Lavrov señaló que en Occidente ‘buscan dibujar’ a Belarús de acuerdo con sus propios patrones y ofrecen su mediación. Por supuesto, no estaremos en contra de ninguna decisión que tomen los dirigentes belarrusos respecto al diálogo con la población, acotó.
Cuando Occidente indica que solo su mediación será efectiva, por supuesto, todo el mundo recuerda lo sucedido en Ucrania, donde la gestión occidental fue una demostración de la incapacidad total de nuestros socios, opinó, al referirse al golpe de Estado en Kiev en 2014.
Por lo tanto, el pueblo belarruso decidirá por sí mismo cómo salir de la crisis. Creo que son muy importantes los claros signos de normalización allí de la situación, estimó el jefe de la diplomacia rusa.
De su lado, la televisión capitalina mostró imágenes del presidente belarruso, Alexander Lukashenko, quien venció con el 80,1 por ciento de los votos los comicios del 9 de agosto, al bajar de una helicóptero en la sede presidencial, con un arma en la mano y con un chaleco antibalas. El canal Rossia 1 indicó que un grupo de opositores intentaba llegar al Palacio Presidencial, en lo que parece ser un intento de forzar la situación cuando en el transcurso de la semana se vieron claros signos de distención en la crisis política y una división entre los opositores.
Lukashenko, quien quedó muy por delante del 10,12 por ciento obtenido en las urnas por la excandidata opositora Svetlana Tijanovoskaya, denunció en varias ocasiones la clara injerencia foránea, sobre todo, de Lituania y Polonia, para intentar un cambio de gobierno por la fuerza.
Desde Varsovia y Vilna se escuchan demandas de una repetición de las elecciones, mientras el gobierno belarruso denuncia que son esas capitales las principales promotoras y organizadoras de las protestas violentas ocurridas poco después de las presidenciales.
La oposición creó un Comité de Coordinación y convocó huelgas, en las que en muchos casos se presionó a los obreros para unirse a ellas.
Moscú, 23 de agosto 2020
Crónica Digital/PL