Si le hablo de las siguientes clases sociales ABC1, C1a, C1b, C2, C3, D y E, nadie entiende nada. Pero si le digo clase media, todos entendemos. Bueno, hablaremos de la famosa llamada “clase media de Chile”.
La clase media apareció en Chile en el siglo XIX, a partir de un grupo de trabajadores independientes, empleados, comerciantes y profesionales liberales que emergieron como resultado de los procesos de modernización y urbanización.
En países europeos, principalmente, este nivel se fue consolidando con décadas de crecimiento económico, y la ayuda pertinente de parte del Estado, cosa que en Chile no ha ocurrido. Las familias han salido adelante gracias a su propio esfuerzo y trabajo.
Hoy en Chile el actual gobierno declara que la “clase media” corresponde a aquellos hogares cuyo ingreso total se encuentren entre los 1,5 y 6 veces la línea de la pobreza, es decir, que el ingreso total de un hogar de unos cuatro integrantes sería entre los $600.000 y los $2.500.000 de pesos chilenos. También se indica que este sector debe tener educación media completa, profesional técnico, y/o universitario, con trabajo estable en el sector público o privado.
¿Pero por qué más del 70% de las y los chilenos creen pertenecer a este nivel llamado “clase media”? Algunos nunca dirían ser de la clase baja o pobre, lo común es decir “popular”, pero no pobre, eso suena mal. A los chilenos nos encanta aparentar, creernos más de lo que somos, pero nos dura hasta que termina nuestra jornada laboral y llegamos a la casa.
Todos sabemos que no hay comparación alguna entre una familia que subsiste con $600.000 y otra que subsiste con $2.500.000 al mes, pero ambas pertenecen a la misma clase, algo totalmente ilógico.
En las últimas semanas fueron varias las denuncias de que el gobierno había modificado el registro social de hogares, para que algunas familias no calificaran en el ingreso familiar de emergencia. Es decir, quiénes estaban en la línea de la pobreza, de la noche a la mañana pasaron a ser clase media. Y de esa forma se quedaron sin recibir los bonos correspondientes. Una mala jugada que perjudicó a miles de hogares de nuestro país.
La realidad socio económica de Chile nos hace difícil identificar a que clase realmente pertenecemos, ya que está muy difusa. Algunos creen haciendo gala del auto del año, teniendo la cuenta corriente del banco que no es del estado, la visa internacional con algunos dólares en cupo, educando a sus hijas e hijos en escuelas particulares, estando en una isapre y no en fonasa, encargando las zapatillas de Europa, o la cartera Louis Vuitton, creyendo eso ya son clase media. Lo cierto es conforme vas ganando dinero, vas cambiando de estilo de vida.
Algunos les conviene decir ser de clase media, piensan de esa forma podrán mantener su estatus social, mientras a los más ricos, les convendrá declararse clase media para alivianar sus culpas. Quien no recuerda en una entrevista que le realizó Don Francisco unos años atrás al mismísimo Sebastián Piñera, y este declaro públicamente ser de clase media.
La movilidad social en Chile no existe, y si es que existe hay que empeñar el alma al diablo, más aún cuando los índices de desigualdad siguen aumentando año a año. Los pobres son más pobres y los ricos son más ricos. La clase media debemos considerarla como un concepto de marketing que nos trata de inculcar el capitalismo, para que nos fiemos ciegamente de este sistema.
A mi parecer, la “clase media” en términos prácticos no existe, lo que existe es, un sector medio vulnerable, un sector precario, un sector endeudado, el sector de la clase trabajadora, el sector de la clase obrera. La gran mayoría de Chile pertenece a esta clase; la clase endeudada de nuestro país.
Entre clase media y pobre habrá un milímetro de frontera. Ambas viven endeudadas, ambas pueden vivir en la misma comuna, ambas pueden tener a sus hijos en escuelas públicas, ambas se atienden en centro salud público, ambas pagan arriendo, incluso pueden ser hasta vecinos. En fin, la diferencia es muy poca.
Debería haber otra clase social, la clase Intermedia, media abandonada, la que nadie mira, la que el Estado siempre deja mirando por la ventana, “la clase sálvate solo”. En fin, nadie sabe realmente qué clase somos.
¿Y usted sabe realmente a qué clase pertenece?
Por Raúl Villavicencio. El autor es Encargado del Comunal Santiago del Partido Progresista de Chile.
Santiago, 13 de julio 2020.
Crónica Digital.