidente sostenía un fusil, cuyo caño presionaba su barbilla, un disparo seco, parte el cráneo y los sesos volaron por los aires”, señaló la nota.
En Radio Cooperativa, el 28 de enero de 2011, Guijón relató: “vi cuando voló la cabeza, los huesos y masa encefálica. El (Allende) estaba asentado en un sillón que estaba apoyado en la pared que mira hacia la calle, había un ventanal grande y estaba con la metralleta entre las manos y vio la explosión del cráneo”.
Guijón relató a sus cercanos que tras la tragedia, el se acercó al cuerpo del Presidente y en un gesto instintivo toma su brazo para registrar su pulso. Luego se queda junto a él, rindiéndole una primera guardia simbólica, hasta que llega al lugar el general Javier Palacios Ruhmann, jefe de la fuerza blindada asaltante, quien lo interroga y lo envía a identificar al equipo médico de la Presidencia, para después enviarlo “prisionero” a la Escuela Militar.
Desde entonces, el cirujano Patricio Guijón quedó convertido en el testigo de la muerte de Salvador Allende. Testigo accidental”, señala CIPER.
Ello lo valió la persecución, campos de concentración, desde la dictadura lo envió preso a la Escuela Militar, y luego, al Campo de Concentración de Isla Dawson, y luego se le impidió trabajar en hospitales del servicio público.
Finalmente, tras la recuperación democrática, pudo ejercer en el Hospital de El Salvador, pero experimentó el rechazo de algunos médicos de derecha, y la desconfianza de otros a quienes molestaba la verdad de su testimonio.
Finalmente fijó su residencia en Putú, junto a su querida compañera, Silvia Antolisei, fallecida el año pasado, junto a la cual reposarán sus restos, en el cementerio local, a partir de este domingo 6 de septiembre.
Santiago de Chile, 6 de septiembre 2020
Crónica Digital