Putin constató una seria preocupación por las recientes declaraciones de altas figuras del estado ucraniano sobre el carácter supuestamente inaceptable del complejo de medidas de Minsk y la necesidad de revisarlo.
Ucrania y las autoproclamadas repúblicas de Lugank y Donetsk pactaron, con la mediación rusa, un acuerdo de fin de hostilidades, en septiembre de 2014, y un paquete de medidas, en febrero de 2015, para buscar una solución diplomática al conflicto.
Aún así, el Kremlin informó que ambos estadistas dieron una valoración positiva al arreglo del grupo de contacto para el cumplimiento de las avenencias de Minsk con el fin de poner en práctica medidas adicionales relacionadas con un régimen de cese de hostilidades.
El pasado miércoles, el grupo de contacto, en el cual trabajan representantes ucranianos, rusos y de ambas repúblicas rebeldes, acordó establecer un cese al fuego desde este lunes en toda la línea de confrontación en el Donbass.
Al menos 10 mil 100 personas perecieron, de acuerdo con la ONU, en el diferendo de Donbass, a causa de la operación de castigo lanzada en abril de 2014 por un gobierno derecha que dos meses antes perpetró un golpe de estado en esta capital, con apoyo de paramilitares neofascistas.
La población sublevada de Donetsk y Lugansk en su momento se opuso a la ruptura constitucional y al intento de eliminar al ruso como segundo idioma oficial.
En diciembre último se realizó una cumbre en París del Cuarteto de Normandía (Rusia, Francia, Alemania y Ucrania), donde se pactaron varios pasos que debieron ponerse en práctica antes de finalizar 2019, lo cual suponía un apego estricto a los arreglos de Minsk.
Kiev apenas garantizó la realización de dos intercambios de prisioneros, a finales de diciembre último y en abril de este año.
Moscú, 26 de julio 2020
Crónica Digital/PL