Cuba iniciará pronto la primera etapa de los ensayos clínicos de una vacuna contra la COVID–19, informó el 18 de agosto el Registro Público Cubano de Ensayos Clínicos. De modo que el reclutamiento para el ensayo se realizará entre el 24 de agosto y el 31 de octubre. Esta fase culminará el 11 de enero de 2021 y los resultados estarán disponibles el 1 de febrero para publicarse el 15 de ese mes.
Soberana 01 es el nombre del fármaco, del cual se aplicarán dos dosis a una muestra de 676 personas de entre 19 y 80 años sin alteraciones clínicamente significativas y que otorguen por escrito su consentimiento informado para participar del ensayo.
El proyecto, a cargo del Instituto Finlay de Vacunas, fue registrado el 13 de agosto, cuando el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos aprobó someter a ensayos clínicos, fase I y II, al candidato vacunal.
En varias oportunidades el Presidente Miguel Díaz–Canel se ha reunido con el equipo de científicos que lo desarrolla para verificar los avances y ha insistido en la necesidad de contar con una vacuna cubana contra la COVID–19 como una cuestión de soberanía, no obstante que otros países también estén trabajando con ese objetivo.
En la primera etapa del ensayo se espera que la administración de la vacuna sea segura y que no más de 5 por ciento de individuos presenten eventos adversos graves, mientras que en una segunda fase se busca que la proporción de sujetos con respuesta inmune sea superior, en al menos un 50 por ciento, con respecto al grupo de control.
La fecha de registro del candidato tiene una gran carga simbólica por ser la del cumpleaños 94 de Fidel Castro, el indiscutible estratega e impulsor, casi inmediatamente después del triunfo de la Revolución, en 1959, del emblemático sistema de salud e investigaciones biomédicas de Cuba. De la misma manera, la constante e intensísima dedicación a conseguir la vacuna contra la COVID–19 de un grupo de científicos cubanos, evoca la de aquellos a quienes Fidel encomendó en 1981 la obtención del primer interferón en la Isla, misión que cumplieron en poco más de tres meses.
Cuba tiene en desarrollo otros tres candidatos vacunales. Por cierto, de los pacientes del nuevo coronavirus tratados en la isla hasta el 14 de abril con Heberón (nombre comercial del interferón alfa 2b desarrollado con tecnología cubana) solo 5.5 por ciento llegó al estado de gravedad y la letalidad entre ellos fue de 0.9 por ciento.
La Isla tiene una larga tradición de administración, producción y desarrollo de fármacos profilácticos, desde que el notable médico e higienista Tomás Romay aplicó a sus hijos el péptido contra la viruela en 1796 para probar su efectividad.
La Isla produce 11 vacunas profilácticas y en las últimas décadas ha creado las vacunas antihepatitis B, antimeningocócica BC, contra la Haemophilus Influenzae B y las esperanzadoras vacunas terapéuticas contra el cáncer de pulmón (Cimavax) y de páncreas (http://www.juventudtecnica.cu/contenido/candidato-vacunal-cubano-covid-19-iniciara-ensayos-clinicos-0). Anualmente, en la mayor de las Antillas se administran, en promedio, 4.800.000 dosis de vacunas, simples o combinadas, que protegen contra 13 enfermedades, incluida una pentavalente, cuyos cinco componentes se producen en el país.
Surgido en 1962, el programa de inmunización de Cuba ha propiciado la eliminación de seis enfermedades, dos formas clínicas graves y dos complicaciones graves anteriormente existentes, y hecho que las restantes mantengan tasas de incidencia y mortalidad que no constituyen un problema de salud.
La Habana ha enfrentado a la COVID–19 y a enfermedades como el dengue hemorrágico y la conjuntivitis hemorrágica básicamente mediante la aplicación de fármacos producidos hoy por el complejo empresarial Biocubafarma, heredero y continuador del complejo de centros de investigación creados por iniciativa de Fidel Castro. Biocubafarma trabaja en 16 proyectos de nuevos tratamientos y tecnologías médicas para prevenir y combatir la COVID–19. De ellos, 11 se encuentran ya en la fase de estudios clínicos o ensayos de intervención en pacientes y grupos de riesgo.
Biocubafarma ha evaluado con fines preventivos cinco productos con el fin de estimular la inmunidad, tanto innata como adaptativa, en distintas personas, incluido el personal sanitario. Entre ellos, la Biomodulina T ha demostrado gran eficacia; aplicada a un grupo de ancianos, ninguno se había infectado con el coronavirus hasta la última vez que pregunté.
La mejor prueba de la efectividad de los productos de la biociencia y del competente trabajo del personal de salud cubanos en el enfrenamiento a la COVID–19 está en los datos sobre el comportamiento de la enfermedad en la Isla. De 3842 contagiados confirmados, se han recuperado 2863, han fallecido 88 y existen 761 ingresados, de los cuales solo siete están reportados graves y 4 críticos. Todo esto bajo los dañinos efectos del bloqueo de los Estados Unidos, arreciado cruelmente por Donald Trump.
Por Ángel Guerra Cabrera. La Pupila Insomne.
La Habana, 20 de agosto 2020.
Crónica Digital.