Trump realizará su alocución de mañana desde un lugar diferente a la sede del evento en Charlotte, Carolina del Norte, debido a que la pandemia del coronavirus obligó a reducir en gran medida el formato de la reunión y llevó a la mayoría de los oradores a intervenir de forma virtual desde diversos lugares del país.
Pero expertos en ética rechazan que el presidente escoja la Casa Blanca como escenario, porque condenan el uso de un edificio del gobierno para realizar campaña política.
Asimismo, la presencia en la lista de oradores de algunos miembros de la administración despertó cuestionamientos de quienes consideran que, al tomar parte en la convención, esos funcionarios podrían violar la Ley Hatch, que prohíbe a empleados federales participar en actividades políticas cuando se desempeñan en su trabajo.
Esos dos problemas estuvieron desplegados este martes, en la segunda noche del evento republicano, cuando Trump otorgó un indulto y participó en una ceremonia de naturalización en la Casa Blanca, y los videos de esas actividades se transmitieron en el horario estelar de la cita.
Según la publicación The Hill, varias partes de la convención utilizaron la Casa Blanca como telón de fondo para que Trump pusiera sus poderes presidenciales en plena exhibición en un año electoral que lo tiene detrás del nominado demócrata, Joe Biden.
A ello se sumó que la primera dama, Melania Trump, también tuvo ayer una alocución desde la mansión ejecutiva, y que el secretario de Estado, Mike Pompeo, compareció con un discurso en apoyo a Trump grabado esta semana durante un viaje oficial que realizó a Jerusalén.
Medios norteamericanos señalaron al respecto que los secretarios de Estado y de Defensa normalmente se abstienen de pronunciar discursos políticos en las convenciones de los partidos.
William Howell, politólogo y profesor de la Escuela de Políticas Públicas Harris de la Universidad de Chicago, declaró a The Hill que la elección de esos escenarios era parte de un fenómeno más amplio de Trump y su administración, mediante el cual rechazan una serie de normas democráticas y difumina las líneas entre el gobierno y las maniobras partidistas.
Por su parte, el diario The Washington Post sostuvo que las personas que antes ocuparon cargos de confianza pública han tratado tradicionalmente de separar su rol oficial de sus actos políticos, pero ahora, Trump y sus aliados están uniendo la oficina del gobierno y la política partidista de formas peligrosas.
Washington, 26 agosto 2020