Por Marcel Garcés Muñoz
La realidad es que la caída en desgracia del ex ministro de Salud, Jaime Mañalich es, sobre todo, la estruendosa derrota de la política neoliberal y antidemocrática, y una práctica excluyente y soberbia del gobierno del presidente Sebastián Piñera y su alianza ultraderechista, expresada en el enfrentamiento de la pandemia del coronavirus.
El superministro, médico de cabecera de Piñera, fiel exponente de una política tan ineficaz como torpe, instalada en La Moneda, fue un fiel, quizás a veces , demasiado entusiasta y obcecado, instrumento de una estrategia y una práctica, en que Piñera, no solo pretendía solo aparecer como el sabelotodo, sino el único en adoptar soluciones, tener desde enero del 2020, “el plan”, para enfrentar la pandemia del coronavirus, el que “cuidaba” a los chilenos como un hacendado latifundista o señor feudal.
Desde su puesto como ministro “en jefe” del famoso plan anti COVID-19, Mañalich simbolizó la combinación artera y abrumadora de acciones sanitarias “propias”, proclamadas con arrogancia, como “las mejores” y mas eficaces, que China, Europa, y países de Asia, Africa, Oceanía, con drásticas medidas de represión militar y policial, y una burda guerra sicológica contra la población.
La prensa subordinada se sumó a la caricaturización desde La Moneda de los ciudadanos, a quienes se calificó de “irresponsables”, “porfiados”, “delincuentes”, a quienes se culpabilizó de la inefectividad de las medidas ó de los fracasos, y a quienes no solo se amenazó de multas imposibles, y prisión por “desobedecer”, junto a medidas contra la libertad y los derechos democráticos.
En realidad lo que se impuso en la calle, en la gente, ha sido la desconfianza y el rechazo a las autoridades.
El presidente formulaba las orientaciones de esta peculiar guerra, hasta que la realidad de las cifras, y la vigilancia de entidades gremiales de profesionales de la salud, los alcaldes, los científicos, y una realidad que no podía ser ocultada por los medios (a los que también atacaron con virulencia), develaron la falsedad de las cifras, la mentira de los balances entregados en cadena nacional a los chilenos por un conjunto de subalternos apresurados en contribuir al descaro y el engaño, puso las cosas en su lugar
El balance informado por el Departamento de Estadística e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Saludo chileno, a la Organización Mundial de Salud (OMS) puesto en evidencia por CIPER el 13 de junio fue el detonante para la defenestración de Mañalich y desnudar al gobierno en sus maniobras de encubrimiento
La publicación del Centro de Investigación Periodística, CIPER, estableció que el DEIS informaba a la OMS de más de cinco mil muertos a la fecha, de acuerdo al criterio de la entidad- fallecidos con examen PCR, mas los catalogados como sospechosos o atribuibles al COVID-19, al mismo tiempo en que se informaba a los chilenos por parte del Ministerio la cifra de 2.870.de muertes por la pandemia.
Antes, en marzo, la periodista Alejandra Matus ya había apuntado a la diferencia entre las cifras de fallecidos registrada por el Registro Civil, y los datos utilizados por el Gobierno para sus balances.
La profesional dio a conocer un exceso de muertes, establecido por el Registro Civil, para marzo del 2020, comparado con el promedio de los cinco años anteriores y con el año 2019. Que fue de un 11 y 12 por ciento, con una alta concentración del exceso en las regiones Metropolitana, Bio Bío y Valparaíso- y en especial en los rangos etarios de 60 años y más, atribuibles al Covid-19.
La investigación de Alejandra Matus concluyó que “la variabilidad estadísticamente significativa detectada a nivel nacional, por regiones y rango etario no resiste la explicación dada por el Ministerio de Salud, respecto del “efecto lunes” y del retraso de inscripciones del fin de semana.
También la ONG “Espacio Público”- concluyó que el exceso de muertes es significativo, y el propio Ministerio de Salud, reconoce en la ocasión el ocultamiento de 653 fallecidos.
Mañalich fue solo el ejecutor y el vocero de todas las mentiras y torpezas elaboradas diariamente, cada mañana, en La Moneda, con el presidente Piñera encabezando la preparación del balance en sus oficinas de La Moneda.
Obviamente la utilización drástica de Mañalich como un fusible desechable para eludir la crisis de credibilidad y el rechazo ciudadano que apunta al gobierno Piñera, no cambia lo sustancial de la situación.
