El 8 de julio del año 2020, al aprobar en general la Cámara de Diputados por más de ⅗ de sus miembros en ejercicio el proyecto que autoriza a los afiliados a retirar parte de sus fondos, el Presidente de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, H,D. Matías Walker declaró “Que el lobby de las AFP no venza a la democracia. Y no sólo lobby AFP, más bien de los fondos inversión extranjeros que son dueños de las AFP”.
Todavía está por verse si resulta vencedora en esta vuelta, pero el H.D. resumió bien una de las jornadas más dignas de la democracia chilena posterior al 11 de septiembre de 1973. Mostró el camino para resolver la crisis política nacional en curso y reconstruir sobre la marcha una autoridad legítima que conduzca al país en uno de los momentos más difíciles de su historia.
El retiro de fondos AFP es una medida justa y responsable. Merma el “ahorro” forzoso, uno de los mayores abusos impuesto en dictadura y agravado en democracia. Constituye una violación del pacto social moderno, cuya piedra angular es que los salarios son sagrados. Deben solventar una vida digna a trabajadores y sus familias, incluidos sus viejos.
Jamás debieron ser desviados a financiar empresarios. Peor aún, a cuatro conocidos grupos nacionales que controlan el negocio de seguros AFP. Sus primas, además de inversiones del fondo en sus empresas, les ha permitido embolsarse la parte del león. Del dinero recortado a salarios de millones a lo largo de cuatro décadas. Escamoteado a sus viejos, a quiénes estaba destinado y habría permitido financiar pensiones dignas.
Devolverlo en parte abre paso a acabar con este abuso. Ello sucederá pronto y es indispensable para restablecer una sana convivencia nacional.
Acabar con el “ahorro” forzoso es también la medida fiscal más responsable. Acaba la irracionalidad de endeudar al fisco hoy mientras supuestamente “ahorra” para el futuro cotizaciones forzosas que equivalen a un quinto de su presupuesto.
Precisamente lo que destina hoy el fisco para financiar tres cuartos del gasto nacional en pensiones, incluyendo un tercio de las que paga el sistema AFP. Éste aporta el cuarto restante, con el equivalente a menos de un tercio de las cotizaciones corrientes. Es decir, el mentado “ahorro” nunca ha financiado ni financiará pensiones en Chile, ni en ninguna parte. Sólo financia comisiones y primas de sus gestores e inversiones empresariales.
Si el “ahorro” forzoso ha sido siempre irracional, hoy resulta insensato por las violentas fluctuaciones de los mercados financieros. Se suman a ello las incrementadas necesidades de gasto fiscal para enfrentar las crisis sanitaria y económica en curso.
Acabar con dicha irresponsable práctica permitirá elevar sustancialmente las pensiones hoy y al mismo tiempo disminuir significativamente el déficit y endeudamiento fiscal. Precisamente por este motivo, tras la crisis del 2008 el ahorro forzoso fue acabado o suspendido en todos los países europeos que lo habían implementado. La mayoría de ellos con gobiernos de derecha.
Desde el punto de vista político, el hecho que el Parlamento “venza el lobby AFP” como dijo el H.D. Walker, es cimiento de relegitimación del sistema político democrático, asunto hoy día vital para enfrentar las crisis sanitaria y económica.
Por Manuel Riesco
Santiago de Chile, 14 de julio 2020
Crónica Digital