Por ello se puede concluir que la defenestración de Mañalich, es una derrota política del propio Presidente en su pretensión de ocultar no solo las consecuencias de la pandemia, sino de la ineficacia de una estrategia basada en la mentira y la incapacidad del modelo neoliberal de defender la vida y el bienestar de los chilenos.
No es una casualidad que el ministro Mañalich, cuando reconocía el 28 de mayo que en Palacio no se conocían las condiciones de miseria, pobreza de la población ( “un nivel de pobreza y hacinamiento del cual no tenía conciencia”), y se ufanaba de tener la plena confianza del presidente en su cargo haya reconocido, algo tan esencial como descarado : que la Moneda, el Presidente, sus asesores, el mismo, no tenían idea de la realidad más allá de los salones del Palacio, las causas del descontento, de la pandemia social en desarrollo.
Y un reconocimiento del propio hoy ex ministro, cuando ya se vislumbraba su caída en desgracia, el 26 de mayo, constataba haciendo un cierto ejercicio reticente de autocrítica, que “todos los ejercicios epidemiológicos, las fórmulas de proyección con los que yo me seduje en enero, se han derrumbado como un castillo de naipes”.
Por ello además, sus políticas no partían de un conocimiento objetivo, serio, responsable, de la realidad de una crisis política, económica y social, que intentaban ocultar, disfrazar, desconocer e ignorar tras una retórica agresiva, una propaganda mentirosa y la amenaza del uso de la fuerza.
Es de esperar que el nuevo titular de Salud, Enrique Paris responde con una expresión de propósitos dialogante, a las expectativas que se han formulado acerca de su preparación, experiencia gremial, y carácter.
Necesitará sin duda firmeza en los objetivos y actitudes anunciadas y la práctica de dialogo con la ciudadanía, los gremios de la salud, y la certeza que siendo su tarea principal del momento, el combate a la crisis sanitaria y las consecuencias malignas del coronavirus, deber asumir el carácter político, social, solidario, democrático de la confrontación con la pandemia también, del hambre y la miseria, de las condiciones de vida de la mayoría de la población chilena,
El sabe que la salud pública es una condición y una demanda democrática de Chile, y un deber y un derecho ciudadano, así como el derecho al trabajo, la educación y la previsión social. Y que en estos planos, Chile, sus políticos, sus fuerzas políticas, están al debe.
Muchas organizaciones sociales, de su gremio, en primer lugar del Colegio Médico, y de amplios sectores sociales y políticos, le desean suerte y éxitos en el camino que emprende, porque tendrá obstáculos, conspiraciones, trampas en el escenario en que ha sido colocado. .
Ya aparecieron las y los viudos de Mañalich. Y en El Mercurio iniciaron la ofensiva y el sabotaje a su labor, como la ex ministra Marcela Cubillos, (un apellido vinculado estrechamente al ex Dictador Augusto Pinochet. Su padre, Hernán Cubillos, fue Ministro de Relaciones Exteriores de Pinochet(1978-1980) y ella fue propagandista en 1988, de la campaña por el Si a Pinochet que aseguraba la continuidad del dictador Pinochet y de la dictadura, y que hoy funge como Directora Ejecutiva del think tank de la UDI, Libertad y Desarrollo, y que encabezo antes el hoy jefe de asesores del presidente Sebastián Piñera, Cristián Larroulet, también de la camada de jóvenes pinochetistas).
En un artículo en El Mercurio (14 de junio) vinculando el cambio ministerial a un complot de la izquierda, Cubillos, llama al ministro Enrique Paris a sumarse a los que pretenden, dice ella, a que “actuemos con unidad y coraje” contra una izquierda que la que se debe actuar, dice la señora Cubillos, “con liderazgo y coraje”.
El ministro Paris tiene un camino no libre de obstáculos y el tiempo dirá si logra imponer sus expresados objetivos de dialogo, de respeto a la democracia y de escuchar todas las opiniones, incluidas las divergentes.
Y la lucha contra la pandemia y sus consecuencias sanitarias y sociales sobre los chilenos, es un adecuado campo de experiencias prácticas de ejercicio cívico de la democracia y el respeto mutuo. Y fundamento de los acuerdos posibles y necesarios para abrir paso a las nuevas condiciones y compromisos constitucionales e institucionales que la historia hace necesarios.
El cambio de rostro, pero sobre todo de políticas, en el ministerio de Salud, y la lucha contra la pandemia, podría ser una oportunidad para un cambio en la política chilena y para un mejor clima para la convivencia nacional, que debe ser democrática o no podrá ser.
Y además una prueba de fuego para las intenciones de todos los actores políticos y sociales.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 15 de junio 2020
Crónica Digital